Para ser un show que creó sus propias reglas dentro del universo comiquero del Caballero Oscuro, “Gotham” cerró con un final bastante ajustado y poco jugado, que prefiere satisfacer al fan más purista antes que al seguidor de la serie, el cual abrazó cada una de las extrañezas y arquetipos que Bruno Heller y Danny Cannon pusieron la pantalla. Durante cinco temporadas, el drama de Fox tomó cada elemento de la mitología del Hombre Murciélago y lo retorció un poco más para contarnos la historia de Batman antes de Batman y la ciudad que lo vio nacer, como persona y como justiciero nocturno.
Este es el camino del joven Bruce Wayne, pero más que nada es el camino de la metrópoli, que tuvo que caer hasta lo más bajo para ver surgir a sus verdaderos héroes. Primero y principal, en la figura del detective James Gordon, un oficial con muchos ideales que pronto chocan contra la corrupción y el caos desatado de una ciudad comandada por criminales, demostrando que, a veces, hay que ensuciarse un poco las manos para lograr objetivos más nobles.
Podemos asegurar que, a lo largo de estos años, todos los personajes honorables quedaron un poquito manchados y muchos de los villanos tuvieron su redención porque así es Gotham, un microcosmos (y una serie) donde los buenos y los malos no siempre están del todo definidos. O sí, porque los bandos quedaron bien marcados desde aquella primera temporada, pero cuando la ciudad los necesitó, todos unieron fuerzas para salvarla ya que, en retrospectiva, es el alma de este universo televisivo que les da la debida entidad. Esto quedó más que claro en “They Did What?”, capítulo anterior que, de alguna manera, cerró cada una de las historias personales dejando que “The Beginning…” se convierta en prologó de un relato harto conocido.
Rob Bailey y Erin Richards hacen yunta y repiten detrás de las cámaras para este desenlace con más épica y guiños que una nueva historia para contar. Después de la reunificación con tierra firme, y con Gordon como comisionado de la policía a la cabeza, la ciudad tiene posibilidades para resurgir de sus propias cenizas, pero para Bruce no es suficiente, ya que no cree tener las herramientas necesarias para defender aquello (y a aquellos) que más quiere. Dejando todo atrás, incluidos a Alfred y a Selina, Wayne parte con rumbo desconocido, pero algo nos dice que tomó nota de ciertos destinos de “Batman Inicia” (Batman Begins, 2005).
Así, la trama salta diez años hacia el futuro con la ciudad revolucionada tras el aviso del retorno del hijo pródigo, justo a tiempo para la inauguración de la nueva Wayne Tower (destruida por el propio Bruce durante el asecho). En este escenario, Gordon busca retirarse para siempre de las fuerzas policiales, el Pingüino y Nygma llevan una década tras las rejas (el primero en Blackgate, el segundo en Arkham), Selina (ahora interpretada por Lili Simmons) se convirtió en ladrona experta de tiempo completo, y Barbara sigue siendo la reina del lugar, mientras cría a su pequeña en custodia compartida con James. Las aguas permaneces bastante calmadas, hasta que una serie de extrañas circunstancias empiezan a llamar la atención del comisionado.
Edward escapa del asilo con lo que parece ser la ayuda de Oswald, quien está a punto de cumplir su condena después de haber sido encarcelado por el propio Jim. La revancha de Cobblepot no se hace esperar, recreando e invirtiendo los roles de aquella escena en la bahía, pero Gordon no le da la satisfacción de convertirse en cadáver y escapa una vez más. Explosivos desaparecidos y criminales asesinados para borrar los cabos sueltos, todas las pistas apuntan a este dúo dinámico de criminales que tienen como objetivo destruir la Wayne Tower y vengarse de la ciudad que les dio la espalda.
Pero acá hay gato encerrado y la vuelta de Bruce juega un papel fundamental en esta historia. El joven millonario, quien nunca hace acto de presencia durante su propia gala, es el objetivo de una mente más retorcida que, hasta este momento, se creía fuera de combate. Así es, muy al estilo de “The Dark Knight Returns”, Jeremiah Valeska esperó con paciencia y fingió su propio estado catatónico para encontrar el momento ideal y acabar con sus enemigos. Con la ayuda de Ecco y el resto de sus secuaces, logra escapar de Arkham y poner en marcha este plan tan explosivo que incluye la huida de Ed y un posible atentado contra el alcalde Aubrey James (Richard Kind). Sí, otra vez.
Todas distracciones para llegar a su verdadero cometido, pero ante la ausencia de Bruce (ese “amor fraternal” no correspondido), decide arremeter contra Gordon y la pequeña Barbara Lee, prisionera de este malévolo payaso maldito ahí en el lugar donde renació. A esta altura, James ya sospecha que alguien (un amigo) ronda la ciudad con la intención de darles pelea a los criminales. Por supuesto que nosotros ya sabemos de quién o qué se trata (Alfred y Lucius también), pero los realizadores deciden jugar desde las sombras y dejar que la revelación pase por la mirada de los personajes. Nunca vemos en acción a esta extraña figura alada que logra reducir a Jeremiah (o como quiera llamarse desde ahora) y salvar el día creando, al mismo tiempo, esa relación simbiótica que lo va a atar a su némesis de por vida.
“Legend of the Dark Knight: The Beginning…” desparrama iconografía y referencias comiqueras de todo tipo (clásicas y modernas) para adornar un capítulo correcto pero que, en definitiva, no le hace justicia a los mejores momentos de esta saga. Lamentablemente, apresura un tanto las cosas e introduce demasiados giros, pero el momento final rinde sus frutos al ver al nuevo guardián vigilando desde los techos más altos de Ciudad Gótica.
David Mazouz sigue estando debajo de la capa y la capucha, de ahí que los responsables del show no se animen a mostrar todas sus destrezas y manipulen su voz cuando finalmente se cruza con Selina. Todo sirve para mantener la atmósfera de misterio que quiere transmitir este “comienzo”, una nueva etapa para la metrópoli, que seguirá lidiando con sus viejos y queridos malhechores (ahora sí, un Pingüino y un Acertijo salidos de las viñetas), y una nueva amenaza que seguramente adoptara el mote de Joker. Sabemos que estos personajes no van a permanecer mucho tiempo tras las rejas, de ahí que Gordon de un paso atrás en su retiro, convencido de tener un nuevo aliado en esta lucha interminable por el bien y la justicia.
El suceso de “Gotham” (no cualquier serie se mantiene por cinco temporadas) siempre estuvo anclado a su capacidad de sumar diferentes tipos de público: el fan del Caballero Oscuro (que celebra o reniega de esta bizarrísima versión de su héroe), y el espectador casual que sigue las aventuras “policiales” de Gordon, con toques de fantasía retro y mucho noir. Heller y Cannon crearon su propio universo, pero jamás se alejaron de la mitología del personaje, sumando referencias comiqueras, televisivas y cinematográficas para amalgamarlo todo y que, dentro de la extrañeza de sus arquetipos caricaturescos, podamos reconocer a esos héroes y villanos tan explotados a lo largo de ocho décadas.
Depende de uno abrazar o no esta propuesta propulsada por protagonistas ambiguos tan virtuosos e imperfectos como la ciudad que los acoge. Algunos buscan el camino fácil y a otros les toca transitar uno más complejo, pero todos terminan chocando, muchas veces, descubriendo que entre el bien y el mal sólo hay una pequeña línea de separación y lo más difícil es mantener el equilibrio.