El género de los plataformas cinematográficos nunca fue muy prolífico, pero le ha dado vida a grandes títulos como el primer Prince of Persia, el de 1989, o el impecable Another World. Si nos arrimamos más al gaming moderno, juegos como los plataformas de Playdead, es decir Limbo o el refinadísimo Inside, son los exponentes más claros. Y también está Stela, el juego que nos ocupa hoy. Es bellísimo por donde se lo mire y funciona como tributo de todos estos juegos que mencioné antes. ¿Pero logra despegarse de sus inspiraciones?
Stela llega de la mano de SkyBox Labs, un estudio londinense fundado por exempleados de Xbox. Y la verdad que esto se nota, porque lo primero que vemos en Stela es la influencia de juegos como Limbo, Ashen o Below, especialmente en la estética y ritmo. Su apartado visual minimalista y su paleta de colores apagada lo asemeja a la línea estética que seguían los juegos indies de Xbox hace unos años.
El juego es un plataformas 2.5D que nos lleva a un mundo desolado y onírico que parece estar en pleno apocalipsis. Controlamos a una mujer que debe hacer frente a este ambiente hostil, escapando de distintas amenazas, resolviendo puzles y escondiéndose de enemigos que si la ven, la matan de un golpe.
En este sentido, la jugabilidad de Stela es una combinación de mecánicas de plataformas clásicas, es decir, saltar y trepar estructuras, activar palancas y mover cajas. Además, resolvemos puzles y ponemos a prueba nuestras habilidades de sigilo en momentos muy puntuales.
Los primeros compases de Stela son llamativos porque sentimos que estamos ante un juego desafiante. La protagonista se siente pequeñísima ante el mundo del juego, que es amenazante y oscuro. Pero conforme avanzamos, esto desaparece y los puzles van perdiendo personalidad. El tono de la aventura se vuelve desprolijo también.
Hay momentos realmente increíbles, aquellos en los que la cámara hace un juego de perspectivas que es todo un desafío. Pero Stela falla en hacer de la experiencia algo entretenido, porque incluso en las tres horas que dura la aventura, carece de novedad. Estéticamente nunca va a defraudarnos y vamos a sentirnos atraídos a su mundo por lo hipnóticos que son los niveles. Pero en el fondo se siente como un juego de plataformas del montón.
Las mecánicas de plataformas están pulidas como uno esperaría. Se vuelve llevadero atravesar obstáculos y los controles son responsivos. Es un juego contemplativo, de ritmo pausado, pero aun así no se siente lento al moverse.
Sin embargo, de los puzles no podemos hablar tan bien porque están diseñados con falta de ganas. Los de físicas son repetitivos y no le pone mucha ciencia al asunto de mover cajas y palancas. Algo parecido pasa con las secuencias de sigilo. El hecho de que los enemigos nos vean significa muerte instantánea. Y esto puede estar bien al principio, pero a la larga los momentos de sigilo se vuelven aburridos e incluso injustos por problemas de IA.
Narrativamente es un juego flaquísimo. No hay un intento de querer decirnos nada y es una pena porque uno se queda con ganas de conocer más del mundo de Stela. Sentimos el sufrimiento de la protagonista, hay una conexión en términos de supervivencia, de querer ayudarla a escapar. Pero, ¿qué sentido tiene si el viaje al final no parece tener un propósito?
Con todo lo dicho, Stela me parece una experiencia audiovisual hermosa. El diseño sonoro es magnífico también y junto a la dirección de arte conjugan un mundo bellísimo. No es un juego malo en sí, pero sí es soso y hasta aburrido. No hace nada especial como para que sintamos que tenga sentido recomendarlo, menos sabiendo que existen otros tantos plataformas parecidos como los que mencionamos en la nota.
STELA
Jugué Stela recientemente, cuando llegó a PC. Explorar el mundo de Stela lleva unas tres horas y las razones para rejugarlo son nulas, sobre todo porque la aventura deja gusto a poco. Si por alguna razón alguien llega a este juego sin haber jugado Limbo o Inside, entendería que se emocione. Pero fuera de eso, es un plataformas lindo, que pueden terminarlo en una sentada.