Sierra, la empresa de Ken y de Roberta Williams, ya había encontrado la forma de hacer juegos exitosos, y Space Quest es un intento también exitoso de replicar la formula agregando mucha comedia.
King’s Quest había sido un éxito. Con el nuevo motor ya vigente (el mismo que utilizaron para hacer el remake de King’s Quest de 1990), dos empleados de Sierra tuvieron la idea de hacer algo similar a la creación de Roberta Williams, pero agregarle mucha comedia, hacerlo en plan paródico, y situarlo en el espacio: así nace la primera entrega de Space Quest, que es lanzado en 1986 para Apple II, MS-DOS y Atari ST. Un año más tarde, salió en Amiga, Apple IIgs y Macintosh, y en 1991 tuvo una reedición para MS-DOS utilizando el nuevo motor SCI, que es de la que voy a estar hablando porque es la que jugué en aquel momento. Mientras que la versión original se llama Space Quest: The Sarien Encounter, a este remake le pusieron Space Quest I: Roger Wilco and the Sarien Encounter.
Por más que exista un tono de comedia, la historia se toma en serio a sí misma. Según la trama, el sol de Xenon está llegando a su punto final y se le da vida a un concepto llamado Generador Estelar para intentar revivirlo. Una nave llamada Arcada es la encargada de transportar la esperanza del sol de Xenon, ida y vuelta, y en dicha nave hay un conserje. Un hombre común y corriente, empleado del laboratorio de la nave, a quien vamos a encarnar. En medio del viaje de vuelta, luego de una exitosa misión, una raza alienígena irrumpe en la nave, asesinan al resto de la tripulación y roban el Generador Estelar, con fines bélicos.
El tono ya se genera, a pesar de la historia con tintes serios y oscuros, cuando vemos que seguimos vivos porque nuestro personaje estaba durmiendo dentro de un armario. Space Quest: The Sarien Encounter lleva su nombre porque, justamente, a esta raza alienígena se los conoce como los Sariens. Nosotros nos llamamos Wilco, Roger Wilco.
Narrativamente, la historia no es tan épica como en el título anterior (King’s Quest), porque pone todo su foco en la comedia. Para ser un juego de ciencia ficción, está plagado de referencias (a Star Wars obviamente, a los Blues Brothers, Perdidos en el espacio, Doctor Who, etc), muy en la corriente de la película Spaceballs y todo el cine de Mel Brooks, además de David Zucker, Jim Abrahams y Jerry Zucker. La dificultad contrastaba por completo, siendo un juego hilarante, pero con una dificultad elevadísima, algo que ya sería una marca registrada para todos los juegos de Sierra.
Este título se siente mucho más lineal que el King’s Quest, aunque gana en variedad de situaciones y mecánicas de juego. Incluso, hace la diferencia en su gameplay ya que muchas veces propone situaciones donde, luego de escuchar pasos sospechosos, nos podemos esconder o usar ascensores futuristas para escapar de la vista del enemigo, como si fuese una mecánica de sigilo primitiva. En pantalla vamos a ver ambos pisos (el primero y el segundo, por ejemplo) y mientras resolvemos algún puzzle o investigamos diferentes elementos en el piso de abajo, vemos cómo los enemigos buscan nuevas víctimas en el piso de arriba.
También, en cierto momento, vamos a tener que comandar una nave desde una visión trasera del vehículo mientras movemos el mouse de izquierda a derecha para evitar colisionar con rocas desérticas. Si les parece poco, nos vamos a encontrar jugando en otro momento con una máquina tragamonedas, o incluso vamos a navegar por el espacio, con gravedad cero. La variedad de mecánicas, aunque simples, resultan sumamente efectivas para un entretenimiento que nunca se siente estancado ni repetitivo. Tratándose de una aventura gráfica, era algo completamente novedoso.
En su aspecto visual, el juego es hermoso. Ya se traza una línea y se marca una constante, una vara que Sierra va a mantener en el futuro. Un pixel-art detallado, con una paleta de colores bellísima y unos diseños realmente muy logrados, que captan la esencia de aquellas películas o series de los 50s y de los 60s, y esa visión que se tenía sobre el futuro. Nuevamente, tal como sucede con King’s Quest, el sonido no es el punto fuerte del juego, aunque es verdad que la versión de Apple IIgs era superior en este aspecto.
DATO DE COLOR: el remake no solo cambia su aspecto visual, haciéndolo mucho más retro-futurista, o su apartado de audio, sino también, varios otros aspectos que tienen que ver con el gameplay, con un humor más marcado, y con muchas más referencias. En su concepto global, es el mismo juego, pero en lo personal, recomiendo que, si aún no lo jugaron, vayan a por Space Quest I: Roger Wilco and the Sarien Encounter. La saga Space Quest cuenta con 6 juegos parte del “canon original”, y dos títulos más que conectan con la historia de la cuarta entrega, como si fuese spin-off de la misma, para explicarlo de alguna manera.