ANÁLISIS | Fire Emblem Engage trae todo lo bueno de lo clásico a Nintendo Switch

Three Houses sembró una IP muy exitosa para la franquicia en Switch, pero Fire Emblem Engage nos recuerda por qué esta saga era tan buena.

Que Nintendo tenga franquicias exclusivas reconocidas y exitosas, no es ningún tipo de sorpresa: su modelo de negocios se basa en eso. Pero, más puntualmente desde 2017, cuando la Switch empezó a gestarse, hubo una clara intención de fidelizar al usuario, aprender de los errores del pasado (¡te estamos mirando a vos, Wii U!): ir más despacio y dar pasos firmes son algunas de las características que la empresa tomaría en cuenta. Entregar lo mejor de cada franquicia. En ese contexto nació Fire Emblem: Three Houses (2019), un título que no sólo se despega un poco de lo que representa la saga a nivel general añadiendo muchos condimentos que no se habían tenido presentes, sino que fue el juego que buscaba interesarle a aquellos que nunca se habían fijado en Fire Emblem.

Así, el proceso empezó lentamente: primero aquel desembarco en Switch. Después el musou de ese universo, el contenido continuo de la franquicia en celulares, la gran cantidad de personajes dentro de Super Smash Bros. Ultimate. Todo respondía a la misma necesidad de  hacer que una saga asentada de Intelligent Systems (uno de los estudios first party más importantes de Nintendo) llegue a un público mayor. Pero, ¿para qué tantas acciones relacionadas a Fire Emblem en una consola dónde, el único Fire Emblem grande, es distinto a lo que la franquicia siempre nos dió? La respuesta hoy adquiere nombre y apellido y se llama Fire Emblem Engage.

Este titulo nos propone ponernos en la piel de Alear, como es costumbre en esta saga, y el protagonista puede ser hombre o mujer, dependiendo cómo queramos encarar la historia. Alear participó de la guerra que hizo que Sombron, el “dragón caído” y enemigo principal en nuestra aventura, desapareciera. Sin embargo, eso nos dejó en un eterno letargo del cual nos despertamos al iniciar este título. Así, nos enteramos que somos descendientes del Dragón Divino y que nuestro rol es volver a proteger el mundo de los seres corruptos que quieren traer nuevamente a Sombron y destruir todo el continente de Elyos.

Este párrafo se va a embeber de una opinión netamente personal: en este primer punto está lo más flojo de toda la experiencia. La historia no es atractiva. Los giros son muy predecibles y la trama es muy cliché. Todo lo que generaba Three Houses, con mecánicas directamente traídas de un ¿dating sim? para generar vínculos, acá está minimizado al máximo y es muy difícil encariñarse con los personajes. Quizás es una decisión artística por el hecho de que, como en cualquier Fire Emblem, si lo jugamos en modo clásico nuestras unidades no vuelven a aparecer luego de morir, haciendo que su partida sea permanente. Sin embargo, creo que una franquicia que siempre se caracterizó por generar narrativas bien desarrolladas e impactantes, aún cuando era muy difícil contarlas por las limitaciones de la época, genera ruido cuando esta obra tan cargada de actores no puede lograrlo.

¿De qué sirve fidelizar al usuario con tantos personajes en Super Smash Bros. Ultimate si posiblemente no vuelvan a traer sus juegos a Switch? Es difícil que veamos esos Fire Emblem, al menos que lleguen a sus consolas virtuales. Por eso, hacer un videojuego en los que vuelvan no sólo lo hace épico sino que le da un sentido a los casi 6 años ininterrumpidos de esta saga en la consola híbrida. En cada título, los emblemas representan algo diferente y, en Engage, son 12 los anillos que poseen dentro del espíritu de un personaje icónico de juegos anteriores que nos ayudarán en la aventura. Así, podemos usar por ejemplo a Marth, Ike o Roy.

Esto nos sirve para meternos de lleno en el combate: clásico como nunca y yendo directamente a las raíces de lo que hizo a esta obra ser lo que es. Estamos ante un JRPG táctico y estratégico nuevamente, donde llevaremos una party de 12 personajes (donde cada uno puede mixear con un emblema y hacer dúo con otro personaje clásico). Vuelven también todos los elementos de siempre: las armas, las relaciones entre personajes, el movimiento de las tropas, las habilidades únicas y el mismo sistema de siempre utilizando un piedra, papel o tijera entre hachas, lanzas y espadas.

Pero, lo verdaderamente disruptivo respecto a franquicias anteriores es, justamente, la mecánica de estos emblemas: cada anillo puede relacionarse a un personaje que nosotros seleccionemos, intentando generar la mejor sinergia posible. En ese caso, no sólo los ataques serán en conjunto (por ejemplo, arrancamos con Alear y Marth) sino que también pueden fusionarse para realizar habilidades únicas y un daño más grande. Todas estas cuestiones potencian un combate que, ya de por sí, está muy bien trabajado y genera un millón de alternativas para abordar los enfrentamientos. Todo lo que nos hacía esforzarnos en potenciar a un personaje en Three Houses y espaciar los combates, acá desaparece completamente trayéndonos la versión más auténtica de este juego, que tiene su eje en dejar todo en segundo plano para disfrutar de la táctica y estrategia que tenemos que desarrollar.

Entre pelea y pelea tenemos el clásico hub, que en esta ocasión se disfraza de una aldea llamada el Somnel y es otro de los puntos flojos de la experiencia: un hub con muy poco que ofrecer, diálogos que suman poco, minijuegos que no aportan nada y una mecánica de regalos que no sólo se siente innecesaria sino que pareciera que existe sólo para hacernos perder el tiempo. Por momentos, sentí que el hub estaba diseñado para intentar añadir horas artificialmente cuando no era necesario y es, quizás, donde más se nota la diferencia y donde más se van a sentir ajenos aquellos que vengan del lado de Three Houses. Todo esto no se notaba cuando lo divertido era sociabilizar y conectar a tus personajes.

No es una sorpresa que todo lo que sea sonido sea espectacular, no sólo por lo característico que es este apartado dentro del género JRPG sino también porque Fire Emblem supo siempre tener una banda sonora acorde. Sin embargo, lo que sí sorprende es la enorme dirección artística y lo bien que se ve estéticamente. Las visuales son mucho más estilo anime de lo que fueron en entregas anteriores, y me animo a decir que está entre lo que mejor se ve de los últimos 2 años en Nintendo Switch. Un gran trabajo de diseño de parte de un estudio que siempre busca superarse entrega tras entrega.

Para finalizar, y cómo es costumbre, la experiencia está dividida en más de 20 capítulos que me llevaron aproximadamente una hora cada uno poder superar. Esto nos da una duración estimada de entre 25 y 30 horas, sin contar los desvíos que son misiones opcionales que expanden la historia de los personajes y te permiten tener un panorama más completo de los mismos. Fire Emblem Engage puede gustarte o no, pero cumple en lo que propone ser: un homenaje a los más de 30 años que tiene una franquicia que supo ser pionera en lo que hace y se mantiene firme como nunca. Se permitió jugar con cosas nuevas en Three Houses, pero no podía no tener a un representante del más puro Fire Emblem dentro de la consola más exitosa de Nintendo (quizás) en toda su historia.

Si sos fanático de la saga, lo vas a disfrutar como nunca. Y si no, siempre hay una buena oportunidad para probar qué tan bueno sos como estratega de guerra.

PUNTAJE: 8.0

Fire Emblem Engage fue lanzado el 20/01/2023. La campaña completa me tomó alrededor de treinta horas en Nintendo Switch.