Quienes hayan seguido de cerca la historia de las dos compañías sabrán que este desenlace es el último episodio de la crónica de un divorcio anunciado. Bungie abandonó Microsoft en 2007 dejando atrás Halo y se metió en la boca del lobo con Activision, quizá una de las pocas empresas con el capital para financiar un proyecto enorme como Destiny. Pero ese maridaje de filosofías contrapuestas siempre hizo ruido: por un lado un estudio con una fuerte relación con la comunidad y acostumbrado a un ciclo de desarrollo de varios años, y por el otro una compañía interesada en exprimir cada una de sus franquicias hasta el desgaste a fuerza de lanzamientos anuales.
El acuerdo se firmó en 2010 y el contrato entre ambas partes se reveló en 2012, en medio de una batalla legal entre Activision e Infinity Ward. En él se confirmaba el nombre Destiny y que la saga consistiría en lanzamientos anuales entre entregas principales y DLC.
El contrato definía que ‘Destiny consistirá en una serie de cuatro títulos ‘de acción de ciencia ficción y fantasía’ con elementos de MMO, lanzados cada dos años a partir de otoño [nuestra primavera] de 2013‘ y ‘contenido descargable en forma de pack de expansión, de nombre clave ‘Comet’, será lanzado cada dos años a partir de 2014’.
Es evidente que la realidad de Bungie y el caos que fue el desarrollo del primer juego de la saga obligaron a un cambio de planes. Destiny se retrasó un año y su secuela llegó tres años después. Nunca existieron esas tercera y cuarta parte prometidas, pero seguramente la empresa considera The Taken King y el reciente Forsaken (dos expansiones que transformaron los juegos casi completamente) como títulos independientes, y The Dark Below, House of Wolves, Curse of Osiris y el resto de las expansiones menores como el DLC que pedía Activision.
Habiendo cumplido con el contrato y sobrevivido a casi una década de fricción el estudio finalmente recuperó su independencia, y en el camino se quedó con su franquicia. Probablemente hubo alguna compensación para Activision, pero después de la decepción que resultó Forsaken en materia de recaudación y la transformación que está sucediendo dentro de la compañía, seguramente no les costó demasiado dejar ir a Destiny.
‘Cuando comenzamos nuestra sociedad con Activision en 2010, la industria de los videojuegos era un lugar muy diferente,‘ escribió el estudio. ‘Como un estudio independiente enfocado en construir una nueva experiencia, queríamos un socio dispuesto a tomar un gran salto de fe con nosotros. Teníamos una visión para Destiny en la que creíamos, pero para lanzar un juego de esa magnitud necesitábamos el apoyo de un distribuidor establecido.’
¿Qué será de Bungie a partir de ahora?
‘Con Forsaken hemos aprendido y escuchado, y nos hemos apoyado en lo que creemos que quieren nuestros jugadores de una gran experiencia Destiny. Quédense tranquilos que hay más de eso en camino. Continuaremos trabajando en el roadmap existente de Destiny y estamos pensando a futuro para lanzar más experiencias en forma de temporada en los próximos meses, y sorprender a nuestra comunidad con algunos emocionantes anuncios de lo que nos espera más adelante,’ escribió el estudio en el comunicado oficial.
Queda claro que Bungie está comprometido con la franquicia e intentará mantenerla funcionando por sus propios medios como distribuidor independiente. La pregunta que nos venimos haciendo desde ayer es ¿dónde?. En consolas el proceso seguramente será similar al que vivimos recientemente con Hitman cuando pasó de Square Enix a manos de IO Interactive; pero en PC el juego vive en Battle.net y era una de las grandes apuestas de Activision para escapar del monopolio de Steam.
A través de Twitter Activision confirmó que el juego continuará recibiendo soporte en la tienda de Blizzard, pero Bungie asegura que la transición ya está en proceso. Con Epic Games hambriento de exclusividades para su tienda y Bungie necesitada de la mayor inyección de capital posible, ¿veremos Destiny como exclusividad de la Epic Games Store en los próximos meses o el estudio intentará ponerlo en la mayor cantidad de lugares posible?
Destiny 2 will still receive full support on BattleNet and we do not anticipate any disruption to our services or your gameplay experience. https://t.co/FFOE1iae3R
— BlizzardCS (@BlizzardCS) January 10, 2019
El concepto de ‘soporte’ en Battle.net es relativo. Es importante recordar que en noviembre del año pasado Bungie presentó un roadmap para las actualizaciones de Destiny 2 después de Forsaken que se extiende hasta agosto de este año, y el estudio confirmó ayer que esos planes no se han modificado. Esta semana fue lanzada la última parte de ‘Season of the Forge‘ (con algunos problemas para la comunidad), y en febrero debería comenzar ‘Season of the Drifter’, por lo que el término soporte podría referirse a la disponibilidad de ese contenido para aquellos que hubieran adquirido el juego a través de la tienda de Blizzard.
Para crear un paralelismo con un caso reciente, se puede citar la última temporada de The Walking Dead, que ahora en manos de Skybound Games se mudó a la Epic Games Store pero cuyos tercer y cuarto episodio podrán ser descargados sin problemas por los que hubieran adquirido la temporada completa a través de Steam el año pasado.
El futuro a mediano y largo plazo de Bungie puede resultar incierto. El estudio ya ha tenido dos malas experiencias con estudios de gran envergadura por lo que difícilmente estén buscando una nueva sociedad del estilo con, por ejemplo, Sony. Yo tengo mis propias teorías pero no los voy a aburrir con historias de exclusividades, lanzamientos de consolas y más.
