ANÁLISIS | Gran Turismo 7 es tradición versus establishment

El panorama de los juegos de conducción cambió radicalmente desde que ese sheriff al que conocimos como Gran Turismo 6 estuvo patrullando las pistas de carreras. Con el crecimiento de Forza Horizon y los arcades derivados que intentan sumarse al éxito de éste, pareciera que la celebración al automovilismo ya no pasa por las cuestiones más solemnes, estrictas y técnicas del asunto, sino por una propuesta que todo el mundo puede digerir; una suerte de papilla de pistones y caballos de fuerza apta para cualquier paladar. Bebidas energizantes, música con exceso de bajos y siga, siga. En este contexto de cambio, la pregunta es obvia: ¿Cómo encaja Gran Turismo 7 en este complejo tablero? La respuesta es obvia también: no lo hace, y es por eso que resulta tan especial.

La mayor virtud de Gran Turismo 7 es a la vez, su gran cruz: viene a hacer aquello que sabe hacer, y si bien lo hace perfecto, a grandes rasgos no hay nada nuevo bajo el sol. No vamos a encontrar en su propuesta riesgo alguno, más allá de la idea de llevar como estandarte el constituir una obra que en estos días podría percibirse como una suerte de “contracultura”, ubicándose en la vereda opuesta a la del ‘establishment’ actual de los juegos de conducción. Para quienes no la conozcan, Gran Turismo es la serie por excelencia de PlayStation no sólo por lo que representa en el género de la conducción digital, sino también porque supo mover decenas de millones de unidades a lo largo de su historia: es una franquicia ultra popular que se ganó muy bien ese suceso. A lo largo y ancho de Gran Turismo como franquicia, el foco está puesto en el coleccionismo de vehículos -la meta es llenar el garaje de bólidos-, pero también en la representación más precisa de las pistas y el comportamiento de los autos que se mueven en ellas.

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Después de Gran Turismo Sport (la entrega dedicada más que nada a la competición online), Gran Turismo 7 representa el regreso a las raíces tradicionales de la serie: participar en carreras, rendir licencias de conducir, juntar créditos para comprar autos, modificarlos a fondo y repetir hasta el hartazgo. Celebrando su 25 aniversario en las pistas, esta nueva obra de Polyphony Digital con Kazunori Yamahuchi a la cabeza busca empatar sucesos históricos con automóviles, trazando un paralelismo entre dichos eventos con la evolución de la industria automotriz desde principios del Siglo XX a la actualidad, permitiéndose incluso soñar un poco con el futuro. Con esto, la solemnidad que alcanza esta entrega es absoluta, y su campaña principal busca evocar esos momentos al plantearnos coleccionar vehículos de forma temática, mientras nos enseña detalles curiosos de dichos autos y su historia. Mucha historia.

En el mejor sentido metafórico posible, Gran Turismo 7 se siente como una suerte de Enciclopedia Encarta interactiva, por el nivel de información y detalles con el que nos empapa, al ritmo de una exquisita música clásica o jazz funcional. El corazón de la carrera principal -si cabe esa idea- reside en una tranquila cafetería, ubicada en un enorme valle donde están todos los puntos de interacción para mover los engranajes: el taller mecánico, el garaje, el centro de modificaciones y un largo etcétera más. Esta cafetería propone distintos menús de varios pasos, con misiones para, por ejemplo, conseguir tres modelos míticos de la industria automotriz norteamericana, o aprender la historia de por qué los compactos japoneses son tan populares en el mundo. Estamos hablando de conocimiento con un nivel de densidad wikipedístico que constituye el lado B de lo que hoy entendemos como “una celebración” del automovilismo y que hará las delicias de los fierreros de hueso colorado, quienes se van a dormir la siesta forrados en sábanas y acolchados con su marca de motores favorita.

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De este modo vamos a movernos por más de 40 pistas inspiradas en locaciones reales o bien conocidos circuitos dentro del mundo automotriz. Cada una de ellas encierran eventos ligados a los designios de la cafetería, pero también alojan copas especiales o carreras con elevados requisitos técnicos de entrada y con jugosos créditos como recompensa. Tracción delantera o trasera, procedencia europea o americana, cantidad de caballos de fuerza o promedio de rendimiento, compactos o de carrera: son muchas categorías y variantes a tener en cuenta y Gran Turismo 7 hace un trabajo estupendo para convertirnos en verdaderos expertos en la materia, de una forma sumamente progresiva. Su ritmo y estructura es el reverso perfecto de lo vertiginoso en las carreras que nos presenta: es un juego para tomarlo con calma e ir completando todo con suma tranquilidad.

Un total de 424 vehículos esperan ser adquiridos ya sea a través de copas, licencias y eventos especiales, además de algunos bólidos elusivos que sólo se pueden conseguir mediante una invitación especial del fabricante. Gran Turismo 7 mide por un lado nuestro nivel de coleccionismo, el cual crece a medida que obtenemos vehículos de distinta rareza, y también analiza cuánto corremos por jornada, lo cual premia con unos tickets para una ruleta de premios que bien podría leerse como una parodia a las ruletas de Forza: el Dan Hibiki de Yamauchi. En mi experiencia, llegué a tener unos 120 vehículos y jugué casi 40 horas, por lo que me atrevo a decir que estamos ante un juego sin un final per sé, sino que es mucho más abierto y ambicioso que eso.

