Allá por 1971, el legendario Bruce Lee tenía la idea de llevar a la pantalla chica una historia protagonizada por un artista marcial en el Lejano Oeste norteamericano. El concepto de “The Warrior” no convenció a ningún estudio de la época -aunque poco después la Warner Bros. estrenó “Kung Fu” (1972-1975-, Lee falleció en 1973, y el proyecto se perdió en el limbo hasta que su hija Shannon Lee lo rescató del olvido, junto a Jonathan Tropper (“Banshee”) y Justin Lin (“Star Trek Sin Límites”). Casi cincuenta años después, el sueño de Bruce se hace realidad en la grilla de Cinemax (hermana menor de HBO), tomando como punto de partida la concepción de papá Lee, aunque con algunos cambios destacables.
“Warrior” se mete de lleno con un capítulo de la historia americana poco explorado en la ficción y se corre del escenario del western para pasearnos por el Barrio Chino de la ciudad de San Francisco a finales del siglo XIX, donde se está por desatar una guerra entre tongs (básicamente, pandillas criminales chinas). Es el año 1878 y Ah Sahm (Andrew Koji), junto con otros cientos de expatriados asiáticos, llega hasta las costas de California con una misión específica. Atrás quedó la guerra civil norteamericana, pero no los conflictos entre el Norte y el Sur, los odios, y el racismo que ahora reemplaza afro-descendientes por asiáticos, una mano de obra mucho más económica para los ricos y poderosos de la ciudad. Algo no bien visto por los inmigrantes irlandeses, que ven menguadas sus oportunidades de trabajo.
Ah Sahm tiene unas cuantas habilidades marciales que lo meten de lleno a trabajar para Father Jun (Perry Yung) y su hijo, Young Jun (Jason Tobin), al frente de Hop Wei, el tong más peligroso de Chinatown; una “alianza” que, de entrada, va a generar problemas con Long Zii (Henry Yuk), líder de la pandilla rival que intenta evitar una guerra por el opio. Tarea que se le va a complicar, ya que hay políticos interesados en meter mano en esta tregua. Así, el conflicto se extiende más allá de los clanes chinos, y la historia involucra al alcalde de San Francisco Samuel Blake (Christian McKay), su mayor hombre de confianza, Walter Buckley (Langley Kirkwood), y el sargento de la policía ‘Big Bill’ O’Hara (Kieran Bew), quien debe crear una fuerza especial para patrullar las calles del barrio y proteger a sus habitantes tras un violento ataque por parte de los irlandeses.
“The Itchy Onion”, dirigido por Assaf Bernstein (“Fauda”), deja bien en claro todas estas aristas que se irán desarrollando a lo largo de la temporada. En esta primera hora ya nos deja unos cuantos enfrentamientos a puño limpio que rescatan el clásico estilo de Lee; el escenario sociocultural de la época; y una historia personal gracias al carismático Koji) que va más allá de los tongs y sus guerras. A pesar de una gran puesta en escena, no podemos dejar pasar la artificialidad que brinda la filmación en estudios y no en escenarios naturales, así como el hecho de que, a los pocos minutos, nuestros protagonistas asiáticos abandonan la lengua natal y ya pueden hablar un perfecto inglés. Este recurso queda justificado, más que nada, porque los espectadores son bastante vagos a la hora de leer subtítulos.
“Warrior” no intenta ser una serie con exactitud histórica -su fuerte está en el drama y la acción-, en cambio, transforma el relato y lo moderniza (desde el lenguaje y las actitudes de los protagonistas) como si se tratara de un setting más actual. Algo que choca un poco cada vez que los personajes se despachan con un aluvión de improperios más propio de los barrios neoyorquinos del presente, que de los almidonados modales del siglo XIX.
El exhibicionismo “gratuito” también se convierte en un obstáculo (¿o una distracción?) del argumento, y una excusa para señalar que desde el cable premium se pueden mostrar tetas a toda hora y en todo momento. Así, la serie de Tropper cae en este vicio recurrente de otras compañeras como “Game of Thrones” o “Spartacus” que, a pesar de darle cierto lugar de poder a la mujer, no pueden evitar convertirlas en un objeto narrativo. El tiempo dirá qué camino toma este nuevo show, pero está claro que ninguno de sus personajes son tímidos.
“Warrior” sigue sumando diversidad (bien ahí, con un elenco mayoritariamente asiático descendiente) y conjuga elementos clásicos y modernos, rescatando el espíritu de las maravillosas coreografías de Bruce Lee, y varios lugares comunes de la tele del siglo XXI. El resultado es un buen arranque que tiene para ofrecer un poco para cada uno, aunque todavía tiene que ajustar sus tuercas, y acomodar un relato que mete demasiada información en sus primeros 60 minutos.