Es así que hoy Destiny 2 ya cuenta con una versión gratuita que ofrece acceso a gran parte de la experiencia, e introduce elementos narrativos y secciones del original para darle un poco de contexto a los jugadores que se sumen en 2019; y acaba de sumar la gran expansión Shadowkeep, que vuelve a la luna para ofrecer nuevas misiones, armas, y todo lo que los fanáticos han aprendido a amar con el correr de estos años. Además el estudio llegó a un acuerdo con Google para convertir Destiny 2 en uno de los grandes títulos del servicio Stadia.
Sin excusas o chivos expiatorios, podemos decir que el juego de Bungie está libre para crecer o morir por su cuenta.
Pero la historia no termina con Destiny, ya que una de las razones por las que el estudio se alejó del imperio Activision fue para experimentar con lo que ellos llaman ‘nuevas direcciones’. El año pasado Bungie recibió una inversión de 100 millones de dólares por parte de la empresa china NetEase y en aquel entonces el estudio aseguró que comenzaría a trabajar en ‘la creación de nuevos mundos.’
Desde entonces no recibimos muchas noticias al respecto (aunque nos tomamos la libertad de fantasear con que el nuevo proyecto esté conectado con la marca ‘Matter’ registrada por el estudio), pero esta semana, hablando con el portal IGN, el CEO de Bungie Pete Parsons se puso ambicioso y dijo que quieren convertirse en ‘una de las compañías de entretenimiento más grandes del mundo’ a través del desarrollo de varias franquicias para el año 2025.
‘Tenemos un camino muy específico para asegurarnos de transformar Destiny y tener otras franquicias en el mercado para entonces,’ explicó Parsons, sin dar detalles pero diciendo que tiene mundos ‘como Destiny 2’ que son grandes lugares para construir amistades, dando a entender que el futuro estará puesto en el aspecto social de las experiencias.
Parece que Bungie quiere ser el próximo Blizzard. Esperemos que no termine comprándolo Activision.