Esto está reforzado en el fuerte encare que tiene Gran Turismo 7 con lo que es la modificación y personalización de los vehículos, más profunda que nunca en términos estéticos y de performance. Hay cinco niveles de autopartes desbloqueables, además de un completo editor de vinilos que se pueden compartir en una red social incluida dentro del juego. También hay espacios comunes que compartir con la comunidad, modos de juego que combinan todo el paso de la serie en materia online hasta el momento, y un apartado competitivo extraído de lo que supo ser GT Sport. No puedo hablar respecto al rendimiento final de los modos online porque el acceso fue muy limitado durante el proceso de análisis, pero si la infraestructura acompaña, estaremos en presencia de un verdadero metaverso de tuercas y engranajes. En muchos aspectos, la comunidad también es clave en la experiencia de este Gran Turismo.

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Pero ¿qué pasa cuando ponemos las manos en el volante? Estamos ante una de las experiencias más enriquecedoras del uso del DualSense en PlayStation 5. No es nuevo que una de las facetas más imponentes de Gran Turismo es la representación exacta de cada vehículo en cómo se conducen y cómo suenan, pero gracias a la tecnología de nueva generación de Sony, esta faceta brilla mucho más. En la jugabilidad de simulación absoluta se conjugan los gatillos resistivos del control, la respuesta háptica, los cálculos matemáticos y el sistema de sonido tridimensional, lo cual hace que en verdad cada uno de estos vehículos se sientan distintos. Esto es tan así que incluso podemos detectar cómo el piloto en pantalla suelta el volante para accionar la palanca de cambios y meter una marcha. Es por lejos una experiencia alucinante que está a la altura de Astro’s Playroom y muy por encima de todo lo que hay disponible en la plataforma. Técnicamente también es un prodigio: es el equivalente a que nuestra TV se convierta en una ventana, generando así una suerte de “valle inquietante” de lo verosímiles que son las imágenes.

Gran Turismo 7 es consciente de esto y nos regala apartados cuya única razón de ser es poder tirar fotos súper facheras en distintas partes del mundo. Una pena que Argentina figure en la lista con las imágenes menos lucidas de la Patagonia: hubiera sido hermoso que aprovechen el paisaje urbano que en Buenos Aires y otras capitales sobran. Aún así, el efecto generado es soberbio: una fábrica de fondos de pantalla de la mejor calidad, con opciones dignas del más avanzado de los Photoshops.

Desde cualquier cámara que conduzcas, Gran Turismo 7 se ve increíble. Lo llamativo es que el juego hace un uso no tradicional de las tecnologías de ray tracing y reflejos, puesto que si elegimos jugar con estos agregados, se aplican sólo para las repeticiones, los “Scapes” -el modo foto alrededor del mundo- y otras escenas donde vemos los vehículos en distintas circunstancias. En las carreras en sí, el juego no se vale de estas técnicas avanzadas, pero no por esto es menos efectivo. Por el contrario, todo luce natural, los reflejos van muy bien y las distintas incidencias climáticas también están soberbiamente representadas en pantalla y también en la jugabilidad. Como era de esperarse, estamos nuevamente ante un exponente de todo lo que puede dar de sí una PlayStation 5.

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Hasta acá todo está muy bien pero ¿dónde está lo malo en Gran Turismo 7? Desde el punto de vista técnico es de ensueño, el contenido es prácticamente eterno y si bien incluye la posibilidad de comprar créditos con dinero real para acelerar el impulso coleccionista, su economía interna está perfectamente balanceada. Conducir se siente como nunca y el hecho de que exista un juego de conducción así, en este contexto, es digno de celebración: es el tipo de juego de carreras que yo entiendo como tal, que encuentro con sentido, tal vez porque soy un tipo al que le sientan bien las tradiciones. ¿Entonces?

Clavar el talón en el piso y abogar por una propuesta de esta clase en los tiempos que corren es tomar un riesgo, pero también es cierto que hay confort y seguridad en esa declaración de principios. Aunque sigo maravillado por cómo se ve y los trucos de magia que hace con DualSense, es exactamente el juego que esperaba que sea, sin atisbos de innovación o nuevas ideas. Es un problema del que adolecen todas las series iterativas, sólo que en este caso duele un poco más porque su antecesor data de hace casi diez años. Con todo, Gran Turismo 7 es un juego recomendable para todo el mundo: para los que buscan “el indispensable” de carreras para su consola, para los amantes de los fierros o incluso si sólo vas a usar lo para sacar fotos o tener un lindo salvapantallas dinámico en tu tele. Es un poco más de lo mismo, es cierto, pero en este contexto, su propuesta es suficiente para que sea refrescante.

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GRAN TURISMO 7

4/3/2022 (PLAYSTATION 4, PLAYSTATION 5)
8.5