Dentro del gran año que fue 2017 para el gaming, el mes de marzo fue bastante intenso en lo que respecta a grandes lanzamientos. Desde el lanzamiento de una nueva consola de Nintendo y un variado catálogo de juegos para dicho novedoso aparato, hasta ports de juegos masivamente populares como Kingdom Hearts, Ultimate Marvel Vs. Capcom 3, o incluso una nueva entrega en la aclamada serie Mass Effect, ese mes de marzo tuvo de todo. Uno de los juegos lanzados en ese mes que más se destacó, sin embargo, fue un título que luego terminaría siendo uno de los mejores ejemplos de por qué el 2017 fue el año en que el gaming japonés volvió con todo al mainstream occidental. Ese juego no es nada menos que Nier: Automata.
Es difícil elegir un punto por el que empezar a hablar de un juego como Nier: Automata porque todo lo que rodea a este título es fascinante en mayor o menor medida. El simple anuncio del juego, allá por el año 2015, parecía una mentira. ¿Platinum Games iba a desarrollar la secuela de Nier, un juego que poca gente jugó? Incluso información sobre la pre-producción del juego parece un chiste, con Yoko Taro declarando que el plan original era que esta secuela sea un juego de celulares al estilo Farmville. Esta cadena de sucesos que parecen simplemente locuras complementan a la perfección lo que sucedió luego del lanzamiento del juego: Nier: Automata fue un éxito total e inesperado; tan grande incluso que todavía hoy en día sigue dando de qué hablar.
Si bien es fácil entender las dudas que la gente podía tener sobre el juego previo a su lanzamiento, también es muy simple entender las razones detrás de ese éxito. Esta colaboración entre Yoko Taro y Platinum Games resultó en un juego cuyos dos pilares principales, la historia y la jugabilidad, se sentían moldeados a la perfección por manos expertas. Además, el pedigrí de una de las partes inevitablemente ayudó a la otra: los fans de las historias de Yoko Taro se animaron a probar un juego con mucho más énfasis en la acción y combate, mientras que los fans de Platinum Games encontraron en Nier: Automata una historia con un tono como nunca antes habían visto en otros juegos del estudio. Sumado a un excelente diseño visual y a un soundtrack que se volvió prácticamente icónico, Nier: Automata podría considerarse como un juego que es todavía más que la suma de sus increíbles partes.
Y es que todo en el juego se une de manera perfecta para contar la hermosa y a la vez trágica historia de 2B y los androides. Yoko Taro construyó en Nier: Automata una narrativa en donde aspectos como la jugabilidad e incluso la interfaz en sí se utiliza como medio para contar la historia. Uno puede hablar de historias con excelentes guiones, pero cuando uno habla de diseño narrativo, Nier: Automata es uno de los ejemplos más importantes de lo que implica pensar en un juego donde la historia es más que simplemente el guión. Es difícil imaginar cómo sería la experiencia de Nier: Automata si al menos uno de sus aspectos no estuviese en constante armonía con el resto para contar su historia, y esa es quizás una de las razones por las cuales Yoko Taro ganó tanta notoriedad después del lanzamiento del juego.
Yoko Taro ya venía de hacer varios juegos con temáticas y tonos similares a Nier: Automata. De hecho, no por nada el primer Nier es considerado como un clásico de culto a pesar de sus pocas ventas. Sin embargo, uno de los legados más importantes que dejó Nier: Automata es esta propulsión de la figura de Yoko Taro al mainstream. Gente que nunca en su vida había tocado el primer Nier o la serie Drakengard estaba ansiosa por ver qué sería lo próximo de Yoko Taro. Lamentablemente años después esa hambre de más Yoko Taro todavía sigue sin ser satisfecha, ya que la gran mayoría de los juegos en los que el excéntrico director trabajó luego de Nier: Automata fueron juegos de celulares. Ni SINoALICE ni Nier Reincarnation gozaron del mismo éxito que Nier: Automata, probablemente porque carecen de esa armonía en todos los aspectos de diseño que el título de 2B muestra.
Así y todo, el éxito de Nier: Automata trajo consigo sorpresas bastante gratas. Por un lado, el Nier original recibió una remasterización para celebrar sus 10 años, algo que mucha gente venía pidiendo desde el momento que se anunció Nier: Automata. Si bien esta remasterización no tuvo el mismo peso que su secuela, ahora por fin la historia del Nier original estaba recibiendo el reconocimiento que siempre se mereció. Al menos por ahora, la serie Drakengard no tuvo la misma suerte, pero con lo impredecible que puede llegar a ser esta industria, y en especial Yoko Taro, uno nunca sabe si en el futuro estos juegos pueden llegar a recibir el mismo tratamiento que el Nier original.
A cinco años de su lanzamiento, Nier: Automata todavía es recordado como una de las obras maestras del gaming. El juego tiene tanta influencia que incluso hace poco se anunció una adaptación al anime, algo que de por sí es fascinante considerando que esta es una historia que aparenta no funcionar en otro formato que no sea un videojuego. Y en cierto punto eso es lo que define a Nier: Automata: una serie de elementos difíciles de creer que cubren desde su concepción, pasando por el juego en sí, y que siguen fascinando incluso después de su lanzamiento. Pocos juegos reciben estos niveles de reconocimiento, pero Nier: Automata es tan fantástico en todos sus aspectos que demuestra por qué se lo tiene más que merecido.
