Retroinspección: Deep Sky Derelicts

La vida en el espacio no es tan idílica como suponíamos. La dispersión de la Humanidad a lo largo y ancho de la galaxia no implicaba la seguridad de que todos y cada uno de sus individuos tuviera un lugar digno donde vivir. Muchos; la gran mayoría; deben sobrevivir con lo justo y necesario—y a veces un poquito menos—explorando restos de naves abandonadas, extrayendo de sus entrañas de metal cualquier cosa que reditúe una ganancia en créditos; lo suficiente para sobrevivir un ciclo solar más. Pero una oportunidad ha surgido en el horizonte. Los gobernantes hablan de una mítica Nave Nodriza perdida en el infinito cosmos, y aquel que consiga encontrarla será recompensado con un pasaje de ida a uno de los Mundos Espejo, donde obtendrá su ciudadanía y vivirá en su pequeño paraíso. Una oportunidad por la que nuestro grupo de mercenarios está dispuesto a ensuciarse las manos.

Deep Sky Derelicts, de Snowhound Games, nos plantea esa situación al inicio de la partida. Nuestro equipo de tres especialistas; cada uno personalizable en su Clase; es enviado a investigar una serie de naves abandonadas que vagan por el vacío cósmico a fin de intentar obtener datos de coordenadas de la legendaria Nave Nodriza. No será nada fácil, pues no somos ni los únicos interesados en hallar esa información ni los únicos seres que deambularán por aquellos tétricos pasillos de metal; otras criaturas y mercenarios saltarán a nuestro encuentro, y si bien con algunos se podrá razonar y solucionar problemas mediante el diálogo, a muchos otros habrá que hacer pasar a retiro a base de golpes y disparos.

Destaca del juego su apartado visual; una pesada estética de diseño que nos recuerda muchísimo a lo visto en Darkest Dungeon, pero ahora con un sabor Sci-Fi. Más aún, emula al estilo de viñetas de comic, tanto en los paneles que surgen durante batallas y diálogos, así como también en la tipografía de muchos de sus textos. Le da al juego un atractivo muy especial, aunque es evidente que los desarrolladores se quedaron un poco cortos a la hora de realizar efectos al momento de la lucha, como bien ocurría en el otro título ya mencionado.

El flujo de juego es bastante sencillo: debemos viajar a una de las naves abandonadas (preferentemente una acorde a nuestro nivel de grupo), recorrer su estructura hasta dar con los datos de coordenadas, regresar a la base para entregar lo obtenido a nuestros superiores, reabastecernos y pasar a la siguiente nave para repetir el trámite. Buena parte de nuestros paseos espaciales tomarán lugar desde el mapa de escaneo de nuestro útil PDA, que mostrará un mapa de la nave a medida que la recorremos, destacando puntos de interés donde realizar búsquedas para hallar ítems y casillas en las cuales interactuaremos con algún individuo, usualmente para recibir y cumplir misiones secundarias.

Un elemento a tener siempre en cuenta es que cada paso que damos en nuestro periplo consume parte de nuestra energía. Si nuestras baterías se quedan sin jugo en medio de la misión, podemos darnos por muertos. Llevar baterías de repuesto es una obligación de seguridad, y eventualmente podremos mejorar nuestro consumo de energía al visitar el taller de la base principal, pudiendo aumentar la capacidad máxima y optimizar el coste por movimiento. Esto será fundamental para misiones más avanzadas, cuyas naves presentan mapas enormes.

Por supuesto que nos toparemos con toda clase de indeseables en nuestra búsqueda. Creo que el término “nave abandonada” no debería realmente aplicarse a esos colosos metálicos, porque sus corredores están colmados de bichos asquerosos, robots de seguridad defectuosos, mutantes, androides y otros humanos que intentan ganarnos de mano. Así entramos en combates que se definen en ataques por turno, regidos por la suerte de los naipes. Momento, ¿naipes? Sí, naipes; porque todos los ataques y acciones en combate dependen de las cartas provistas tanto por la Clase de nuestros personajes como el equipo que lleven encima.

