No todos los días tenemos la posibilidad de jugar un título con una mecánica nueva, diferente y original. La industria en general camina por lugares ya transitados en busca de garantizarse un mínimo éxito que le permita a un estudio chico o al más grande de los publicadores financiar su próximo proyecto o comenzar una nueva franquicia. Pero cada tanto tenemos una idea fresca y arriesgada que apuesta por algo diferente; tal es el caso de Quantum League, incluso cuando al principio cueste entenderla o nos frustremos con mecánicas a las que no estamos del todo acostumbrados.
Quantum League es un juego disponible en acceso anticipado a través de Steam; es un shooter competitivo en primera persona donde todo transcurre en un loop temporal de 15 segundos y en cada una de las tres rondas que se juegan (y que equivalen siempre a ese mismo ciclo de tiempo) controlaremos a un clon distinto de nuestro personaje. En esos segundos tendremos distintos objetivos de acuerdo al mapa o modo en el que estemos jugando. Uno de ellos consiste en capturar un punto de control en el medio del mapa; para eso tendremos que hacer todo lo posible para que al final de los 15 segundos seamos los únicos en estar parados ahí. Otro modo consiste en tener más clones de pie al final de las tres rondas sin necesidad de estar dominando un cierto punto del mapa.
Para que quede más claro todavía, cada partida de Quantum League se desarrolla de la siguiente forma: Comenzamos con nuestro primer clon, elegimos qué arma queremos usar (rifle, SMG, escopeta, pistola láser o lanza granadas) y nos disponemos a realizar acciones durante 15 segundos. Idealmente en ese tiempo trataremos de eliminar al clon contrario, pero también podemos se estratégicos en nuestro posicionamiento o nuestros disparos. Es decir, podemos disparar a la “nada” si es que pensamos que en una futura ronda nuestro rival a va a estar ahí. También podemos apostar (luego de bajar al clon rival) por ponernos en cobertura, hacer explotar barriles en el escenario o, de acuerdo al modo de juego, ocupar el punto de control. Al finalizarse esos primeros 15 segundos, los repetiremos pero con otro clon. Las acciones tanto de nuestro primer personaje como del primer clon rival, se mantienen; pero con este segundo personaje tenemos la posibilidad de alterar su resultado. Por ejemplo, ahora podemos evitar que eliminen a nuestro primer clon anticipándonos a aquello que hizo nuestro contrincante. Finalmente el ciclo se repetirá por tercera vez ya con seis personajes en total realizando todo tipo de acciones (tres de un jugador y tres del otro) y ahí se decidirá quién es victorioso.
El resultado es un juego de ajedrez mental entre nosotros y nuestro rival donde todo puede cambiar en un segundo. En una primera ronda quizás metimos el tiro de nuestras vidas, pero en la próxima ese tiro ya no se ejecutó porque nuestro rival se anticipó a la jugada; incluso todo puede llegar a cambiar si en la tercera ronda hacemos explotar un barril y bajamos a más de un clon cambiando el destino de la partida. Para colmo cuando nos eliminan a un clon, nuestra ronda no se termina ahí; en ese momento nos convertimos en un fantasma y podemos seguir disparando, posicionándonos y haciendo todo tipo de acciones. Esto sucede ya que si somos rescatados por un futuro clon, esas acciones van a ser válidas. No podemos dar nada por sentado ni dar el brazo a torcer si nos bajaron; simplemente hay que apostar a que en la próxima ronda demos vuelta el resultado. Es un concepto fascinante que invita a desdoblar nuestro cerebro y a pensar no sólo en más de una jugada, sino en más de una línea temporal a la vez. Cuando todo funciona bien, Quantum League es un shooter con una dinámica única donde es imposible predecir qué va a pasar a continuación o qué hechos anteriores pueden modificar el final de la partida. Varios encuentros que tuve fueron de lo más emocionante que viví en un shooter en los últimos tiempos, pero para llegar a esos partidos maravillosos vamos a tener que atravesar varios momentos de frustración y ciertos encuentros donde cuesta descifrar qué sucedió, por qué perdimos o por qué ganamos.
