ANÁLISIS | Clubhouse Games es más que una lección de historia

Las nuevas generaciones nunca sabrán del placer que daba el sumergirse en los adentros de una enciclopedia Encarta. En retrospectiva, su formato y estética encajaría de lleno en lo que podríamos considerar “vaporwave” pero lo que no se puede negar es que buscaba encarar sus contenidos de una forma novedosa. Lo llamativo es que nadie haya abordado un compendio de conocimiento de una manera semejante, en especial, en lo que a didáctica se refiere, y es ahí donde encontramos los primeros destellos de este Clubhouse Games: 51 Worldwide Classics.

Porque el nuevo título de Nintendo es básicamente eso: una especie de enciclopedia remozada que en lugar de abarcar grandes aspectos de la cultura general, se concentra pura y exclusivamente en los juegos. Y cuando decimos juegos, nos referimos a un compilado extenso que abarca de tipo mesa o de tablero como los que se jugaban hace siglos; de cartas o mecánicos tipo “de feria”, dardos, bowling, metegol e incluso una pista de autos estilo Scalextric. Más allá de que encontramos una selección enorme de exponentes cuyas mecánicas han resistido el paso de los siglos, lo realmente interesante es cómo se nos van presentando cada uno de ellos.

Clubhouse Games: 51 Worldwide Classics – Announcement Trailer – Nintendo Switch

La simpleza está a la orden del día en Clubhouse Games: 51 Worldwide Classics. Su presentación es prístina y despojada; tampoco existe ninguna barrera que nos impida acceder desde el primer momento al total de la oferta lúdica que nos propone: no hay que trabajar desbloqueando absolutamente nada. Si optamos por su “modo campaña”, sin embargo, nos invita a crear un avatar con una ficha y establecer nuestra ubicación en un globo terráqueo. De ahí empezaremos un recorrido que agrupa disciplinas diversas según sus temáticas, zonas geográficas representativas o mismo según la forma en la que interactuamos con ellas desde los controles (movimiento, pantalla táctil, etc.). Al sumergirnos en cada categoría, Clubhouse Games: 51 Worldwide Classics nos recibe con un tutorial para saber cómo se juega, tips, trucos y mucho humor muy bien llevado adelante.

Entre todo lo que hay para ver, uno de mis grupos favoritos es el de Nintendo: un compendio que incluye las famosas cartas Hanafuda -con un mazo temático desbloqueable que es increíblemente hermoso- pasando por distintos juegos de tablero, de esos que fabricaba Nintendo antes de romperla toda con sus consolas hogareñas. Como decía, todos los juegos están disponibles desde el primer momento pero lo que vamos desbloqueando son curiosidades y datos históricos de cada uno de ellos. Así descubrí que el Mancala no sólo se convirtió en uno de mis favoritos, sino también que su nombre procede de un término árabe pero que era muy popular entre los pobladores del desierto de Kalahari.

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Lo más cerca que estuve de jugar con una pista tipo Scalextric.

Lo más cerca que estuve de jugar con una pista tipo Scalextric.

Cada uno tiene su propia historia y en conjunto, estos 51 clásicos mundiales construyen una narrativa de la historia lúdica universal que casi siempre obviamos cuando pensamos en nuestros videojuegos y sus orígenes. Pero no todo es conocimiento y datos curiosos. En este título se juega y mucho. El proceso de descubrimiento y aprendizaje sucede en el marco de una serie de unas muy dignas representaciones digitales de milenarios juegos de mesa. Todo lo sencillo de la presentación y desde lo conceptual se manifiesta al reverso cuando repasamos la artesanía con la que cada uno de estos artefactos lúdicos está representado en pantalla. Todo se ve estupendamente bien, plagado de detalles que logran generar una inmersión total en cada uno de los juegos, cosa que se potencia con la maravillosa dirección de sonido y una astuta utilización del HD Rumble de los Joy-Con. Así, se termina de generar un sentimiento analógico que le gana a lo digital de la experiencia, dándonos la sensación de que en efecto, llevamos un arcón rebosante de divertimento.

