Análisis | Onimusha: Warlords

Remasterizar un juego puede abarcar todo tipo de prácticas, pero en esencia es tomar un título de una generación anterior y aggiornarlo a los tiempos que corren. Por lo general implica una mejor resolución, lo que lleva a mejorar las texturas y los modelos poligonales para que la experiencia sea armoniosa. A veces también las editoras incluyen una buena cantidad de extras, actualizan la forma de jugar y hasta suman contenido previamente quitado del juego original. La idea siempre es complacer a los fans, recordándoles que aún los tienen en cuenta, y de paso darle acceso a un público nuevo.

CapcomOnimusha: Warlords

Onimusha: Warlords
Kaede y Samanosuke demuestran que los ‘modelos mejorados’ son, en el mejor de los casos, modestos.

Onimusha fue publicado en 2001 para PlayStation 2 y fue todo un éxito, tanto comercial como para la crítica. La idea era aprovechar el concepto de Resident Evil y adaptarlo a la era Sengoku, es decir poblarlo de Ninjas, Samuráis y todo el folklore japonés que tanto nos gusta. El resultado fue un juego de acción que tomaba elementos de la saga de survival horror (cámara fija, fondos pre-renderizados y controles “tanque”) y sumaba ideas propias como combate con espadas, diferentes armas y hasta un contraataque que mata de un solo golpe.

Esta remasterización es exactamente ese juego, con pequeñas actualizaciones en cuanto al apartado técnico, pero no mucho más. En consolas funciona a 1080p y en PC hasta 1440p, sumando el obligatorio modo “Wide Screen” que se logró a fuerza de un zoom bien colocado, pero los fondos no recibieron tratamiento alguno. No se ve peor que el original, simplemente se ve igual, con las obvias mejoras en los modelos poligonales que ahora no presentan los bordes con “serrucho”, y algunas texturas mejoradas que conviven violentamente con aquellas que se quedaron en 2001. 

Onimusha: Warlords
Las batallas del ‘Dark Realm’ son una buena idea, pero en esta entrega aún no había sido bien explotada.

Samanosuke vuelve a tomar la apariencia del actor japonés Takeshi Kaneshiro, que prestó una vez más su voz, pero esta vez ya no figura en la portada de la edición digital donde reemplazado por una versión caricaturesca del protagonista. Capcom decidió regrabar gran parte del apartado sonoro, incluyendo la genial banda sonora, pero especialmente todo el doblaje en japonés. Esta es la única mejora importante, ya que volvió a llamar a todo el cast original y se nota la diferencia de calidad en comparación al pobre doblaje en inglés.El último de los cambios, y uno muy bienvenido, es la posibilidad de jugar sin los “controles tanque”. Siguen estando si controlamos a Samanosuke con la cruceta direccional, pero con el stick analógico se puede dirigir al protagonista directamente. Este, junto a la posibilidad de abrir el mapa y cambiar de arma sin tener que ir al menú todo el tiempo, logran que la experiencia se sienta fluida y moderna a pesar del paso del tiempo. Y es que, con esta nueva forma de movernos, el sistema de combate deja de ser una dificultad permitiéndonos esquivar ataques y enemigos que antes hubieran requerido un título de maestría en “controles tanque”. Gracias a estos cambios jugar Onimusha: Warlords es un placer, especialmente a la hora de combatir contra grupos de enemigos ya que no estamos obligados a utilizar el lock-on clásico.

Onimusha: Warlords
El minigame a desbloquear si conseguimos los 20 Fluorites suma muy poco a la rejugabilidad.

Más allá de eso el juego permanece igual, para bien y para mal. Onimusha sigue siendo divertido y la propuesta mantiene su mística, pero sólo si aplicamos el factor nostalgia. Está tal cual como lo recordamos, pero hoy en día la propuesta no trae nada atractivo a la mesa y mucho menos para aquellos que nunca jugaron el original. El combate es demasiado básico, la dificultad es casi inexistente, salvo por algunos puzzles apenas desafiantes y una trampa mortal que puede matar a algún jugador distraído. Quizás la dificultad estaba pensada para el control original y esta nueva forma de jugarlo termine rompiendo la experiencia, sin embargo no deja de ser un juego que podemos completar al 100% en menos de 6 o 7 horas.Todo esto nos lleva a la disyuntiva principal: ¿Comprar o no comprar? Por un lado es barato, cuesta 20 dólares y un monto similar en las tiendas pesificadas, y los fans apreciarán el volver visitar un juego de la infancia. Funciona bien y hasta es divertido. Pero por el otro no tiene nada interesante que ofrecer, todo lo que Onimusha hacía hace 18 años hoy en día se siente anticuado y básico en comparación al promedio de los juegos del género. Capcom no se molestó en incluir contenido extra, si siquiera las mejoras de la reedición Genma Onimusha de 2002 para Xbox, una decisión difícil de digerir. El principal motivo para comprarlo sería apoyar a la franquicia para que haya posibilidades de que publiquen una nueva entrega, eso o un irrefrenable ataque de nostalgia.

ONIMUSHA: WARLORDS

15/1/2019 (PC, PS4, XBOX ONE, SWITCH)
5.5