Cualquiera que haya estado más o menos atento a las idas y venidas del gaming en estas últimas semanas sabrá inmediatamente sobre qué se habla hoy en día cuando se menciona a Activision Blizzard. Existen numerosos artículos rondando por la internet que detallan las asquerosidades y calamidades que sucedieron en esa empresa, hechos que desencadenaron en la ahora famosa denuncia. Videos, fotos y testimonios continúan saliendo a la luz y toda la situación es tan perturbante como debilitante. A estas alturas, uno ya está cansado de ver que esto sigue pasando, pero la tristísima realidad es que Activision no fue la primera compañía culpable de situaciones como esta. Peor todavía, probablemente tampoco sea la última.
Para alguien que viene siguiendo el gaming como industria desde hace años, este tipo de situaciones lamentablemente no son nada nuevo. En cierto punto, pareciera que la cantidad de historias que salen a la luz para delatar estas conductas se multiplicó desde el comienzo de la pandemia, y hay una muy buena razón para esto. La idea del trabajo remoto o home office no solamente implica estar fuera de la oficina, sino que también ayuda a las víctimas de estas situaciones a estar físicamente lejos de sus abusadores. Bajo esta nueva sensación de seguridad, es entendible que le resulte más fácil a estas personas hablar con gente de confianza sobre los problemas que venían soportando, y con el apoyo de sus compañeros este tipo de situaciones puede salir a la luz más fácilmente.
Por supuesto, incluso antes de la pandemia ya hubo casos famosos de conductas laborales repudiables y de abuso de todo tipo. Los escándalos de Riot y de Ubisoft fueron quizás algunos de los de más alto perfil en los últimos tiempos, y el primero de ellos incluso salió a la luz antes de que todos estemos encerrados en casa. Pero también hubo varias acusaciones de quizás menor magnitud en cuanto a cobertura de los medios, pero que igualmente tienen peso por haber lastimado muchísima gente. Se me viene a la cabeza el caso de Naughty Dog, cuando en 2017 un ex empleado contó sobre el abuso que sufrió en la compañía y cómo sus quejas fueron ignoradas. Ya nadie habla sobre ese caso en particular, y para 2018, cuando el famoso tráiler del beso de The Last of Us Part II conquistó la web, era un tema olvidado por todos.
De más está decir que este tipo de situaciones no ocurren únicamente en estudios grandes. Es cierto que mientras más grande sea el estudio, es más probable que los abusos y problemas de este tipo pasen más desapercibidos o que directamente sean ignorados intencionalmente. Sin embargo, los estudios chicos también son lugares donde pueden ocurrir estas cosas, incluso cuando la gente que los conforman son personas que parecen compartir los mismos valores y pensamientos. En 2019, el co-creador de Night in the Woods Alec Holowka fue acusado de abuso por varias personas, y lamentablemente se quitó la vida días después que las acusaciones salieron a la luz. En 2020 Skullgirls prácticamente cambió de desarrollador luego de las acusaciones que su diseñador Mike Zaimont recibió y de la batalla casi legal que surgió de eso. Me fue necesario editar este artículo antes de su publicación porque, al momento de escribir estas líneas, se está conociendo la situación de Fullbright Studios y los abusos de Steve Gaynor.
Por más que duela decirlo, lamentablemente el abuso en la industria del gaming no es algo raro. Pandemia de por medio o no, cada tanto salen a la luz nuevas historias de gente cuyas vidas fueron prácticamente arruinadas por conductas que a estas alturas no deberían existir, pero que por alguna razón siguen sucediendo. A pesar de estar en el año 2021, a veces pareciera que todavía estamos atrasadisimos en cuanto a la manera de responder y actuar frente a este tipo de problemas. Lo más triste es que esto no es un problema exclusivo del gaming, sino que pasa en todos lados y todo el tiempo. Como sociedad, increíblemente todavía hay un alto número de gente que lo primero que hace frente a este tipo de situaciones es culpar a las víctimas o minimizar los problemas.
Es un poco por esto que, lamentablemente, el caso de Activision no va a ser el último. Con un simple vistazo a las reacciones de la gente ante esta situación le alcanza a uno para perder las esperanzas sobre el futuro. Por supuesto que mucha gente repudia el abuso que salió a la luz, pero una simple búsqueda de Google delata el punto de vista de las masas. Nada más que por buscar el término Activision, Google recomienda videos con títulos como “¿Es el fin de Call of Duty?” o “Activision y Call of Duty 2021 tienen graves problemas”. Para el público en general, estas historias de abuso nunca son el problema; lo que importa es cómo afectan a los juegos y el negocio algorítmico de la internet aumenta la popularidad de estas mentalidades.
Algún día me gustaría poder decir que el gaming es la mejor industria que existe, pero hay tantos problemas que solucionar que llegado cierto punto uno hasta pierde las esperanzas. Hay muchísimo trabajo por delante para poder solucionar las problemáticas que afectan a la industria, especialmente porque mucho de esto son cosas que vienen de raíz y tienen que ver con la sociedad en sí. Desde la respuesta del público hasta las herramientas que tienen las víctimas para hacerse escuchar y conseguir justicia, todo necesita mejorar. Quizás en un futuro lejano lleguemos a ese punto, pero mientras tanto lamentablemente no queda otra que esperar. Y es en esa espera en la que más de estas historias van a salir a la luz, y más nos vamos a dar cuenta que los problemas que nos afectan son mucho más grandes de lo que pensamos.