En términos generales, los controles están muy bien resueltos y se nos ofrecen múltiples opciones para interactuar. Los dardos, por ejemplo, se pueden jugar en la tele emulando el movimiento de lanzar con el Joy-Con o bien mediante la pantalla táctil si jugamos en modo portátil. Lo mismo ocurre con el bowling, que responde increíblemente bien, incluso mejor que su legendario antecesor de Nintendo Wii. El hecho de poder compartir una pantalla en formato vertical y disputar una partida de damas o ajedrez con un amigo también suma muchísimo. El mayor logro de Clubhouse Games es que sin importar cómo los juegues, cada uno de sus títulos se siente perfectamente bien en los confines de la consola: casi como cuando escuchamos un excelente cover de una banda que nos gusta.

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Clubhouse Games: 51 Worldwide Classics tiene de todo y para todos.

Clubhouse Games: 51 Worldwide Classics tiene de todo y para todos.

Dicho esto, la implementación en lo que refiere al multijugador dista mucho de ser la ideal. Este es el gran talón de Aquiles de Clubhouse Games: 51 Worldwide Classics. Tomemos por ejemplo, el Ludo: podemos jugar de a dos junto a otros dos participantes de la CPU utilizando la pantalla táctil por turnos con nuestro acompañante. Pero si queremos jugar de a tres o cuatro personas, sólo podremos hacerlo si contamos con 4 JoyCons. Y esto es en teoría: porque según la cantidad de jugadores involucrados localmente, la cantidad de títulos varían de 51 a 30, a 9 y un mínimo de 3 disponibles. Así es que lo que podría haber sido un aliado ideal para reuniones y ocasiones sociales, se queda a medio camino por limitaciones difíciles de explicar y mucho menos entender.

En cuanto a los modos online, contamos con la posibilidad de tablas de puntuación globales en cada uno de los juegos, mientras que podremos disputar más de 40 “disciplinas” en formato competitivo. Al haber una selección tan grande para elegir, Clubhouse Games: 51 Worldwide Classics nos permite elegir hasta tres disciplinas para buscar partidas a la vez, mientras jugamos contra la CPU para alivianar la espera. En este sentido, encontré que en damas, ajedrez y casi todos los que se juegan con cartas son en los que más rápido se encuentran adversarios y cuando la partida empieza, funciona sin problemas.

Una cosa muy interesante de Clubhouse Games: 51 Worldwide Classics es no necesitamos comprar cuatro copias para jugar con más amigos en su modo local. Basta con que uno de los jugadores posea el juego, mientras que el resto debe descargarse de la tienda el Guest Pass para poder competir en una enorme mayoría de títulos del catálogo. O mismo el modo “Tatami” que nos invita a juntar varias consolas Switch para crear así un área de juego extendida que no pude probar personalmente, pero que por lo que pude ver, funciona de maravillas.

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El modo Tatami parece magia.

El modo Tatami parece magia.

En resumen, no esperaba que Clubhouse Games: 51 Worldwide Classics me guste tanto como lo hizo. No sólo por su presentación, sino por el concepto de darnos la posibilidad de conocer tanto respecto a la historia de juegos fundamentales y fundacionales en la historia de lo lúdico: algo que en lo personal, me apasiona. Es una pena que el apartado multijugador tenga tantas limitaciones y caprichos inexplicables, porque realmente es el único gran punto en contra que tiene. Siempre está la esperanza de que se pueda pulir lo áspero a fuerza de parches, pero esto va a depender del nivel de aceptación que tenga esta nueva apuesta de Nintendo. Por lo pronto, puede que no sea el party game definitivo; puede que peque de obtuso en algunos aspectos de su diseño, pero con Clubhouse Games Nintendo suma otra propuesta única a su catálogo, con el potencial de mantenernos entretenidos y ocupados casi de forma indefinida y que, naturalmente, recomiendo muchísimo.

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CLUBHOUSE GAMES

05/06/2020 (NINTENDO SWITCH)
8.5

Jugué 13 horas de Clubhouse Games: 51 Worldwide Classics en modo portátil, docked, y multijugador local de hasta tres personas en una misma consola. En el modo online pasé un total de 5 horas, en su mayoría apostando en Blackjack. Ninguna billetera salió lastimada.