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Pluma y Joystick | Estética vs. gráficos: la guerra eterna

Con las nuevas consolas en el horizonte no muy lejano, hay ciertos debates eternos que vuelven a tomar más peso. Más allá de la cada vez más compleja y a la vez insignificante “guerra” entre las consolas, algunas discusiones dejan de lado plataformas específicas para centrarse en conceptos. La generación que se nos va introdujo, por ejemplo, el debate entre modo de rendimiento y modo de resolución gracias a Playstation 4 Pro y Xbox One X. Hay otros conflictos clásicos, sin embargo, que nunca se terminan, y quizás el que más me apasiona es la típica guerra entre estética contra gráficos.

Cada generación de consolas significa un salto tecnológico de mayor o menor medida, pero un salto en sí. Al mismo tiempo, con el avance de la tecnología las herramientas de desarrollo son cada vez más accesibles y esto permite que una enorme cantidad de gente se meta en la industria. Los caminos visuales que un juego puede tomar varían bastante según la imaginación de las personas involucradas, y más gente creando videojuegos significa muchísima más variedad de estilos artísticos. Sin embargo, la discusión de estética contra gráficos existe no por la gente que hace los juegos, sino por el valor que le dan la gente que los consume.

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Bugsnax tiene una estética única que inmediatamente lo hace reconocible.

Bugsnax tiene una estética única que inmediatamente lo hace reconocible.

Cuando llega una nueva consola, lo primero que el público generalmente le pide es el siempre abstracto concepto de “buenos gráficos”, pero esta frase es repetida tantas veces que ya perdió significado. ¿Qué son “buenos gráficos”? En la búsqueda por definir esta declaración, las dos veredas del conflicto se separan. Por un lado están los juegos que buscan asombrar por su realismo gráfico; esos que los ves en imagen y quizás los podés confundir con fotos reales. Por el otro están los que ponen a la estética en el centro de la experiencia; si bien el aspecto técnico no te va a dejar boquiabierto, al menos el diseño visual busca ser memorable.

Esta separación es ya bastante vieja y empezó a tomar fuerza en la época de Playstation 3 y Xbox 360, cuando un bando trataba a los shooters de esos tiempos como “todos grises y marrones”, mientras que el otro aclamaba lo realistas que se veían las caras de los personajes. Llegamos al 2020 y en cierto punto el panorama no cambió demasiado. El nuevo Call of Duty tiene un Ronal Reagan tan realista que casi podés sentir los crímenes bélicos y sociales a través de la pantalla. Mientras tanto, Bugsnax tiene una estética tan particular y única que te dan ganas de tener uno de esos bichos para vos mismo.

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Ese Ronald Reagan se ve tan realista que casi lo podés insultar por sus políticas.

Ese Ronald Reagan se ve tan realista que casi lo podés insultar por sus políticas.

Una de las cosas que a veces se deja de lado al momento de tener esta discusión sobre gráficos y estética es que ninguno de los dos aspectos puede levantar por sí solo a un juego. Recientemente jugué la versión de consolas de Cloudpunk, un juego que utiliza voxels para darle vida a su increíble estética cyberpunk. Sin embargo, ni la narrativa del juego ni la jugabilidad supieron atraparme lo suficiente como para seguir sumergiéndome en ese excelente diseño visual. Por el otro lado, el remake de Resident Evil 3 es tan realista en sus gráficos que por momentos es asqueroso, pero si no fuese por la genial jugabilidad (y el factor nostalgia), probablemente no me hubiese interesado jugarlo por completo.

Sí hay que admitir que cada una de las dos “filosofías” de diseño visual tiene su ventaja por sobre la otra. Los juegos que le dan prioridad a una cohesión estética y un estilo artístico único son los más memorables. ¿Existe algún otro juego más allá de Persona 5 cuya interfaz fue tan llamativa que se terminó viralizando? Incluso juegos como Guilty Gear Xrd marcaron un antes y un después en cuanto a estéticas, demostrando que hasta el estilo de anime se podía representar de maneras únicas en 3D. La creatividad visual que transpiran estos juegos, entre los cuales también hay muchísimos indies, es lo que les permite destacarse entre el infinito catálogo que la industria tiene para ofrecer hoy en día.

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Ese momento en que la interfaz de Persona 5 dominó Twitter fue una época mágica de la internet.

Ese momento en que la interfaz de Persona 5 dominó Twitter fue una época mágica de la internet.

Mientras tanto, lo que se conoce como gráficos realistas también tiene su lugar importante en la industria. Cada vez nos acercamos más y más al punto en el que la cara de un personaje de videojuego llega a ser indistinguible de un rostro real, y lo mismo pasa con diseños de escenarios y lugares físicos. Esto permite a algunos desarrolladores apoyarse con más facilidad en lenguajes que toman prestados del cine y la televisión. Si bien a veces está visto con malos ojos que los videojuegos quieran “copiarse” de las películas, es justamente este tipo de técnicas de dirección lo que resalta los avances técnicos en materia de gráficos. Planos específicos, actuaciones dignas de aplauso, dirección impecable. Cuando se combina esto con gráficos que se asemejan a la realidad, ¿por qué habría de molestar que el gaming tome prestado elementos del lenguaje del cine?

Entonces, ¿qué son “buenos gráficos”? Dicho todo esto, la realidad es que no existe una sola definición. Como muchísimos otros aspectos del gaming, qué tan bueno es el apartado visual de un juego queda a disposición del ojo de cada uno. Lo que sí, ambas tienen sus pros y sus contras, y en un mundo ideal todo desarrollador tendría acceso a las herramientas para hacer realidad su visión artística sin toparse con ningún obstáculo tecnológico. Lamentablemente el mundo ideal no existe, pero eso es un poco lo que hace interesante ver qué prioriza cada título y cada creador. Al fin y al cabo, sin recursos infinitos no se puede dejar contento a todo el mundo.

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Si no fuese por lo realistas que son los gráficos, esta escena de Uncharted 4 quizás no funcionaría tan bien.

Si no fuese por lo realistas que son los gráficos, esta escena de Uncharted 4 quizás no funcionaría tan bien.

Así y todo, la guerra entre estética contra gráficos va a seguir eternamente. A pesar de todo lo que yo o cualquier otra persona pueda decir sobre el tema, nunca va a faltar quien descarte un juego simplemente por cómo se ve. Volviendo a los ejemplos anteriores, no es difícil imaginar a alguien decir que no va a jugar el nuevo Call of Duty porque “se ven todos iguales”, o una persona con un rechazo irracional hacia Bugsnax porque “parece un juego de nenes” con esa estética. No por nada este tipo de conflictos son tan viejos: por más que la solución obvia es que no hay solución ni tampoco debería haber conflicto, hay gente que nunca va a poder dejar de enfrentar estos conceptos.