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Single Player | La calma dentro del caos de Cook, Serve, Delicious!

Uno de mis autores -y personas- favoritas de toda mi vida es el gran Anthony Bourdain: el chef neoyorquino que con su producción televisiva cambió por completo la manera de mostrar, ver y entender la gastronomía, y con sus escritos echó luz a una profesión que suele a la que a menudo se la suele romantizar por demás. Particularmente, Confesiones de un Chef habla muchísimo sobre cómo funciona realmente una cocina y lo caótico que puede ser un turno de trabajo en un restaurante de medio pelo con un par de cubiertos esperando sus bocados.

Siendo un aficionado a todo lo que es gastronómico -especialmente si se trata de cocinar y comer- y teniendo amigos en el rubro, no es difícil descubrir la enorme veracidad en los textos de Bourdain, que incluso habiendo sido publicados hace tiempo ya, siempre se sienten vigentes. Así y todo, ninguno de mis amigos cambiaría de profesión: hay algo adrenalínico en toda esa cuestión y a la vez, relajante. Sí, como lo leen, dentro de todo ese caos de ollas con agua hirviendo, hornallas que calientan guarniciones, cubas de aceite listas para dorar papas en minutos y mozos que vienen y que van hay lugar para la relajación.

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Anthony Bourdain, señoras y señores.

Anthony Bourdain, señoras y señores.

Este estado de relax proviene de la propia repetición: es cierto que hay mucha artesanía en la comida y cada receta es única, pero pasada esa parte teórica, elaborar un plato es una secuencia de pasos muy bien medidos y sobre todo, exactos. La repetición trae consigo cierta anticipación, algo de seguridad y por último, el momento en el que ni siquiera estamos pensando en lo que hacemos: lo hacemos y ya. Probablemente exista un término médico sumamente apropiado, pero como la medicina no es lo mío, voy a emplear el que siempre me viene a la cabeza cuando me refiero a ese estado: el estado alfa.

Existen muchos juegos que pueden llegar a hacerte entrar en ese estado mental de absoluta relajación, y entre ellos, hay una serie que justamente nuclea todo esto: por un lado, las tareas mecanizadas y la repetición, y por el otro la comida. Hablo de Cook, Serve, Delicious!, creado por David Galindo. El concepto es sencillo: más allá de la absurda e hilarante narrativa que sirve como mera excusa, Cook, Serve, Delicious! en cualquiera de sus entregas nos pone en el comando de una cocina de varias estaciones, en las que debemos preparar una serie de pedidos según el antojo de la clientela.

Cook, Serve, Delicious! 3?! Reveal Trailer

Lo cual equivale a decir que tendremos que manipular estaciones de reserva para guarniciones y distintas cocinas a la vez. Cada plato lleva su cocción y una vez completada esta, proseguiremos con la elaboración. Por ejemplo, una sencilla hamburguesa: carne -o varias carnes- a la plancha, mientras se cocina, atendemos otro pedido. Los relojes de cada plato avanzan, debemos cortar la cocción en el momento justo para armar la hamburguesa con los toppings que el cliente decida. Mientras esto sucede, se agolpan más comensales: unos quieren jugo exprimido, uno intenta asaltarnos, otro quiere una orden de fritas que por suerte tenemos reservada en la estación.

Todo esto va acompañado de una presentación gráfica soberbia y una estupenda dirección de sonido, que hace sonar cada cacharro que se mueve, el chisporroteo de la plancha, el sonido de la salsa saliendo del pomo, la felicidad -o el quejido- del cliente satisfecho. Cuando empezamos a jugar Cook, Serve, Delicious!, se respira y se vive el mismo caos que podemos encontrar en cualquier cocina de restaurante: es un aspecto que el juego plasma a la perfección. Pero lo mejor viene después, cuando ya aprendimos las recetas de cada uno de nuestros platos y memorizamos las combinaciones de botones y hasta el tiempo que lleva de cocción una porción de minestrone. Todo fluye con la más absoluta suavidad al punto de relajarnos. De hecho, es uno de mis grandes aliados para jugar antes de irme a dormir. Es curioso cómo funciona la cabeza y cómo a veces, para que ésta pueda desconectar y resetearse después de un día difícil, todo lo que necesita es un poquito más de estrés.

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Jugar Cook, Serve, Delicious! 3?! puede ser peligroso si estamos a dieta.

Jugar Cook, Serve, Delicious! 3?! puede ser peligroso si estamos a dieta.

Cook, Serve, Delicious 3! es la última entrega de la serie, en desarrollo y con acceso anticipado en Steam (pronto llegará a consolas). Estuve jugando bastante este último fin de semana y puedo decir que además de introducir más de ochenta platos nuevos al menú, esta tercera parte cambia algunas de las reglas básicas que hacen a la serie ya que por primera vez no estamos en un restaurante, sino que ahora se trata de foodtrucks. Estar en movimiento constante nos obliga a planificar cuándo y qué cocinar para reservar antes de llegar al punto de venta: ahora podremos guardar platos principales y no sólo guarniciones, pero si lo hacemos con demasiada anticipación se echarán a perder, estropeando así nuestras posibilidades de tener un buen desempeño.

Cook, Serve, Delicious 3! está plagado de detalles que lo hacen encantador y más allá de su impronta cómica, sigue representando fielmente el mundo de lo gastronómico, ahora orientado a un tipo de cocina que por definición plantea otras reglas. Sigue siendo caótico -más si se quiere, después de todo, es una cocina sobre ruedas- pero a la vez placentero y absolutamente relajante: nada como despachar diez órdenes al hilo de brownies con crema perfectamente cocidos y en el punto justo. Más allá de las ganas de comer que me dieron a horas definitivamente inapropiadas, la obra de David Galindo volvió para darme ese tipo de desconexión que muy pocos juegos pueden brindar y para recordarme también lo mucho que necesito este tipo de experiencias. Títulos que desde lejos parecen incluso aburridos, hasta que empezás a jugar. O cocinar, en este caso.