Por ahí puede sonar un tanto trillado, o bien a un mantra que repetimos hacia nuestros adentros para convencernos que no necesitamos desembolsar el enorme dineral que inevitablemente van a costarnos las consolas de nueva generación: “lo importante de los juegos no pasa por sus gráficos, sino por lo que nos proponen desde lo jugable”. Yo siempre fui un defensor de esa idea, y uno de mis ejemplos favoritos en tiempos en los que disfrutaba de enroscarme en discusiones foreras innecesarias era Mafia. Sí, Mafia: mi primer contacto con él sucedió en PlayStation 2, una versión pobretona desde lo técnico pero tan filosa y efectiva como su contrapartida de PC que en fidelidad, le pegaba 200 vueltas.
Está claro que el medio necesita evolucionar desde lo técnico para poder brindarnos experiencias nuevas. The Last of US Parte II por ejemplo, es un hito por muchas cuestiones, pero gran parte de lo que se plantea no sería posible sin la tecnología que le da vida. A su vez, la obra de Naughty Dog -con todo y el cruncheo eterno- es un testimonio vivo de todo lo que aún tiene para dar un sistema como PlayStation 4, mientras que desnuda lo fútil de la existencia de una PlayStation 4 Pro -el paso generacional intermedio tanto de Sony como Microsoft que sólo apareció para enrarecer las cosas. Como si esto fuera poco, y más allá de todo el hype que nos pueda generar la idea de jugar en Series X o PlayStation 5, lo cierto es que ni Sony ni Microsoft lograron darnos fundamentos concretos para ansiar o esperar estos nuevos sistemas.
Del lado del software, está ocurriendo algo poético, cuanto menos. Fall Guys no para de romper récords y sigue manteniéndose desde su salida como el título más exitoso y jugado del momento: excepcional en su concepto, pero sencillo en su propuesta. No sólo eso, sino que por un lado, encara el aspecto lúdico de una manera simple y purista, apoyándose en un apartado visual tan acotado como atractivo. Un juego que pretende ser un juego y no mucho más, y funciona. Among Us es otro de los que están haciendo un boom enorme tanto en el mundo del streaming como a nivel comunitario: todo el mundo lo está jugando mientras escribo estas líneas.
Tony Hawk’s Pro Skater 1 + 2 también es un éxito desde su lanzamiento y aunque presenta una factura técnica a la altura de los sistemas actuales, también nos trae de regreso una forma de entender los videojuegos sumamente anacrónica pero efectiva. Ya no se hacen juegos como Tony Hawk’s Pro Skater 1 + 2, y en un mercado que parecía querer mucho más, nos encontramos con esta remake aportando un viento fresco: todo lo contrario a lo que podríamos esperar de un título que apela tanto al formato noventero de los arcades más rabiosos. Por otra parte, Super Mario 3D All Stars se consagra por estas horas como el segundo juego más vendido en Amazon para Nintendo Switch, colocándose inmediatamente por detrás de Animal Crossing New Horizons, el gran caso de éxito del gigante de Kioto. El patrón vuelve a repetirse una vez más: otra oferta compuesta por experiencias antiquísimas, sí, pero que brillan al tratarse de videojuegos que funcionan como eso, sin otras pretenciones. Está claro que esto es lo que hoy necesitamos, y que podemos encontrar sin la necesidad de contar con un sistema de próxima generación.
Todo esto se cruza transversalmente con el dato no menor dado a conocer por Steam que pueden leer en profundidad en esta nota. Para resumirlo: en PC, sólo el 2% de los jugadores que utilizan Steam juegan a 4K, mientras que la tarjeta gráfica predominante es la serie 1000, particularmente con la económica 1060, suficiente para jugar en buena calidad y rendimiento a 1080p, la resolución adoptada por más del 65% de los jugadores. Pensando en nuestra región, es bastante lógico aventurar que a causa de los golpeados bolsillos latinoamericanos, saltar a una nueva generación o un update de equipos informáticos a la flamante serie 3000 constituye de por sí una hazaña muy difícil de concretar. Así y todo, los números presentados por Steam son globales, con lo que descubrimos que eso no es un microclima, sino una tendencia mundial.
Mark Cerny puede ser muy locuaz; Jen-Sun Huang puede hacernos babear un poco con lo vistosas que son todas las tarjetas de la serie 3000 de Nvidia. Incluso podemos caer fácilmente en el canto de sirena de Phil Spencer y sus digresiones acerca de cómo Microsoft quiere mantenerte atrapado en su ecosistema a fuerza de grandes servicios. Pero la realidad dicta algo por completo distinto: estamos a tres meses de que la nueva generación esté entre nosotros, pero de momento, los únicos realmente listos para ese salto son sólo estos ejecutivos. En tanto y en cuanto sigan saliendo juegos de este calibre; con semejante astucia en la utilización de los recursos y por sobre todo, con un índice tan alto de accesibilidad, la nueva generación parece asomarse más por compromiso que por una necesidad real.