Las series del Arrowverse se van arrimando a su final de temporada, pero no desaceleran la marcha en ningún momento. La última vez que vimos a las Legendas se habían anotado un “triunfo” con la derrota de Neron, aunque los festejos duraron poco, ya que tras abandonar el cuerpo de Desmond, el demonio encontró un nuevo huésped en el siempre querible Ray Palmer. Claro que nadie, ni siquiera el científico, se percatan de este cambio inmediato, lo que provoca más de una extraña situación dentro de la Waverider.
“Egg MacGuffin” es, justamente, lo que nos advierte su título: una excusa (el huevito al que se hace referencia) para viajar al pasado y jugar con todas las referencias del universo de Indiana Jones, mientras Zari y Nate terminan de concretar una posible situación romántica. Cuando Constantine parte en busca de una cura para revertir el estado comatoso de Nora, Sara aprovecha una nueva anomalía temporal para que sus compañeros tengan un momentito a solas, sin las distracciones de los demás. La misión es sencilla: viajar a la Nueva York de 1933, infiltrarse en la Sociedad de Aventureros, y recuperar a un nuevo fugitivo mágico, esta vez, en forma de un huevo dorado que el explorador Gordon Gilchrist (John Murphy) encontró sepultado entre los hielos eternos del Ártico.
Bajo los seudónimos de Marion Ravenwood y Henry Walton Jones, Jr. (je), la dupla parte rumbo a la Gran Manzana, pero esta sencilla asignación pronto se complica cuando aparecen los nazis (claro) en busca del mismo tesoro. Al principio, Zari y Nate creen que todo es una puesta en escena planeada por Lance para que concreten el romance, pero pronto descubren lo contrario y la situación en la Adventure Society se desmadra. Por suerte, y con la ayuda de Sara y Ava, la pareja logra cumplir su misión, descargar toda esa tensión sexual (más referencias a Indiana), y descubrir que dentro del huevo se haya un dragón.
Esto no es lo más extraño de este capítulo que desparrama a las Legendas por varios escenarios. Por su parte, Sara decide quedarse en el Time Bureau dedicándole tiempo y paciencia a su relación con Ava, mientras Mick tiene una gran oportunidad para presentar sus dotes literarias en sociedad. El éxito de sus novelas llegó hasta la RomantiCon, una juntada de fans con ganas de conocer a la genial Rebecca Silver, pseudónimo que utiliza para escribir. Ante esta disyuntiva (y las ganas de aceptar el dinero que le brindan por la presentación), Charlie se ofrece a hacerse pasar por la literata, aunque la fachada no le dura mucho. Por suerte, y gracias a la intervención de Mona, la verdad sale a la luz y las fanáticas no tienen ningún problema en aceptar a Rory como el hacedor de sus historias predilectas, dejando entrever el lado más sensible y romántico de este héroe reticente.
Pero volvamos al elefante en la habitación. Ray y su problema demoníaco, incapaz de decirle a sus compañeros que está poseído por Neron porque las “reglas” no se lo permiten. Como Palmer no acepta entregarse por completo, el ente maligno no deja de forzarlo a asesinar a uno de sus seres queridos, primero con Nora y después con Nate. Así, decide encerrarse en la Waverider para encontrar una solución y, eventualmente, conseguir un poquito de ayuda por parte de Gary, ahora convertido en pseudo asistente (bah, un che pibe) de Constantine.
Justamente, ahí está el problema, y la baja autoestima de Green va a jugar un papel importantísimo en la concreción de la posesión cuando el asistente del Buró del Tiempo ceda ante los espejitos de colores que le ofrece el demonio (o sea, que le devuelvan su querido pezón). Después de despertar a Nora, John intenta hacerle frente a Neron, ahora en total control de Ray cuando este decide ceder para salvar a los suyos. Pero Gary tiene bien presente lo mal que es tratado, tanto por sus compañeros de trabajo como por las Leyendas, y acepta la oferta del maligno para convertirse en su nuevo patiño.
El final de “Egg MacGuffin” deja al equipo bastante diezmado y bajoneado ya que Ray/Neron escapa junto a Gary, llevándose consigo a Constantine, quién sabe para qué planes macabros. Ante este caos, la única que realmente puede hacerle frente al demonio es Nora, y ahí es cuando Ava decide dejar de tratarla como enemiga y la recluta como un miembro valioso del Buró. Por ahí va a venir (seguramente) el final de la temporada, enfrentando a Darhk con este villano escurridizo, demostrando que ella puede jugar sin problemas del lado de los buenos.
Un capítulo muy típico de “Legends of Tomorrow”, recargado de momentos absurdos, referencias pop de las buenas, lo fantástico y lo sobrenatural como hilo conductor, y la idiosincrasia de sus queribles personajes llevando adelante la acción y entregando los momentos más humanos entre tanta aventura espacio-temporal. Tal vez, no el episodio más coherente narrativamente hablando, pero si mantiene la cohesión con lo que nos viene entregando desde que este equipo de losers se juntó para salvar al mundo.