Cada arma y sus respectivos accesorios, además de aportar modificadores de daño y otros efectos adicionales, añaden a nuestro mazo una cantidad de cartas con acciones diversas; desde ataques hasta modificadores de atributos. Turno tras turno tendremos que decidir de manera estratégica cómo actuar en base a las cartas en la mano de cada personaje. Es realmente estratégico, pues las diferentes Clases jugables pueden formar poderosas sinergias, con nuestro Líder aumentando el poder de sus compañeros, el Manitas detectando las debilidades del enemigo y nuestro Matón aprovechando los efectos otorgados por los demás para asestar poderosos golpes.

La posibilidad de combinar Clases y luego administrar su equipo para proveer las cartas apropiadas es un juego en sí mismo; genera una rejugabilidad muy elevada; más aún cuando obtenemos suficiente experiencia para pasar a nuestros mercenarios al próximo nivel, permitiéndonos asignar puntos a varias habilidades propias de sus respectivas Clases, lo que también aporta nuevas cartas especiales para potenciar los combates. Siempre es señal de un buen juego de rol el que decidir a dónde aportar nuestros preciados puntos sea una decisión tan difícil, porque todas las opciones son buenas y tentadoras.

El juego sufre en algunos puntos. No le vendría mal un buen pulido a algunos aspectos de su apartado gráfico, que si bien goza de unos diseños hermosos para personajes, enemigos y escenarios, también hay una notable falta de calidad en muchos de los efectos de ataque; que no dejan de ser funcionales pero que tampoco le vendrían mal un poquito más de espectacularidad. El apartado de audio cumple lo justo y necesario, pero de aquí no saldrá ninguna tonada particularmente memorable. Los combates pueden resultar muy confusos al principio, pero con un par de encuentros le tomaremos la mano al sistema de naipes.

Quizá la mayor falencia del juego está en su estructura Roguelike. Debido al enorme elemento de rejugabilidad en relación a la selección de Clases y a la generación de naves y misiones, Deep Sky Derelicts opta por la repetición en el flujo de juego; la misma que ya mencionamos antes: ir a una nave, encontrar datos, regresar a la base y reabastecernos. No se siente una verdadera urgencia en la historia, lo que vuelve la experiencia inusualmente relajada, casi casual. Esto no es necesariamente malo; muchos disfrutan de este ritmo de juego; pero ciertamente no conseguirá atrapar a muchos otros.

A pesar de esos detalles, Deep Sky Derelicts consigue más que suficientes méritos para captar nuestra atención. Termina siendo un muy decente juego de rol con elementos Roguelike, combates con cartas y buena inmersión para aquellos que sepan dejar de lado sus pequeños menesteres. Incluso presenta un modo Arena que echa por la borda la historia principal y se centra en los combates, aportando un elemento extra a tener en cuenta. Una excelente alternativa para descubrir y, quizá, enviciarse un poquito.

LO MEJOR:

  • Hermoso apartado estético.
  • Las batallas son más estratégicas de lo que parecen.
  • Gran rejugabilidad.

LO PEOR:

  • Le falta una pulida general.
  • Al principio los combates pueden ser confusos.

Entonces… ¿Vale la pena jugarlo hoy?

Sí, pero dependerá mucho del tipo de jugador. No es un juego que romperá barreras, pero Deep Sky Derelicts consigue entretener; en especial si tenemos aprecio por sus mecánicas Roguelike y sus combates con naipes. El flujo de juego es más bien repetitivo, pero muchos jugadores encontrarán en esa repetición una experiencia más agradable de lo esperado. Es uno de esos títulos decentes que suelen pasar por debajo del radar… casi-casi como una nave abandonada esperando a ser explorada para descubrir sus tesoros. Qué apropiado.