Desde el día de hoy y hasta el domingo 3 de febrero, la demo de Anthem estará disponible para todo aquel que quiera probarla en PC, PlayStation 4 y Xbox One. Esta pieza nos permite ver algunas de las facetas jugables que componen a este juego, que es tan misterioso como esperado, ya que se trata de la nueva incursión de BioWare después del fracaso que supone Mass Effect: Andromeda.A priori, las comparaciones son odiosas pero en ocasiones, necesarias. Y es que a diferencia de todo lo que nos tiene acostumbrado el estudio autor de Mass Effect y otras joyas clásicas del género, Anthem se cierne sobre lo que hoy conocemos como “juegos como servicio”. Efectivamente, el modelo es el impuesto por Destiny, pero habrá cambios que buscan definirlo como una experiencia distinta.
Alineándose con la idea del “No DLC” ya adoptada por Battlefield V -y más atrás en el tiempo, Star Wars Battlefront II-, el contenido de Anthem irá mutando a través de actualizaciones, apoyado en la interacción con su comunidad. Mark Darrah -productor ejecutivo de Anthem- no suelta prenda respecto a la historia que cuenta este nuevo título, pero asegura que definitivamente habrá una parte dedicada a la campaña principal que se podrá jugar solo o acompañado. ¿Qué pasa cuando terminamos ese segmento? El modo libre o “Freeplay” será uno de los ejes centrales, ya que nos permitirá explorar los distintos escenarios de Anthem con amigos.
Ahí entrarán en juego una serie de “contratos” que podrán escalar según el nivel alcanzado hasta el estatus de “legendarios”. Estas actividades nos ofrecerán recompensas en forma de loot de distinta rareza para ir mejorando nuestros trajes. La parte central o “endgame” sin embargo, son los “Strongholds”. Según las palabras del propio Darrah, “están a medio camino de las Raids y los Strikes” de Destiny. La primera diferencia es que no tendrán puzzles para resolver, pero por sobre todas las cosas, serán actividades inclusivas, es decir, que podrán ser jugadas tanto por jugadores de alto nivel como aquellos que recién se suman a la experiencia. Algunos de ellos requerirán más nivel que otros, pero siempre dentro de un plano alcanzable.
Los trajes, sus partes intercambiables y el nivel que se puede adquirir forman una parte integral de la experiencia de Anthem, pero BioWare está tomando los recaudos necesarios para que éstos no se conviertan en una barrera entre el contenido del endgame y los jugadores. Es una tarea difícil: el matchmaking va a juntar jugadores de distintos niveles de experiencia, para luego encontrar el balance para que la partida sea gratificante para todos. ¿Podrán hacerlo?

La idea de que este tipo de juegos se convierta con el tiempo en un “trabajo” es algo que puede resultar negativo para aquellos que no tienen las horas que requiere el “grindeo”, más allá de lo aburrida que puede ponerse esta repetición. Esto deriva en que el endgame se vuelve excluyente, sólo para aquellos que entran religiosamente todos los días a cumplir con las tareas y contratos diarios. Esta faceta es realmente única y si BioWare tiene la receta apropiada, sería un diferencial clave.Por fuera de los “Strongholds”, también tendremos eventos por temporada, a la usanza de Fortnite. Bajo el nombre de “Cataclysms” o Cataclismos, Anthem irá introduciendo cambios al mapa, pequeñas piezas narrativas, nuevas reglas y más. Tendrán una duración específica y a diferencia de los Strongholds -que tienen condiciones para poder participar- estos eventos de temporada están abiertos para todo el mundo.
Todo esto suena muy prometedor porque el “endgame” es uno de los factores clave para que se forme una comunidad alrededor del juego. Darrah confía en la habilidad de BioWare para entablar comunicación con sus jugadores: algo que para ellos es completamente nuevo. Anthem puede tener sus diferencias con Destiny pero en algo se parecen muchísimo: su lanzamiento no puede ser tomado como el final de un ciclo, sino el comienzo de un largo camino. Las piezas están acomodadas para una experiencia que en papeles suena interesante; resta ver si EA y BioWare están a la altura de las circunstancias. Por fortuna, estamos a un par de semanas de averiguarlo.