Este mes fue mi cumpleaños. Y como dice el lema, “el mejor regalo es aquel que nos hacemos nosotros mismos”, así que ahí fui a pasar el plástico por la página web de Nintendo Argentina para hacerme con una copia de Super Mario 3D All Stars. No es un secreto: me encanta Nintendo y Mario en particular representa para mí la piedra fundacional de lo que yo entiendo como videojuego. Por una cuestión generacional, mis primeras andanzas en el mundo del gaming fueron una combinación de títulos realmente excelentes: desde los primeros juegos de estrategia y aventuras gráficas en PC, pasando por clásicos de 8 bits de todo tipo. Muchos juegos, pero ninguno me enamoró tanto como Super Mario Bros.
La celebración del 35 aniversario del plomero puso en perspectiva lo viejos que estamos aquellos que crecimos con él, pero además de todo, supuso una buena ocasión para que Nintendo se desmarque con su negocio de siempre, trayéndonos un refrito de clásicos que no tenemos disponibles a través métodos “legales” simplemente por capricho de la gran N. Y no me estoy poniendo conspiranoico: esto ha quedado demostrado con Super Mario 3D All Stars. Pero empecemos por el principio. Primero, nadie está obligado a modificar en profundidad ni mucho menos rehacer sus juegos para una reedición o compilado. Si miramos un poco el catálogo de Nintendo Switch, está repleto de ports que se corresponden al dedal con aquellos lanzados originalmente en Wii U. New Super Mario Bros U Deluxe es el original más el agregado de Luigi; Tropical Freeze incluye un personaje que lo hace más fácil para las manos menos expertas; el próximo Super Mario 3D World será exactamente el mismo pero incluirá DLC.
Nintendo entiende que sus creaciones tienen valor y por esto es que las ofertas en sus plataformas son una rareza y si se dan, por lo general corresponden a una rebaja marginal respecto al precio de lista. Este mismo enfoque es el que tienen con sus juegos: las reediciones rara vez introducen mecánicas nuevas o mejoras visuales, y generalmente, estoy convencido de que esto no es para nada necesario. Pero siempre hay una excepción a la regla, y esta llega de la mano del sorpresivo Super Mario 3D All Stars.Ya de movida se planteó una discusión súper válida: ¿Es un port directo? ¿Es una remake? Y digo válida porque esta generación de consolas nos vio inundados de remakes y títulos que se bajaron del freezer directo a nuestros sistemas. Los casos que suelen mencionarse son los de Resident Evil 2 y el de Crash N Sane Trilogy, porque ambos son los abanderados de las dos vertientes que puede ser una remake. Por un lado, RE2 plantea una revisión completa de mecánicas y apartado técnico; mientras que por el lado del marsupial nos encontramos ante exactamente el mismo juego rehecho.
¿Dónde se ubica Super Mario 3D All Stars? En ningún lado, obviamente, ya que no es una remake. Nintendo -viejo zorro, claro está- nunca lo anunció de esta manera, sino que lo promocionó como una celebración del aniversario de Mario, dándole a toda una nueva generación de jugadores la posibilidad de experimentar auténticos clásicos. Super Mario 64 cambió la forma de hablar y pensar plataformas en 3D, mientras que Galaxy es una obra maestra de punta a punta. Sunshine… Bueno, Sunshine es el primer juego de Mario que no me gusta, pero esa es otra cuestión. El asunto es que este compendio es básicamente eso, un compendio. De ahí que Nintendo optó por tocar lo menos posible cada uno de estos juegos. Pero la polémica llegó un poco después, cuando el juego se filtró en varios sitios piratas, y hackers de la comunidad confirmaron la sospecha que todos tenían: todo el contenido del compilado es… ¡Emulado! Y cada uno de ellos son lisa y llanamente las mismas roms que circulan por la red de redes y que podés jugar en tu emulador favorito.
Los abogados del diablo dicen que es más que un emulador, ya que Galaxy requiere un par de pasos extra para hacerlos andar, pero esto no es suficiente para quitar el mal sabor de boca que nos deja el compilado: porque como los juegos de Nintendo tienen valor, la gran N te pide por los tres la friolera de 60 dólares. Nunca me gusta hablar del precio de los juegos ni tampoco ponerlos en el contexto de horas de juego; de hecho, visto desde ese punto de vista, este paquete rinde lo suyo. El tema es que no deja de sentirse deshonesto el hecho de que sean roms comunes y corrientes, compiladas de una manera que tampoco es la gran cosa: si esto tenía que ser una celebración, se quedaron cortos en confeti y fuegos artificiales. Lo más agravante sin embargo, es la sensación casi extorsiva de la movida, ya que el juego está disponible por tiempo limitado, hasta fin de marzo del año que viene.
Así es: como no hay forma de justificar los 60 dólares por tres ROMs, Nintendo le pone fecha de vencimiento al paquete, de manera tal que sientas la presión de que si no lo comprás, te lo vas a perder. La frutilla de una torta agria como pocas; lo que debería haber sido una fiesta terminó, al menos en mi caso, en una profunda decepción. Ahora, ya lo tengo: voy a jugar hasta exprimir Super Mario 3D All Stars puesto que al ser digital, tampoco puedo canjearlo o devolverlo. El daño está hecho. Pero todo este asunto me hizo replantearme unas cuantas cosas y por sobre todo, me hace mirar a Nintendo con suma extrañeza: me asombra cómo la artífice de experiencias alucinantes puede también encarnar lo peor que tiene esta industria.