Carmen Sandiego despierta nostalgia. El personaje nació en la serie de videojuegos que le da nombre, que terminó expandiéndose en series animadas, comics, juegos de mesa y más, siempre bajo una clara premisa: ser material educativo. Sabemos que Netflix sabe currar con la nostalgia más que cualquier otra productora, pero la nueva serie animada de la ladrona de atuendo rojo está lejos de ser un curro. Carmen Sandiego resulta ser una sorpresa, una serie de acción y aventura con toda la onda educativa, atrapante para grandes y chicos.
La producción de Netflix arranca con los orígenes de Carmen Sandiego (Gina Rodriguez), desde que es una joven sin nombre y sin orígenes, acogida por una organización de ladrones profesionales; hasta que descubre que nació en Argentina (¡sí!) y que la vida de criminal no le sienta tan bien. Desde ese momento, la joven viaja por el mundo preservando reliquias históricas para que no caigan en manos de V.I.LE., el grupo criminal que la vio crecer.
Entonces, ¿Netflix nos trae una Carmen Sandiego que no roba? No se sientan estafados. Carmen es un as del sigilo y del engaño, pero no es una villana, sino una antiheroína. Una Robin Hood de capa y sombrero rojo.
El componente educacional de la franquicia sigue ahí. Carmen y sus compañeros viajan a varios puntos del globo y la serie acompaña esto con infografías propias de una lección de geografía. Fiel a los orígenes del personaje, la estructura del guion a veces parece de videojuego, con la propia Carmen siguiendo instrucciones del hacker llamado Player (Finn Wolfhard). Si, la narrativa se puede volver muy meta y es que cada capítulo casi que parece una quest de videojuego.
La reinterpretación de Carmen Sandiego que hace Netflix es acertada. La ladrona no solo nos da lecciones de historia o geografía, con sus acciones, es un modelo a seguir para muchas niñas y una buena muestra para los niños de que las mujeres podemos valernos por nosotras mismas. La serie de Netflix enseña valores y pensamiento crítico, demostrando que tenemos que cuestionar lo que viene de arriba, que la autoridad es tal solo si su poder es legítimo. Hay lecciones sobre el trabajo en equipo también. En otras palabras, Carmen Sandiego regresa más joven y, por ende, más rebelde y empoderada. Es más fácil empatizar con ella ahora.
En lo demás, Carmen Sandiego es una serie muy entretenida. El ritmo está bien llevado. La animación está a la altura de la acción bombástica. Hay misterio y hay tiroteos. Si la tensión no la pone una escena de sigilo, lo hace una persecución intensa o una pelea entre Carmen y sus archienemigos de V.I.L.E.
No hay que olvidar que se trata de una serie infantil. Los chistes son bien naif y la violencia es nula. No es un punto negativo porque Carmen Sandiego nunca se presenta como adulta. La única verdadera falencia de la serie está en el guion. A veces los diálogos educativos están demasiado separados de la historia. Hay que meter historia y geografía, sí, pero Carmen es mejor maestra cuando nos da una lección más humana.
Los personajes son arquetipos, como en toda serie infantil, pero es bueno ver que no son unidimensionales. La propia serie es explicita sobre que los blancos y negros no existen. La propia Carmen es villana y heroína por igual.