El ¿destino? de Destiny es quizá un tanto más anticipable. Los rumores de la tercera parte comenzaron a circular el año pasado a través del foro Reddit, antes del lanzamiento del roadmap de Destiny 2. Según la información en este año Bungie lanzará una nueva gran expansión como Forsaken con el mismo modelo de Pase Anual y Destiny 3 llegará en 2020, continuando el ciclo de tres años y acompañando la nueva generación de consolas. Quizá sea entonces cuando Bungie pueda cumplir su sueño/promesa de una experiencia que dure una década.
Además de Destiny, Bungie también está trabajando en un nuevo proyecto financiado por NetEase. En junio del año pasado anunció una inyección de cien millones de dólares de parte del (otro) gigante chino, que también se quedó con una parte minoritaria de las acciones y un lugar en la junta directiva del estudio.
Para quien no lo sepa, NetEase es la compañía que distribuye los productos de Blizzard en la región y la responsable de Diablo: Immortal, la versión para celular de Diablo que generó controversia durante la BlizzCon del año pasado. Por eso, aunque no se especificó de qué se trata se trata el nuevo proyecto se especula con varias opciones posibles: una IP completamente nueva (probablemente de nombre ‘Matter’, según la nueva marca registrada), un versión especial gratuita para el mercado chino de Destiny, algún tipo de adaptación para dispositivos móviles o —quizá un tanto más extremo— Destiny 3 Free-to-play con un sistema de microtransacciones y desarrollo similar a Warframe.
¿Qué pasa con Activision?
La separación de Bungie generó y generará un impacto en las finanzas de la Activision. Las acciones de la compañía se desplomaron un siete por ciento inmediatamente después del anuncio y perdieron un dos por ciento adicional cuando se abrió la actividad del día en Wall Street durante la mañana de hoy. Las acciones tocaron un piso de 44.67 dólares después de haber cerrado a 51.35 dólares en el día de ayer.
El gigante se encuentra en medio de un proceso de transformación y reducción de costos furioso, que incluso ha permeado en Blizzard, un estudio históricamente independiente que no solo se vio ¿obligado? a lanzar una versión para dispositivos móviles de Diablo sino que también le ha quitado recursos a su MOBA Heroes of the Storm y cancelado todas las competencias oficiales.
Esta misma semana ha nombrado nuevos presidentes para Activision, King y la división de Negocios Emergentes (que controla la actividad de las Ligas de Activision Blizzard), dos de los cuales son ex CFOs (Oficial en Jefe de Finanzas por sus siglas en inglés) y uno fue el hombre a cargo de la franquicia Call of Duty durante la última década.
El éxito de Call of Duty: Black Ops 4 no alcanzó para compensar la caída en los ingresos de Overwatch y World of Warcraft, y las bajas ventas de Forsaken (según las expectativas de la compañía) anticipan un último cuarto del año que estará muy por debajo de lo proyectado. Aún así, Activision no espera que la salida de Bungie impacte sus ingresos en 2019, según dice el informe presentado en la Comisión de Seguridad de los Estados Unidos.
La empresa debería publicar sus reportes financieros el mes que viene, y entonces recibiremos más detalles de las ventas y el estado actual de sus activos.
Será interesante también ver qué pasará con High Moon y Vicarious Visions, dos estudios que hasta ahora estaban abocados colaborar con Bungie en el desarrollo de nuevo contenido para Destiny. Vicarious se encargó de la exitosa remake de Crash Bandicoot, por lo que es posible que esté trabajando en un nuevo juego de la saga — ya que la remake de Crash Team Racing está a cargo de Beenox, otro de los estudios ‘comodín’ de la empresa.
¿Entonces es una buena o una mala noticia la separación?
Desde mi punto de vista siempre es bueno que los creativos tengan independencia. Cuando Bungie llegó a Activision la compañía había comprado hacía tres años a Blizzard y nunca había interferido en sus prácticas, y el escándalo con West y Zampella todavía no había estallado. Quizá fantasearon con una libertad que nunca fue total.
Además, como dice el estudio, la industria era otra hace ocho años: ese 2010 vio el nacimiento y la muerte de los Online Pass, y el año siguiente Mortal Kombat, LA Noire y Gears of War 3 daría nacimiento a los Season Pass. Destiny venía a plantear un concepto que no había sido explotado a gran escala en el occidente y tuvo que lidiar nos solo con sus propios problemas sino también con las comparaciones directas e indirectas.
Aún así, culpar a Activision de todos los problemas de Destiny y Bungie es injusto. Activision no creó los dramas internos que resultaron en un desarrollo caótico y una historia inexistente en el primer juego, así como tampoco es responsable de las malas expansiones o del incomprensible sistema de progresión de personaje. Podemos caerle al distribuidor por algunas decisiones alrededor de la monetización, como se le puede caer a Electronic Arts por el escándalo de las microtransacciones en Star Wars: Battlefront, pero el primer Destiny fue un juego mediocre porque Bungie lo diseñó de esa manera, y no creo que haya sido Bobby Kotick el que los convenció de despilfarrar plata con un apático Peter Dinklage y esa horrible canción de Paul McCartney para los créditos.
Habrá que ser positivos y esperar que a lo largo de estos años el equipo haya decidido un rumbo real. ‘Tenemos mucho que aprender en nuestro crecimiento como un estudio global e independiente, pero vemos oportunidades sin límites para Destiny,’ escribieron.
Confiemos que así será.