Cuando uno pasa tanto tiempo en la esfera del gaming, llega un punto en el adquiere conocimientos sobre cosas que la gran mayoría de la gente desconoce. Así y todo, hoy en día tal vez es un poco más fácil reconocer nombres de juegos cancelados gracias a los muchos sitios y canales de Youtube que crean contenido justamente con el objetivo de recordar estos proyectos. Así, hace un tiempo me topé con Six Days in Fallujah, un juego que había sido cancelado y nunca pensé volver a ver. Me sorprende muchísimo, entonces, que en febrero de 2021 estemos hablando otra vez de este juego.
Gracias a la amplia cobertura que este título está recibiendo desde su renacimiento, es difícil no saber qué es Six Days in Fallujah, pero para entender lo que significa hoy en día este juego hay que saber de dónde vino. Este título originalmente estaba siendo desarrollado por Atomic Games, difunto estudio especializado en juegos de guerra, en colaboración con Konami, quien pretendía distribuir el juego. Anunciado en el 2009, el juego recrearía la segunda batalla de Fallujah, un conflicto gravísimo de la guerra de Irak que sucedió solamente cinco años antes del anuncio del juego. Por razones obvias, el público reaccionó de manera tan negativa que el juego fue abandonado.
Resulta que Six Days in Fallujah sigue vivo como proyecto, y nadie termina de entender por qué. El revuelo que generó el resurgimiento de este juego es tan lógico como increíble. Por supuesto que la idea de Six Days in Fallujah es pésima, y no por nada la gente tuvo opiniones tan negativas allá por el 2009. ¿Pero por qué revivirlo entonces? ¿Para quién es este juego? ¿Quién pensó que esto sería una buena idea en 2021? En cierto punto estas preguntas no tienen respuesta porque la situación es ridícula, especialmente cuando uno piensa que estas son preguntas muy similares a las que se hacían en 2009.
Sin embargo, lo más increíble, indignante y descarado del regreso de Six Days in Fallujah tiene que ver con la gente a cargo del juego. El nuevo estudio desarrollador, Highwire Games, es conocido por títulos como Golem para Playstation VR, pero no son ellos realmente quienes idearon este proyecto. Victura, el nuevo distribuidor, es realmente quien está impulsando el retorno de este título, especialmente con Peter Tamte a la cabeza, quien en su momento era el presidente de Atomic Games y es acreditado como el creador de Six Days in Fallujah. Son los dichos de Tamte en las recientes entrevistas sobre el juego lo que elevan la situación a algo realmente insólito.
Como quizás muchos ya hayan leído esta semana, Tamte sostiene que Six Days in Fallujah no trata de hacer ningún comentario político. Esta pésima frase usada hasta el desgaste por cualquier estudio que busca lavarse las manos y desligarse de los problemas de sus juegos es un disparate. Incluso dejando de lado que toda expresión artística es inherentemente política porque refleja los valores y pensamientos de su creador, un juego sobre la guerra de Irak desde el punto de vista de los soldados estadounidenses creado para “honrar el sacrificio de los soldados” inevitablemente tiene un mensaje político. Que el juego busque mostrar los horrores de la guerra no significa nada si no condena el hecho de que existió una guerra en sí.
Algunas personas esperaban que Six Days in Fallujah sea una especie de Spec Ops: The Line, que realmente buscaba retratar lo malo del conflicto armado. Sin embargo, los dichos de Tamte eliminan cualquier pretensión de que su juego sea de ese estilo. Six Days in Fallujah queda desenmascarado como una glorificación de los militares norteamericanos cuando Tamte explica que el juego no tratará el ataque con fósforo blanco de la batalla de Fallujah porque ninguno de los soldados que entrevistó lo mencionaron. Al rehusarse a contar los crímenes de guerra nefastos cometidos por el ejército estadounidense, cualquier intento de mensaje que Six Days in Fallujah quiere transmitir queda invalidado.
Así, uno se vuelve a preguntar lo mismo que la gente se preguntaba en aquel entonces: ¿para quién es este juego y por qué se está haciendo? La mayoría de las historias bélicas que vienen de Estados Unidos son narrativas que no terminan de resonar con el resto del mundo. Ya sea en películas, libros, series o juegos, siempre el drama y el horror está presentado desde un punto de vista norteamericano. Las muertes del otro lado del conflicto son importantes pero a la vez sin peso, y las verdaderas tragedias son las de los soldados estadounidenses. Six Days in Fallujah, cae de lleno en ese balde ya que, según Tamte, este juego está hecho para no olvidar el sacrificio de los soldados a pesar de los pedidos de las familias de que no hagan un videojuego sobre esto. Ni que hablar sobre los ciudadanos iraquíes, los cuales nadie se molesta en contactar y lo único que se sabe es que Tamte entrevistó a varios y, según él, están de acuerdo con el juego.
Como si toda esta situación no fuese lo suficientemente complicada, desde el regreso de Six Days in Fallujah algunas personas escarbaron en la historia de Victuria y de los anteriores estudios de Tamte para encontrar alguna explicación sobre por qué este juego y por qué ahora. Como era de esperarse, los resultados embarran todavía más al proyecto. No solamente Tamte realizó donaciones al partido Republicano el año pasado antes de las elecciones presidenciales, sino que también sus compañías anteriores trabajaron con la CIA y el FBI para desarrollar simuladores de entrenamiento. De nuevo, todo arte es político, y los valores de cada creador se ven reflejados en su arte. No hace falta explicar la clase de valores que el arte ideado por Tamte termina reflejando.
¿Llegará a salir al mercado Six Days in Fallujah? Quizás sí, quizás no. Las reacciones ante el regreso del juego son quizás más fuertes que en el 2009, por lo que no sorprendería que el proyecto se vuelva a abandonar una vez más. Lo único bueno de todo esto es que evidentemente nadie tomó en serio la palabra de Tamte. Que un simpatizante de la derecha norteamericana con conexiones con la CIA encabece un juego que glorifica al ejército estadounidense es motivo de alarma, especialmente cuando argumenta que no hay mensaje político. Está bien que la industria reaccione así ante tal descaro. Esperemos que la próxima vez que alguien intente justificar que su juego no es político no nos olvidemos de este momento.