Disclaimer: este análisis viene cargado de spoilers.
Pasado el furor de los primeros días de estreno, y comprobado que “Capitana Marvel” (Captain Marvel, 2019) no pone en riesgo la vida (ni la masculinidad) de ningún espectador, podemos explayarnos un poco más al respecto de la primera aventura cinematográfica de Carol Danvers (Brie Larson), sin miedo a que se escape un spoiler muy revelador.
Si todavía no vieron la 21° película del MCU, la reseña es por acá; si quieren saber los por qué de ese puntaje tan poco alentador (aprobó con lo justo, digamos), pueden seguir leyendo y lo comentamos en un foro imaginario donde se puede discutir amigablemente. Mi gran problema con la historia pergeñada por los directores Anna Boden y Ryan Fleck y la guionista Geneva Robertson-Dworet -la misma de “Tomb Raider: Las Aventuras de Lara Croft” (Tomb Raider, 2018)- es, justamente, la historia, un poco chica para semejante personaje y película de origen. Lamentablemente, no me queda otra que pensar a Carol como una Capitana ex machina que llega en el momento justo para vencer a Thanos. Ojo, esto no significa que “Avengers: Endgame” (2019) tenga poco para contar, o sea, ¿qué van a hacer a lo largo de tres horas si Danvers solucionan todo de un plumazo y en un segundo?
Lo que molesta, y viene agarrado de los pelos, es que recién ahora sepamos que existe este ser ultra poderoso, cuando tuvieron otras veinte oportunidades para dejarnos algún guiño por el camino. Sí, es verdad que el Proyecto P.E.G.A.S.U.S. se remonta a los tiempos de Howard Stark (papá de Tony), siempre enfocado en estudiar el Teseracto y sus propiedades, acá convertido en el Macguffin de la película, ese objeto que nos conecta con casi todo el resto de esta mega franquicia.
A nadie le importa demasiado ahondar en este tema que acabó en el momento en que Thanos se hizo con la Gema del Espacio. Pero, ¿cómo van a justificar los años de ausencia de la Capitana, el hecho de que Nick Fury (Samuel L. Jackson) ni se haya molestado en mencionarla, o que la gata Goose (sí, es hembra”) haya hecho mutis por el foro durante este cuarto de siglo que separa el presente de los hechos del film? Detalles que no anulan las acciones de esta gran heroína, ni la interpretación de Brie y su gran química con el resto de los protagonistas, pero las deslucen presentando una trama forzada para encajar en una línea temporal que no siempre le atina a las fechas correspondientes.
“Capitana Marvel” no es una película flojita por culpa de estas inconsistencias, es una película flojita porque ni se molestaron en darle el lugar que se merece el personaje -el camino “del héroe” si lo prefieren-, y un desarrollo adecuado, en vez de juntar varias piezas de un rompecabezas que todavía no está terminado (esperaremos a la secuela). En realidad, no sabemos absolutamente nada de Carol y su pasado, apenas unos fragmentos anteriores a ser secuestrada y reprogramada por los kree. No es su culpa, obviamente, pero tampoco la sentimos curiosa por querer averiguar quién es realmente, quienes eran sus padres (aunque entendemos que a papá más vale perderlo que encontrarlo), si tenía hermanos u otros amigos que no sean Maria Rambeau (Lashana Lynch).
Hay una credibilidad mínima (un universo contenido en cada film) que acá no se sostiene porque los realizadores están demasiado ocupados en meter toda la información necesaria para que entendamos qué le pasó realmente a esta humana (los kree, los skrull, Mar-Vell, el Teseracto) antes de llegar a ese final épico donde se revelan todos sus poderes, y los malos son derrotados o huyen con la cola entre las patas. Claro que el tiempo les juega en contra y ya no queda otra que apresurar el desenlace, quitándole toda emoción a ese momento tan especial que la película (y los espectadores) necesita. Eso sí, no se contuvieron a la hora de enaltecer a la gran Fuerza Aérea de los Estados Unidos de la que Maria sacó sus grandes habilidades como piloto y Carol… los nuevos colores de su uniforme (what?). Ni que esto fuera Green Lantern.
Volviendo un poco a lo anterior, y para cerrar este punto, ojo que pasó lo mismo con Thor en sus primeras entregas o con Ant-Man o Doctor Strange, aventuras perdidas entre los puestos más bajos del ranking del MCU. Después de tanta experiencia adquirida e historias más jugadas como “Pantera Negra” (Black Panther, 2018), la primera heroína protagonista de esta franquicia se merecía un debut menos genérico y desprolijo, donde lo más importante es atar cabos para el final de la Fase 3 con “Endgame”. Digamos que es por el bien mayor.
Visualmente, “Capitana Marvel” toma cositas prestadas de “Guardianes de la Galaxia”, pero sólo hasta ahí. Ni siquiera se esfuerza demasiado en expandir el mundo cósmico del MCU y, en cambio, recurre a los constantes chistes de Fury (que fue perdiendo el sentido del humor, suponemos, cuando conoció a Tony Stark), la nostalgia noventosa y una banda sonora pegadiza que resuena más en nuestras cabezas que la música original compuesta por Pinar Toprak, de las pocas mujeres que dirigen la batuta en Hollywood. Una lástima.
El resto son todos puntos a favor: desde el origen de la superheroína (a quien le importa que no coincida con su contraparte comiquera), pasando por el gran homenaje a Stan Lee de los títulos, hasta el giro de los skrull, la mejor subtrama de la película, que sí define la importancia del carácter de esta protagonista. Después de un sinfín de villanos genéricos, Ben Mendelsohn nos entrega un grandísimo Talos, un personaje cargado de matices, más cercano al Killmonger de Michael B. Jordan, aunque sabemos que no tiene absolutamente nada de mal tipo (o extraterrestre). El cambio de actitud de Carol hacia los skrull es el punto más alto de la película y el empujón de su misión a futuro que, suponemos, le impidió visitar la Tierra desde 1995, totalmente dedicada a ayudar a los alienígenas refugiados a lo largo y ancho del espacio exterior.
“Capitana Marvel” es un gran primer vistazo a un nuevo personaje, pero no una gran película. En ningún momento se aparta de las fórmulas de Marvel (para que lo haría si así le funciona y la taquilla no dice lo contrario), y construye una narración plagada de baches e inverosimilitudes que, seamos honestos, en otros casos no nos bancaríamos. ¿Un avioncito con mejoras convertido en nave espacial? Dale, total, nadie necesita oxígeno para seguir viviendo. ¿Un gato -mejor dicho, un flerken– que se pasea por una base militar ultra archi mega secreta durante seis años sin que nadie lo note? Está bien, a todos les gustan los mininos. Y así hasta el infinito.
La película protagonizada por Brie Larson parece ser inmune a estas pequeñas inconsistencias que se van interponiendo, aunque tampoco le permiten brillar del todo. Igual cumple con su cometido. Lo cierto es que Capitana Marvel no es una heroína “convencional” y, tal vez, ahí es donde nos equivocamos al pretender una historia más “convencional”, pero habiendo tan poquitas de su clase, nos sentimos en la obligación de exigir un poco más de cuidado, emoción e inspiración, al menos, la misma que le dedican a todos sus compañeros masculinos.