ANÁLISIS | Deadly Premonition 2: Desde Japón, con amor

Hace unos días les traía mis primeras impresiones de Deadly Premonition 2, secuela-precuela de un videojuego de culto que supo conquistar el corazón de millones a pesar de su apartado técnico rústico y su guion lleno de comedia no intencional. Replicar el impacto de una obra de estas características es imposible, pero las desarrolladoras Rising Star Games y Toy Box consiguen traernos un videojuego que nos deja las mismas sensaciones.

Como ya les conté, Deadly Premonition 2 nos lleva a investigar un caso que ocurre años antes de los sucesos del primer juego. Antes de seguir con este análisis, me veo obligada a decirles que, si no jugaron Deadly Premonition, no deberían jugar esta secuela. No solo porque no entenderían la historia, que hace referencias a personajes y sucesos de la primera parte sin explicarlas, también porque es un videojuego pensado para fans.

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No hay muchos creativos como Hidetaka Suehiro (Swery), padre de Deadly Premonition, y eso queda claro por la falta de juegos interesados en mostrar su personalidad en cada apartado. La secuela que nos ocupa hoy es un título consciente del éxito de la primera parte y de lo que la hizo triunfar. Es una secuela continuista en mecánicas y diseño, planteada exactamente como esperaríamos: volvemos a meternos de lleno en un mundo abierto muy especial a resolver un caso de asesinato en la piel del entrañable Francis York Morgan.

Mientras que los juegos de mundo abierto actuales buscan generar apego con el realismo de sus gráficos y lo habitables que se ven sus escenarios en términos de detalles, Deadly Premonition 2 nos atrapa al viejo estilo: dándonos minijuegos y cosas superfluas para hacer; incluyendo mecánicas de simulación de vida como tener que mantener la higiene, el sueño y el hambre equilibrados, así como asegurarnos de tener dinero para pagar el alojamiento.

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Deadly Premonition 2 no busca suspensión de incredulidad, sino que su mundo funciona porque hay algo extraño en él. Es un juego que nos propone cuestionarnos todo y reírnos de eso. Aunque esta secuela se despega un poco de las obvias referencias a Twin Peaks, no pierde nunca el humor absurdo y el filtro surrealista, para darnos una postal del sur de Estados Unidos que es tan insólita como querible.

El pueblo de Le Carré inicialmente puede parecer vacío, pero cuando nos damos cuenta de que tanto los lugares que podemos visitar como los habitantes funcionan con rutinas, empezamos a entender que la gracia está en prestar atención al horario del juego y saber cuándo visitar cada lugar. Hay decenas de objetivos secundarios, secretos y mecánicas de crafteo y upgrades que nos incentivan a explorar cada rincón en busca de materiales.

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Tenemos ciclos de día y noche, como pasaba en la primera entrega. Pasadas la medianoche y hasta el amanecer, el pueblo queda sumido en una neblina roja que atrae criaturas sobrenaturales que debemos enfrentar, revelando la faceta survival horror del juego. La amenaza solo está puertas afuera, de modo que, si llegamos a estar a la intemperie durante las noches, la supervivencia se complica si decidimos avanzar a pie y plantarlos a derribar enemigos. Por fortuna, escapar a bordo de la patineta es sencillo y, en general, nunca nos sentimos amenazados.

El sistema de combate en Deadly Premonition 2 no tiene mucha profundidad. Vamos a disparar sin usar coberturas o un esquive dedicado. El feeling que nos queda es puramente arcade, razón por la que se hacen un poco monótonas las secuencias de pesadilla lineales, que no son los momentos de terror que encontramos en las calles de Le Carré por las noches, sino los momentos en los que York se interna en “el otro mundo”.

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Ese mundo paralelo que existe como si fuese una sombra del que conocemos está muy inspirado en Silent Hill. Tal como sucede en la primera entrega, cuando York pasa al mundo de pesadilla, lo que encontramos es el equivalente a meternos en un dungeon lleno de enemigos. El diseño de estos niveles es lineal, y los recursos como munición y objetos de curación abundan. La sensación que tenemos es la de estar jugando un shooter en tercera persona bien arcade. Es satisfactorio y divertido, sin pretensiones, y el personaje no tiene la tosquedad que manejaba en el primer juego, algo que se agradece muchísimo.