Quizás ese sea uno de los talones de aquiles más grandes de Quantum League. No sólo cuesta acostumbrarse a las mecánicas, también cuesta del todo entender las miles de posibilidades en que se puede desarrollar una partida y a eso le tenemos que sumar el hecho de estar atento a lo que va a hacer nuestro rival. Por lo tanto vamos a tener que acordarnos qué hizo esa persona, qué hicimos nosotros e incluso qué hicimos ambos en nuestra forma “fantasma” cuando fuimos eliminados. Al final de cada loop de 15 segundos, éste se reproduce y podemos ver todo el mapa con un modo espectador; ese es nuestro momento para grabar en la memoria qué acaba de pasar y también elaborar un plan de acción para la próxima ronda. Todo esto en el lapso de pocos segundos; no hay mucho tiempo para estrategizar y cada segundo que nos quedemos parados puede ser mortal. Honestamente es una mecánica que puede resultar un poco abrumadora y, sobre todo, frustrante.
Incluso cuando ya más o menos le agarramos la mano, vamos a seguir teniendo partidas donde no entendemos bien qué acaba de suceder. Cuesta llevar conteo de si el personaje que estamos controlando fue eliminado por algún clon rival de un loop anterior o por el actual; hasta puede que hayamos sido eliminados por un tiro propio ya que, como si fuera poco, Quantum League tiene “friendly fire”. Un concepto tan ambicioso como el que tiene este juego corre el riesgo de que la mayoría de sus partidas se den con poca elegancia y con demasiada confusión. Rara vez nos vamos a sentir los grandes estrategas pero cuando sucede es una sensación hermosa, sobre todo en partidas que se extienden ya que nadie pudo ganar más de dos ciclos seguidos o cuando ninguno pudo eliminar más clones que el contrario.
Cuando se alargan las partidas, todo se vuelve más emocionante no sólo por el obvio hecho de que hay más en juego, sino porque ya conocemos más a nuestro rival y los juegos mentales se potencian. Ya sabemos su patrón, para dónde va a encarar en la primera ronda o qué armas prefiere usar. Pero esto no sucede en la media de nuestros partidos, los cuales a veces no duran más de un par de minutos. Por suerte hay una buena base de jugadores y siempre nos encontrará rival para una partida rápida, pero cuando ganamos o perdemos tan fugazmente se pierde un poco de emoción.
Por supuesto que todo esto puede cambiar en un futuro y con el correr del desarrollo. Quantum League se encuentra por ahora en early access y está tomando todo el feedback posible para mejorar la experiencia. Hay una buena base que se apoya en su mecánica principal, pero todavía queda bastante para progresar en materia de diseño de mapas, armas y personajes. El mapa principal es una arena ovalada futurista con elevaciones a ambos costados, algunas coberturas y un punto de control en el medio. Lamentablemente luego de muchas partidas, ya se vuelve demasiado familiar y un poco de variedad sería bienvenida. Otro mapa de este modo principal nos tiene en una especie de fábrica donde tendremos que llegar a la otra punta y capturar el punto de control; el problema es que ambos jugadores empiezan uno a cada costado del mapa, lo que genera que se encuentren muy rápido, fallando en crear buenas situaciones de juego.
El modo que consiste en eliminar a más clones que nuestro rival, en cambio, tiene otros mapas adicionales que ofrecen posibilidades de juego mucho más interesantes. Uno de ellos nos tiene en una arena llena de contenedores con distintas elevaciones, varios escondites y con la chance de sorprender a nuestro rival. Otro nos propone una arena más cuadrada con tres áreas de juego con distintas alturas: una superior, una media y una más baja. Esto da lugar a distintas estrategia y promueve mucho más el uso de distintos tipos de armas. Los mapas suelen ser pequeños, pero el tamaño es adecuado teniendo en cuenta que sólo los podremos recorrer en 15 segundos.
