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Pluma y Joystick | Danganronpa: desesperación y esperanza

Cuando uno trata de recomendarle un juego a alguien, lo más fácil de hacer es usar comparaciones. Que arroje la primera piedra quien nunca dijo “X juego es como juego Y y juego Z”, o incluso algo como “juego A es como película B en forma de videojuego”. Utilizar otras cosas como marco de referencia sirve para presentar en líneas muy generales qué estilo o tipo de juego uno quiere recomendar. Por eso, cuando me recomendaron un juego que, según mis amigos, era como Gran Hermano, El juego del miedo, Game of Thrones, Battle Royale, y una pizca de Ace Attorney, todo eso en forma de novela visual, no pude evitar interesarme. Y esa serie, Danganronpa, cumple 10 años en este 2020.

La fecha específica de celebración es en noviembre pero Spike Chunsoft, el estudio detrás de Danganronpa, ya declaró 2020 como el año de Danganronpa. Honestamente, con todo lo que trajo este 2020 hasta ahora, festejar los 10 años de una de mis series favoritas con anticipación en lugar de a fin de año no me parece una mala idea. Ese espíritu festivo me lleva a tener varios días en los que recuerdo con cariño las bondades de Danganronpa, y eso me obliga a sentarme y reflexionar: ¿qué es lo que hace que Danganronpa, como serie, sea algo tan especial? ¿Por qué terminó siendo una de mis series de videojuegos favoritas de todos los tiempos?

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Makoto Naegi, el primer protagonista, momentos antes de que comience su pesadilla.

Makoto Naegi, el primer protagonista, momentos antes de que comience su pesadilla.

El primer Danganronpa tiene todos los ingredientes necesarios para atrapar al jugador solamente con su premisa. Un grupo de estudiantes de élite, cada uno especializado en un campo específico, es atrapado en una escuela que sospechosamente cuenta con todo lo necesario para sobrevivir. Un muñeco malvado, que en este caso es un oso llamado Monokuma, les pone como condición que la única manera de escapar es matando a uno de sus compañeros. Cuando se produce una muerte se va a un “juicio” y si nadie puede encontrar al culpable, el asesino consigue escapar y todos los demás son ejecutados. Al contrario, si el culpable es descubierto, éste es ejecutado y los sobrevivientes continúan sus vidas atrapados hasta que quede solamente uno.

Con una premisa así, es fácil pensar que el tono del juego es constantemente sombrío. Cuando la historia de un juego puede animarse a matar a cualquier personaje sin titubear, ¿para qué encariñarse? Pero la ventaja que tiene Danganronpa está en que su tono es lo opuesto a lo que uno espera con esa premisa. Tanto a simple vista como en la profundidad de las partes que lo componen, Danganronpa es anime en estética y en actitud. La comedia rebalsa en toda la serie, la violencia es exagerada, los diseños de los personajes son únicos, y todos los juegos hacen excelente uso de sus limitaciones técnicas para fortalecer su personalidad. El peso de ese ambiente, donde cualquier personaje puede morir, se ve altamente aliviado cuando el juego tiene una estética de “maqueta” usando las ilustraciones típicas de novela visual en ambientes 3D, o cuando la sangre es color rosa chicle para evitar problemas de censura y al mismo tiempo darle un estilo único.

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Ya sea de la mano de Monokuma o de cualquier otro personaje, Danganronpa nunca pierde su sentido del humor.

Ya sea de la mano de Monokuma o de cualquier otro personaje, Danganronpa nunca pierde su sentido del humor.

Sin embargo, lo que más atrapa en Danganronpa son los personajes y la narrativa. La serie entera está llena de personajes inolvidables, con los cuales es fácil encariñarse justamente por ese tono y personalidad contrario a lo que uno esperaría. Al fin y al cabo, ¿qué tanto te puede afectar la muerte de un personaje que nunca te interesó? Es por esto que la gran mayoría de los personajes tienen un encanto que los eleva más allá de los tropos de anime que invocan. Esa condición de élite que los llevó a la escuela donde quedan atrapados queda en segundo plano cuando la situación en la que se encuentran los hace sentir humanos en sus reacciones y comportamientos. Es ahí donde más se nota la comparación con Gran Hermano, aunque por supuesto con el pequeño detalle que en Danganronpa están entre la vida y la muerte.

Acompañando a los excelentes elencos de personajes de la serie, Danganronpa tiene una trama que no se queda atrás. Si bien las circunstancias detrás de cada juego son diferentes, hay un tema principal que se mantiene vigente en toda la serie y que podría decirse que es el corazón de Danganronpa: el choque entre la desesperación y la esperanza. Estos dos conceptos son los pilares de la serie, y no es muy difícil imaginarse por qué. Con cada juego, con cada grupo de estudiantes atrapado sin salida, con cada muerte de un personaje, esa sensación de desesperación está siempre presente. Sin embargo, en la otra vereda, siempre está la esperanza.

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Los personajes y las varias interacciones entre ellos son uno de los puntos más fuertes de Danganronpa.

Los personajes y las varias interacciones entre ellos son uno de los puntos más fuertes de Danganronpa.

Esa es la esencia de Danganronpa y lo que no tan secretamente lo hace una serie difícil de soltar. Más allá de los misterios, más allá de los personajes, y más allá de las excelentes historias que cada juego cuenta, Danganronpa es una serie que en su totalidad busca mostrar a la inquebrantable esperanza triunfando sobre la más hostil desesperación. La manera de transmitir ese mensaje es altamente exagerada; al fin y al cabo es una serie de estudiantes con sangre color rosa chicle que se matan entre ellos por culpa de un oso blanco y negro que habla. Pero así y todo, lo importante no deja de ser que por más espectáculo que haya, el mensaje siempre es el mismo.

Es pura coincidencia que este 2020, cuando Danganronpa cumple 10 años, sea un año como el que estamos viviendo. Pero justamente porque este 2020 es el año que ya todos conocemos, ese mensaje que Danganronpa transmite con todos sus juegos resuena más y más seguido en mi cabeza. Cuando la desesperación está arraigada al día a día, me parece adecuado festejar una serie cuyo mensaje es que la esperanza de que se puede salir adelante siempre terminará triunfando.