A riesgo de sonar como un hipster cualquiera, yo soy una de esas personas que vienen insistiendo sobre las bondades del Nier original desde antes del nuevo remake. Obviamente que esa versión tiene su variedad de problemas pero las cosas que hace bien valen la pena a pesar de sus defectos, y aquellos que le dieron una oportunidad en su momento seguramente estarán de acuerdo. El problema era justamente eso: darle una oportunidad. En 2010 era mucho más difícil tratar de convencer a alguien de jugar algo como Nier, pero ahora en 2021 la gente está mucho más dispuesta a probar este tipo de juegos. Esto refleja un cambio en la aceptación de propuestas japonesas que merece resaltar.
¿Qué pasó entre 2010 y 2021 que hizo que la gente tenga la mente más abierta a experiencias claramente japonesas? La respuesta es bastante amplia. Lo primero que hay que destacar es el “renacimiento” de juegos japoneses que se viene dando en los últimos años y que se podría decir que empezó en 2017 gracias en buena parte a que las dos consolas más populares, Playstation 4 y Nintendo Switch, fueron éxitos en Japón. Ese fue el año en el que de este lado del charco tuvimos lanzamientos que pisaron muy fuerte: Yakuza 0, Persona 5, Nier: Automata, Resident Evil 7, Splatoon 2, Super Mario Odyssey, The Legend of Zelda: Breath of the Wild, Tekken 7, Nioh e incluso algunos juegos más de nicho que son muy queridos por sus fans como Gravity Rush 2, Danganronpa V3, Trails in the Sky The 3rd y más.
Esta oleada de juegos japoneses que dominó aquel año inevitablemente hizo que mucha gente empiece a tomarle el gusto a series de las que quizás nunca habían escuchado hablar, pero ahora que estaban en el boca en boca de todo el mundo era algo que claramente valía la pena probar. Yakuza quizás sea el mejor ejemplo de todos estos; un juego extremadamente japonés que venía sufriendo años de fracaso en Occidente. Eran pocos los que sabían sobre las bondades de Yakuza, ya que la mayoría todavía tenía inculcada la errónea idea de que eran un clon de Grand Theft Auto. Sin embargo, cuando Yakuza 0 empezó a dominar la conversación en Twitter y redes sociales, la serie se catapultó y hoy en día es uno de los juegos japoneses más queridos en Occidente.
El caso de Nier: Automata es el que más me llama la atención, y el que quizás más sirve para entender cómo pasamos de un Nier original que nadie jugó a un remake que mucha gente adora. En cuanto a decisiones de estilo, estructura narrativa y diseño artístico, el Nier original no es demasiado diferente a Nier: Automata. La gran diferencia es que Automata envolvió esos aspectos en una jugabilidad más “aceptada” por el público occidental. Gracias a la mano mágica de Platinum Games, Automata funcionaba mucho mejor como RPG de acción que el Nier original. Así, mucha gente pudo apreciar la obra de Yoko Taro de una manera más familiar, con sistemas y combate a los que ya estaba más acostumbrado que en 2010. Esto, a su vez, hizo que la gente sea mucho más permisiva con este remake, que si bien no está hecho por Platinum Games, tiene un combate más modernizado. La diferencia es que esta vez esas falencias son más fácil de pasar por alto porque la gente ahora busca el estilo de Yoko Taro.
Esta idea de que la jugabilidad actúa como puente entre público y autor es un factor importante a la hora de hacer que la gente conecte con el estilo y personalidad de los juegos japoneses. Hubo una época, allá por los tiempos de Playstation 3 y Xbox 360, en la que los estudios japoneses buscaban imitar el estilo de los juegos AAA occidentales, y los resultados fueron completamente olvidables. Capcom probablemente sea uno de los que más sufrió esta situación. Encontrar fans acérrimos de juegos como Lost Planet es bastante complicado, pero años más tarde Monster Hunter: World se convirtió en uno de los juegos más exitosos de la industria. Simplemente por dejar que Monster Hunter sea Monster Hunter, solamente modernizando sus sistemas, Capcom consiguió un éxito que años atrás parecía que nunca iba a llegar.
Lamentablemente esta nueva apreciación por los juegos japoneses no se extiende a todo. Hace poco menos de un mes me encontré lamentando la percepción general de las novelas visuales, un género muy japonés que todavía sufre de estigmas viejos e injustificados. Uno de mis juegos favoritos de los últimos años, 428: Shibuya Scramble, es un título que mezcla novela visual con Full Motion Video. Este título tiene una estructura narrativa tan increíble que me atrevería a decir que puede poner a juegos como Nier en jaque, pero poquísima gente lo jugó justamente por lo “japonés” que es el juego. Por más abierta que esté la gente a experiencias japonesas, algunos todavía no está dispuestos a probar una novela visual con elementos live-action y actores japoneses.
Así y todo, me gusta pensar que nos estamos acercando a un punto en el que estas barreras dejarán de existir. Mientras que empresas como Sony buscan dejar de lado sus raíces japonesas en favor de apuestas seguras que imitan televisión de prestigio, muchísimos otros estudios japoneses siguen inculcando su encanto único en sus juegos. Este remake de Nier es prueba de que la gente de a poco está más y más dispuesta a buscar obras de creadores japoneses, y espero que en un futuro esto signifique mentes todavía más abiertas. El gaming japonés tiene muchísimo para ofrecer; solamente hay que estar dispuesto a darle la chance.