Lo que quizás deberían tener es un poco más de personalidad, al igual que los personajes y su armamento. Como muchos juegos competitivos hoy por hoy, Quantum League apuesta por tener personajes distintivos para seleccionar. Jackie, Justin, Violet, Levka, Toure y Bjarne son los seis personajes disponibles por ahora y cada uno puede tener skins diferentes que vamos a desbloquear a medida que juguemos. Ninguno derrocha originalidad ni me terminó de enamorar, para colmo no optaron por darles habilidades distintas, diferentes velocidades de movimiento o características específicas. La elección de personaje pasa a ser algo totalmente descartable y dependerá de una preferencia personal totalmente arbitraria. Por ahora los skins tampoco nos van a volar la cabeza, con sólo algunos de ellos siendo un poco más extravagantes.
Un aspecto que quizás en un futuro sufra modificaciones estéticas o skins que podamos comprar, son las armas. Porque por lo pronto, tienen un diseño bastante poco inspirado y rozando lo genérico. Lo más importante, sin embargo, es cómo se sienten al controlarlas y acá es donde combina buenas con malas el juego. Pistolas, SMG y escopeta quizás son las que mejores sensaciones nos van a dejar; al no requerir tanta precisión ciertos problemas de lag no saltan a la luz. Con el rifle francotirador, en cambio, se expone bastante cuando fallamos un tiro no por nuestra propia muñeca, sino por cómo funcionan los servidores. El lanzagranadas me resultó sorpresivamente inútil y la pistola láser parece ser un arma que casi nadie elige. A pesar de todo, estoy convencido que este es un aspecto que va a seguir evolucionando constantemente con nuevo armamento y con modificaciones en las armas que ya están.
Las comparaciones siempre son odiosas pero cuando el juego mismo no las quiere evitar, no queda otra alternativa que remarcarlas. Sí, hay una estética bastante compartida con un juego como Overwatch; Quantum League apuesta por un estilo bastante “cartoon” e inspirado en el juego de Blizzard, tanto en sus menúes como en su interfaz y en su diseño de personajes. La ya clásica lista de skins dice nuevamente presente y nada de la originalidad de su mecánica de loop temporal se traduce en su estética. Por supuesto que este no es un problema exclusivo de Quantum League; tan sólo en el último tiempo le pasó a juegos como Crucible o Bleeding Edge y ninguno parece crear personajes memorables o un estilo fuera de lo común.
La gente de Nimble Giant tiene la gran posibilidad de trabajar junto a la comunidad para elevar todavía más a un shooter que ya de por sí tiene una propuesta única y diferente. Con algunos ajustes de jugabilidad, con una mayor cantidad de mapas y con distintos modos que aparecerán en un futuro, pueden crear una experiencia competitiva capaz de darnos partidas con una dinámica especial. La gran incógnita es qué sucederá con su modelo de negocio ya que no es un juego “free to play”. Actualmente cuesta $500 pesos en la tienda de Steam localizada para la Argentina (está 17 dólares aproximadamente a nivel internacional) y para un juego con las ambiciones de Quantum League, es lo mínimo que lo pueden cobrar. Probablemente si fuera gratis para jugar y tuviera microtransacciones, tendría una base de usuarios mayor pero no necesariamente más ingresos. Los items cosméticos que ofrece no creo que motivarían a mucha gente a pagar dinero por ellos, lo que llevaría al estudio a dar de baja el proyecto como ha sucedido con miles de shooters competitivos en el último tiempo, todos con ideas interesantes pero ninguno con un modelo sustentable.
El futuro de Quantum League es tan incierto como cada partida que tiene lugar dentro de él, pero hay una gran certeza y es que tiene mucho potencial y una idea más que original.