Análisis | Assassin’s Creed Odyssey El Legado de la Primera Hoja Oculta

Según Ubisoft, Assassin’s Creed Odyssey pretendía ser más un RPG que un juego de sigilo y acción… y dentro de todo casi lo logra, tomando elementos de The Witcher 3 y el último Dragon Age para hacernos sentir, como nunca antes en la serie, que estamos en control de las decisiones y la evolución de nuestro/a protagonista.

¿Por qué, entonces, este DLC insiste en quitar ese control al jugador y obligarlo a convertirse en espectador de decisiones que no tomó? Legacy of the First Blade (El Legado de la Hoja Oculta) es una expansión tan inteligente en su diseño como torpe en su construcción narrativa, que innova más que nunca en la estructura de las misiones pero resulta un paso atrás en términos de personalización.

Este primer DLC consiste de tres partes que entre misiones principales y secundarias ofrecen de 3 a 5 horas de juego cada una, y presentan dos personajes que seguro resultarán importantes para la mitología de la saga. El anciano Darius, aún más que Kassandra o Alexios es el prototipo de un asesino, cientos de años antes de la fundación de la Hermandad. Encapuchado, barbudo, paranoico, y portando la primera daga oculta que hayamos visto en la narrativa del juego, es la viva imagen del Ezio Auditore de AC: Revelations.

Darius es el padre del otro personaje nuevo del DLC, que puede ser Neela (si jugamos con Alexios) o Natakas (si jugamos con Kassandra). Con ese dato alcanza para saber la función de ese personaje, pero dejemos eso para más adelante.

Darius y su descendiente vienen de Persia, escapando de la Orden de los Antiguos, la misma facción secreta que atormentaba a Bayek en Assassin’s Creed Origins. Y no es lo único que este DLC tiene en común con la excelente entrega de 2017 de la saga.

No solo hay nuevos jefes, sino varios tipos de soldados persas con los que podemos combatir

Los tres episodios del “Legado” están concentrados en una única provincia de Grecia: el primero en Macedonia, el segundo en Acaya y el tercero en Mesenia. En cada episodio hay un miembro de la Orden que está controlando la zona, y la misión de Darius es reducir su poder a través de una serie de misiones de sabotaje y finalmente, eliminarlo.

Es una estructura muy similar a la que tenían las misiones posteriores a Alejandría en Origins, y resulta igual de efectiva. Los villanos son tan interesantes como en aquella sección, y el proceso de identificar y asesinar a cada miembro de la Orden es tan satisfactorio como lo era el cazar al Culto de Kosmos en el juego base de Odyssey.

Al igual que el DLC gratuito de las “Historias Perdidas de Grecia”, cada episodio el Legado de la Primera Hoja Oculta nos da sus misiones juntas en grupos de dos o tres, como para que las hagamos en el orden que más nos guste, y no estemos obligados a infiltrarnos en un fuerte cuando lo que queremos en ese momento es una batalla naval.

El segundo episodio del DLC tiene varios combates navales, y una villana que nos hará la vida imposible

Cada misión, a su vez, se suele desmenuzar en múltiples objetivos que nos permiten jugar de nuestra forma favorita. En esa batalla naval, por ejemplo, la flota está desperdigada y podemos atacar la nave principal o quitarnos de encima primero a sus acompañantes. Lo mismo pasa en misiones de asesinatos en los que los personajes escaparán si escuchan un mínimo ruido obligándonos a perseguirlos como sea. La mayoría de los que prueben este DLC tendrán una partida salvada en un nivel alto y un estilo de juego definido que los episodios no restringen de ninguna forma.

“El Legado de la Primera Hoja Oculta” también comparte con Origins un tono ligeramente más serio que el humor que permeaba la historia principal de Odyssey. Darius es un tipo severo y los miembros de la Orden son más sádicos que los maquiavélicos integrantes del culto. La Orden ve a nuestro protagonista como un “manchado”, una aberración genética que solo trae el caos y por lo tanto hay que destruir, algo que intentan hacer a través de ataques directos y manipulación psicológica.

A veces este énfasis en una narrativa lineal rompe la sensación de control que Odyssey nos había dado. Ligero spoiler de la primera hora o dos de juego: en “A la Caza”, la primera entrega, un encuentro con el villano obliga a Kassandra/Alexios a dar muerte a personas inocentes, en un giro arbitrario y mal ejecutado desde la historia y el gameplay.

La historia del Cazador es mucho más interesante de lo que parece en un primer momento

Juegos como el reciente God of War o Spec Ops: The Line han intentado profundizar en la psicología de violencia de un personaje de videojuegos, pero pocas veces los resultados han sido tan chatos y artificiales como en los muchos monólogos de este DLC.