Hay varios enfrentamientos con jefes que son llamativos desde el punto de vista del concepto, pero no representan un desafío enorme. Como todo en Deadly Premonition, y me refiero a ambos juegos, los enemigos nos convencen por el diseño y la puesta en escena, y, en caso de los jefes, por la personalidad.

Si te gustó el primer juego, pasar días en Le Carré será un deleite. Perder tiempo en los bolos o tomándonos un taxi para llegar a un punto secreto del mapa y descubrir qué esconde son algunas de las actividades que nos van a terminar atrapando. Gran parte del encanto está en los comentarios de York, que es un cinéfilo empedernido y se pasa hablando de películas. Lo mismo pasa con las conversaciones que tiene con Zach, que en el primer juego hacían interesantes los viajes en auto; acá sucede algo similar con los viajes en patineta.

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Por otro lado, nos toca hablar de la historia. Deadly Premonition 2 es un relato enmarcado y vamos alternando entre dos épocas. En 2005 tiene lugar el caso en Le Carré, antes del primer juego; en 2019, somos la agente Aaliyah Davis, enviada por el FBI para entrevistar a York, quien se retiró de su trabajo de detective luego de los sucesos en Greenvale.

Aaliyah es un personaje femenino fuerte tal como Patricia, la niña que acompaña a York durante todos los sucesos de Le Carré. Al igual que Emily en la primera entrega, ambas contrastan especialmente con el protagonista y lo complementan sin ser las típicas mujeres que hacen de soporte.

En líneas generales, los personajes están bien escritos y Swery deja lugar para criticar el modo de vida sureño. Deadly Premonition 2 derrocha mucho amor por la cultura estadounidense, pero es consciente del racismo y la intolerancia que se viven en el país. Tengo mis reservas sobre el trato que se le da a una mujer trans que es central en la trama y que nos hace pensar que ya es hora de que el humor japonés se aggiorne a los tiempos que corren. Son los mismos estigmas que nos hacen agarrar con pinzas a juegos como Catherine: Full Body.

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Con todo lo dicho, la promesa de Swery de reescribir al menos una escena para que el tratamiento del personaje en cuestión no sea dañino para personas trans es atípica en la industria. Y es quizás la nuestra más clara de que Deadly Premonition 2 quiere ser relevante en varios niveles. Creativos como Swery (o Goichi Suda o Yoko Taro) no solo están enamorados de su visión de videojuego, al punto que no les importa lanzar un juego que no sigue ninguno de los lineamientos que impone al mercado; también están enamorados de su audiencia, tienen un profundo amor y respeto por sus fans como es raro de ver en la industria AAA occidental, que a veces es incluso predadora y traicionera con los fans de una saga.

Lo que nos queda en claro en Deadly Premonition 2 es que sus intenciones son buenas. Es un juego que quiere que la pasemos bien, por muy paradójico que suene eso en un juego de terror. En este caso no hay miedo, no es un juego que busque asustarnos, pero sí perturbarnos. Descolocarnos. La historia es profundamente humana y tiene todo el carisma del cine clase B.

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En última instancia, Deadly Premonition 2 es un juego de nicho. Una obra digna de ser amada, pero también de ser odiada, algo que dependerá de cuán cerca te lleguen sus infinidades de referencias a la cultura pop y la excentricidad de su mundo y sus personajes. Como secuela, cumple muchísimo porque poco se desvía de la fórmula que le funcionó la primera vez y ofrece nada más y nada menos de lo que buscan los fans.

Tiene problemas técnicos, un diseño de antaño y varios puntos cuestionables, pero lo que nos deja es más que la suma de sus partes. No es “tan malo que es bueno”, es bueno por la fuerza inexplicable que mantiene unidos a cada uno de sus apartados. Al final, Deadly Premonition 2 es un oasis de irreverencia y rebeldía en una industria que a veces se muestra bastante cómoda con sus moldes. Este juego los rompe todos, sin pretensiones y con honestidad, algo muy difícil de ver.

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DEADLY PREMONITION 2

10/07/2020 (SWITCH)
8.5

Jugué Deadly Premonition 2: A Blessing in Disguise más de 30 horas en Nintendo Switch. Unas 22 horas me llevó la historia y el resto ha sido zambullirme en el New Game + para conocer a fondo las calles y a los lugareños de Le Carré.