No hace falta ser un analista de la historia moderna del gaming como para darse cuenta que Dark Souls fue uno de los juegos que más influyó a la industria entera. La popularidad del juego de From Software fue algo que pocos títulos consiguieron en la pasada generación de consolas, a tal punto que algunos sostienen que Dark Souls creó un nuevo género. Otros son un tanto menos generosos y descartan como “clones” a cualquier juego que tenga alguna similaridad. Nioh fue un juego que siempre tuvo que luchar contra esa comparación, y al volver a visitarlo para jugar el nuevo DLC de Nioh 2, siento necesario explicar por qué no se le aplica.
A grandes rasgos es entendible por qué incluso hoy en día, cuando Nioh ya se estableció por completo y quienes lo jugaron conocen lo que lo hace único, todavía hay gente que lo mira y piensa: “este es un clon de Dark Souls”. Visto desde lejos, de la manera más superficial posible, los sistemas de Nioh se prestan a la comparación. El juego tiene un ataque débil y un ataque fuerte, un botón para esquivar, una barra de la ya clásica “stamina” que se usa para atacar, evadir y bloquear. El combate opera de manera similar, con el sistema de lock-on y de prioridad de animaciones que la serie Souls popularizó que aporta a la alta dificultad de ambos juegos. Así, es difícil escaparle a la comparación.
Son todavía peor las más recientes comparaciones entre Nioh y Sekiro. Si ya eran superficiales los lazos entre Dark Souls y el juego de Team Ninja, la gente que pone a Nioh y Sekiro en el mismo plano solo por ser juegos donde los personajes usan katanas van un paso más allá. La semana pasada comenté que es fácil hacer comparaciones a la hora de recomendar un juego, pero eso no significa buscar los aspectos más superficiales que dos juegos tengan en común. Las comparaciones entre Nioh y Sekiro no tienen sentido más allá de que ambos son juegos japoneses de acción en tercera persona ambientados en una época específica de Japón, pero eso lamentablemente invita a reducir ambos juegos a “juegos de ninja” sin discutir qué los hace únicos.
¿Y qué es lo que hace de Nioh un juego tan único? ¿Por qué compararlo con Dark Souls no tiene tanto sentido? La respuesta es muy simple para aquellos con algo de experiencia en Nioh, y es que éste es un juego de loot. Superficialmente podrá parecerse a Dark Souls, pero simplemente por las similaridades propias del género al que pertenecen. En realidad, las comparaciones más aptas para Nioh son con juegos como Diablo, Borderlands, Destiny o Monster Hunter. Esos juegos donde los números son lo más importante y el proceso de “min-maxing” de tus atributos es lo más entretenido son los que más influyen la identidad de Nioh.
He de admitir que al principio yo también fui culpable de comparar Nioh con Dark Souls. Mi relación con el juego de Team Ninja se remonta a la primerísima demo alpha del juego, donde mi queja más grande era que no se parecía lo suficiente a Dark Souls. Sin embargo, con el correr de los meses y con nuevas demos, Team Ninja dejaba mostrar que Nioh era un título diferente. Más allá de escuchar las sugerencias de los jugadores e implementar los cambios que consideraban necesarios, esas nuevas demos ya empezaban a dar la sensación de que Nioh no buscaba la comparación con Dark Souls. El sistema de loot que al principio parecía un condimento más de la fórmula, se perfilaba como el atractivo principal.
Ya luego del lanzamiento de Nioh, y este año de su secuela, Team Ninja también demostró que tomó algunos elementos de los conocidos “live games” para reforzar todavía más la idea de que estos juegos son diferentes a Dark Souls. Al tener una estructura donde los niveles se dividen en misiones discretas, Team Ninja pudo hacer cosas como lanzar actualizaciones gratuitas con más misiones a modo de celebración por las altas ventas de los juegos. Como el loot es el centro del juego, también hubo varios parches de balance, cual juego de peleas. Nioh rápidamente se posicionó como algo único, tomando los mejores elementos de sus influencias para crear una experiencia diferente mientras que otros juegos todavía siguen buscando intencionalmente esa comparación con Dark Souls.
Y es que ese loop de jugabilidad que presenta Nioh es lo que me hace amarlo tanto. El combate tan bien diseñado por sí solo no sería suficiente para justificar las más de 200 horas que invertí en la serie. Especialmente con Nioh 2 y su DLC que salió la semana pasada, me resulta muy fácil perderme en el mar de loot que el juego me ofrece, buscando constantemente mejorar mi equipamiento y mis atributos para tener la build más óptima que mi estilo de juego pueda ofrecer. Ese concepto de construir tu personaje según tus preferencias a la hora de jugar no es ajeno a Dark Souls, pero Nioh tiene una customización tan granular y detallista que mi personaje realmente se siente mio. En Dark Souls me adapto a cómo el juego busca que lo supere. En Nioh mi manera favorita de jugar lo supera todo.
Lamentablemente las comparaciones entre Nioh y Dark Souls van a seguir siempre. Es muy fácil para la gente usar los elementos más superficiales que ambos tienen en común para establecer esas relaciones, pero lo cierto es que Nioh va más allá de ser un “clon de Dark Souls”. Nioh es un juego de loot, y como tal sus atractivos más grandes son completamente diferentes a los del juego de From Software. Es por eso que no me resulta difícil decir que Nioh me gusta más que Dark Souls, justamente porque ambos juegos ofrecen experiencias diferentes. A veces las comparaciones son útiles, pero en este caso no alcanzan para describir lo excelente que es Nioh.