Ubisoft suele poner a otros estudios a trabajar en DLC mientras los más grandes terminan el juego principal. En este caso pareciera que la gente de Ubi Singapur no se molestó en jugar Odyssey o peor, lo jugaron y no les gustó. El DLC se la pasa criticando la mentalidad del “mysthios”, e insiste en ponernos en el camino de un héroe tradicional en vez de ese mercenario con un romance en cada puerto que Odyssey nos invita a crear. Es como si un Saints Row de repente se volviera Red Dead Redemption 2 por un par de capítulos.

La historia tiene una complicación adicional. Desde el primer momento en que Kassandra/Alexios conocen a Natakas/Neela, vuelan chispas románticas en el aire, una atracción que en otro tipo de juego sería aceptable, pero no en uno en el que hasta ahora el romance estaba en segundo plano, y todas las situaciones románticas eran opcionales y casi sin compromiso. Nosotros decidíamos si Kassandra o Alexios se sentían atraídos por hombres o mujeres, y la pansexualidad que el juego nos permite es liberadora (y, la verdad, bastante griega).

El jugador puede rechazar los avances románticos de Neela/Natakas, pero el juego está emperrado en que esa relación se concrete aunque seleccionemos “no” en cada opción de diálogo, a niveles que contradicen las 50 o 60 horas que ya tenemos en el juego. No voy a entrar en detalle sobre los giros alarmante que toma la historia y que (después del comprensible rechazo de la audiencia) obligaron a Ubisoft a modificar el DLC, pero lo pueden leer en detalle en estos dos informes de Leo Valle.

¿Tenías que ser tan embolante, Natakas?

Parte del problema está en la decisión de mezclar el DLC con de la historia principal en vez de ambientarlo luego del final de la campaña. Como el juego no tiene forma de saber en qué punto de la historia principal estamos, no hace referencia a la situación política de Grecia, el poder del Culto de Kosmos, o cuánto sabe nuestro personaje de su historia y su herencia.

Es una situación extraña, en especial considerando que la historia del DLC transcurre a lo largo de al menos dos años de tiempo de juego. Kassandra/Alexios nunca habla de su familia, de su misión, de su pasado ni de los personajes que ha conocido en sus aventuras. Ciertos detalles dan la impresión de que la idea original era que, como en Origins, el DLC estuviera ambientado después del final del juego principal.

A pesar de esa sensación incómoda de perder el control, la historia termina llegando a un nivel satisfactorio en el excelente tercer episodio, que tiene jefes memorables y conecta de formas inesperadas distintos puntos de la mitología de Assassin’s Creed. Aún la más polémica de las decisiones podría haber sido implementada de una forma más inteligente – los que hayan terminado la línea de misiones que empieza con “Un Legado Familiar” en Odyssey sabrán perfectamente cómo resolvieron este tema otros personajes. 

Aparte, aunque hayas jugado a Kassandra y Alexios como estrictos heterosexuales, Natakas y Neela son dos personajes mortalmente aburridos, y es casi imposible creerse que nuestros mysthios picaflores caigan rendidos frente a estos dos zapatos.

Dale, Alexios, admití que tenés más onda con Darius que con Neela…

En otro detalle en el que el DLC decepciona es menos dramático: el loot es francamente horrible. Los miembros de la Orden tienen equipo épico (no legendario), pocas dracmas y casi ninguna habilidad poderosa u objeto divertido – con la excepción de un gran agregado a la Adrestia que conseguimos en el segundo capítulo. Claramente Ubisoft no quería que dejemos de comprar objetos legendarios y cosméticos en la tienda virtual, y quizás por eso el DLC es tan tacaño.

El que no haya tocado Odyssey desde 2018 se llevará una serie de sorpresas agradables. Nuevos jefes opcionales, naves épicas, y mejoras ligeras pero notables a la fluidez, estabilidad e inteligencia artificial del juego. En contraste con la seriedad del DLC pago, las misiones gratuitas de las “Historias Perdidas de Grecia” están cargadas de buen humor y el “New Game+” es una adición clave para los que quieran volver a jugarlo con el otro personaje, ahora que el límite de nivel es 100.

Nadie hace DLC mejor que Ubisoft, en especial si querés más de lo mismo pero mejor. Vas a pasar de 10 a 15 horas descubriendo “El Legado de la Primera Hoja Oculta”, y cada minuto vale la pena. No hay malas misiones y la estructura es aún más libre que en Odyssey, y aunque la historia tiene sus baches, el final será emocionante para los veteranos de la saga. Aún así, las pésimas decisiones narrativas resultan irritantes e innecesarias, y hacen que esta correcta aventura individual se sienta desconectada de lo mejor de Odyssey: sus personajes.

AC: ODYSSEY DLC 1

DIC. 2018 / FEB. 2019 (PC, XBOX ONE, PS4)
8.0