ANÁLISIS | Advance Wars 1+2: ReBoot Camp es una gran puerta a la estrategia por turnos

El lavado de cara que hizo el estudio WayForward con una de las joyas ocultas de Intelligent Systems es destacable y nos entrega una buena versión para quien quiera introducirse al género de estrategia por turnos.

Después de varios intentos de lanzamiento fallidos, ocasionados por el conflicto bélico entre Rusia y Ucrania, finalmente llegó a nuestras manos Advance Wars 1 + 2: ReBoot Camp. Esta remasterización viene a contarnos de qué se trataban estos dos títulos oriundos de Game Boy Advance que pertenecen a una franquicia mucho más grande pero que tuvieron, justamente en esa consola, su momento de gloria. Los principios de los 2000 fueron años muy exitosos para una Nintendo que estaba dejando todo en esa consola portátil y en la Nintendo GameCube para intentar recuperar un poco del terreno que había perdido frente a la primera PlayStation.

En ese contexto, PlayStation 2 volvió a arrasar con todo y Nintendo quedó nuevamente por detrás en el consumidor promedio de videojuegos, pero, sin embargo, eso le permitió tener un catálogo enorme de calidad/cantidad que sorprende. Es por eso que hoy, frente a uno de los éxitos más grandes en su historia, deciden volver a estas joyas que quedaron en el tintero y que, con poco presupuesto, representan más contenido para el usuario de Nintendo Switch.

Este preludio nos permite hablar de Advance Wars cómo el elemento para el cual mejor rinde: tutorial a su género. Así es, esta obra creada por Intelligent Systems, uno de los estudios más experimentados en cuanto a estrategia por turnos, funciona cómo una excelente puerta de entrada a usuarios que no hayan incursionado aún en estas mecánicas. En gran parte, el éxito que cosecharon los juegos originales (también con conflictos de lanzamiento por haber sido lanzados cerca del atentado contra las torres gemelas) fueron el puntapié inicial para que Nintendo -y muchas otras empresas- decidan aggiornar franquicias como Fire Emblem y traerlas al mercado occidental, ya que antes creían que era un producto muy japonés que no llegaría a interesar al resto del mundo.

Es importante entender el marco que rodea a Advance Wars 1+2: ReBoot Camp ya que su llegada a Switch está ligada a muchos de los factores recientemente explicados. Básicamente, nos encontramos frente a una remasterización que contiene a Advance Wars (2002) y Advance Wars 2: Black Hole Rising (2003). Si bien son versiones muy fieles a las originales, hay un rediseño visual tan llamativo cómo polémico y algunos agregados menores que adaptan la experiencia de juego a algo más cercano a los estándares con los cuales nos manejamos en pleno 2023. Vamos a desglosar el trabajo de WayForward.

La jugabilidad recae en lo habitual cuando se trata de estrategia por turnos: hay un tablero donde cada jugador tiene una cierta cantidad de tropas, usualmente equitativas, y dependerá de nuestra destreza superar al rival tácticamente para lograr un objetivo puntual. El objetivo habitual, entonces, es vencer a todas las tropas enemigas, pero también nos encontramos con misiones del estilo “capturar un edificio puntual” o “destruir un enemigo específico“. Para abrir todas las posibilidades del juego, cada usuario tiene diferentes tipos de tropas que poseen sus ventajas o desventajas. Por ejemplo, las tropas a pie van muy lento pero pueden subir a la altura. O los tanques, que van más lejos y son más potentes, pero son débiles frente a otro tipo de tropas, y así sucesivamente.

Lo mejor que tiene este título es que todo está minimizado a un nivel tan básico que cualquiera puede disfrutar la experiencia y eso es lo que lo hace tan accesible para quien no haya entrado aún en los videojuegos de estrategia. Por ejemplo, cada “peón” dentro del tablero representa una cantidad de tropas. Quizás tengamos 30 soldados a disposición, pero en el tablero vemos solo tres peones. Así, cada agregado se va dando de una manera muy amena y comprensiva para que las mecánicas queden bien explicadas.

En el paquete total que conforma esta remasterización, se incluyen las campañas de los dos títulos originales, con un cartel de alerta específico para que los disfrutes en orden. Tiene sentido; mientras que el primero tiene un tutorial extenso y pausado, el segundo va mucho más rápido a la acción y no pierde tanto tiempo en explicar lo que ya quedó en claro. Más allá de algunos agregados simpáticos, como poder frenar la partida si no te gustó tu desempeño, o poder adelantar acciones, la experiencia está casi calcada de los originales. Este modo se complementa con un multijugador local y un multijugador online, muy diferentes entre sí.

El multijugador local vuelve a ser la verdadera estrella de esta obra proporcionando horas y horas de diversión con otras personas. Se puede jugar con hasta cuatro jugadores en una misma consola y hay una extensa variedad de mapas para no agotar la experiencia en unas pocas partidas. También hay un editor para crear nuestros propios tableros y hacer la experiencia aún más eficiente.

El modo online, por su parte, sufre la estructura menos desarrollada que tiene Nintendo hoy en día. Mario Tennis, Mario Strikers, ahora Advance Wars… todos tendrían un mejor recibimiento general si se le hubiera puesto un poco más de desarrollo a su estructura online. En este caso puntual, donde jugar con otras personas se vuelve top en la experiencia, no tiene ningún tipo de sentido que no haya un sistema de matchmaking, obligandote a jugar, exclusivamente, con quienes tengas en la lista de amigos.

Toda la accesibilidad que gana cómo juego de estrategia, la pierde frente a la posibilidad de conectarnos con otras personas. No se pueden utilizar los mapas creados por otras personas (¡Algo que Super Mario Maker 2 hacía hace 4 años!) ni podemos disfrutar de partidas más complejas que las de dos jugadores. Llama mucho la atención que, en la estrategia general de Nintendo, no haya un fuerte foco en mejorar esta pata que está presente en casi todos sus lanzamientos. Aunque, siendo sincero, tampoco sorprende, siendo que, incluso sus blockbusters como Mario Kart 8 Deluxe o Super Smash Bros. Ultimate, cuentan con un servicio online paupérrimo.

Por último, podemos desglosar el aspecto audiovisual, pero antes de pasar al combo, podemos hablar del gran cambio que tienen estas versiones con su contraparte: la estética. El tono es mucho más humorístico, alegre, e incluso bizarro. No hay dudas de que es mucho más moderno y le da un lavado de cara necesario a un juego que funcionaba de por sí sin mucho más cambio, pero resulta incómodo en general estar frente a una guerra con chistes, humor y una sonrisa en el rostro.

No tengo dudas de que habrá gente a la que le choque más, y otros a los que le choque menos, pero de mínima, es una decisión polémica que endulza la guerra y me hace cuestionar qué tan bueno está que el público de Nintendo la vea representada de esta manera.

Para terminar de complementar las visuales, el cambio de pixel art a 3D sin dudas se ve mucho más actual y no está para nada mal, pero a mí y mi gusto personal, nos parece que pierde un poco de la personalidad que poseían los clásicos. La banda sonora está rehecha y remasterizada, lo cual genera un buen ambiente audiovisual en general, y mucho más elaborado del que tenía previamente.

Advance Wars 1+2: ReBoot Camp es una gran puerta a la estrategia por turnos. No sólo lo demuestra su currículum, sino que con solo jugar unas horas a este título ya estamos dentro de algo mucho más grande que la experiencia en sí. Creo que traerlo de vuelta fue una revalorización absoluta a una gema oculta de Intelligent System, pero los agregados de esta reversión no llegan a desarrollarse de la mejor manera para convencernos de que esta remasterización es la visión definitiva de estos clásicos.

PUNTAJE: 7.0

Advance Wars 1+2: ReBoot Camp fue lanzado el 21 de abril de 2023 en Nintendo Switch. La campaña completa me tomó alrededor de 35 horas.