Xbox hoy es uno de los nombres reconocido en la industria. Casi tanto como PlayStation. ¡Oigan fanboys, dijimos casi! No por nada la marca PlayStation existe desde 1994 —la primera vez que apareció en Japón— y desde entonces no ha parado de crecer, y así se acomodó en la cima de esta industria, junto a uno de los dinosaurios más poderosos, Nintendo. Pero la industria de los videojuegos, que siempre ha demostrado ser un juego para pocos, necesitaba un tercero en discordia, y un día como hoy de 2001, Microsoft se metió en el juego con su Caja X, la Xbox original.

Todo empezó en 1999, donde se reunieron junta a Ed Fries (jefe interno de publicación de juegos ) con varios miembros del equipo de Microsoft DirectX, Seamus Blackley, Ted Hase, Kevin Bachus y Otto Berkes. A estos muchachos se les había ocurrido la idea de que Microsoft tenga su propia consola de juegos, y que debería ser una PC con el sistema operativo oculto, bajo el nombre DirectX Box. Y he ahí el origen del nombre, pero la consola pasaría muchísimos más obstáculos antes de ver la luz del día.
En realidad había dos equipos trabajando en un proyecto de consola en Microsoft, uno con un plan de lanzamiento más tradicional, y el equipo de Fries, con quien Bill Gates se terminó quedando por su promesa de utilizar Windowscomo el sistema operativo. Así es, estaba planificado que la Xbox utilice como sistema operativo, nada más y nada menos, que Windows. Al final esto no terminó siendo posible —cosa que a Bill no le gustó para nada— porque al final del día, bueno, querían que la consola funcione. Es broma. En realidad era una simple elección de: Querer tener la posibilidad de hacer ports veloces a PC o que los desarrolladores third-party puedan crear sus propios ports alrededor de la arquitectura de la consola.
Los números de la consola eran algo realmente impresionante para la época, hasta tal vez un poco exagerados. La primer Xbox tenía bajó el capó un procesador Intel Pentium III 733, 64MB de RAM —el doble que cualquier otra consola en el mercado— y un disco interno de 8GB para guardar juegos y las partidas guardadas. Además, tenía la capacidad de sacar video a 1080p, pero era el año 2001, y eso era simplemente ridículo.

Finalmente, lo último que le faltaba a la Xbox original, era un control, una parte crucial para cada consola: Así es como llegó The Duke, el joystick más gigante en la historia de nuestra industria. Fries explicó que, en esa época, todo el equipo era un gran fan de la Dreamcast, y la consola de Sega tenía un control gigante, con una especie de tamagotchi en el centro. Era ridículo, y de ahí salió la inspiración para el control conocido como The Duke. El control en sí no tenía ningún problema, pero el tamaño no gustó de este lado del mundo, y muchísimo menos en Japón, donde esta primer consola tuvo cerca de cero chances de triunfar.
A esta altura, Microsoft tenía la consola, sus especificaciones, y el gigantesco control. Lo que le estaba faltando era la “Killer App”. Y llegó, en la forma de un pequeño juego llamado Halo. Microsoft recientemente había adquirido un pequeño estudio conocido como Bungie, que había creado el shooter para Apple, Marathon. Y cuando les encargaron un juego de acción para el lanzamiento de la consola, el equipo tuvo menos de dos años para trabajar. Así es, el juego que se volvió insignia de Xbox, tuvo tan solo dos años de desarrollo y a destajo.
La llegada de la Xbox a la industria fue la tormenta perfecta. De no haber sido lanzada cuando fue, tal vez ni siquiera estaríamos hablando de ella ahora. Pero como ocurrió, llegó una consola muy prometedora, al mercado que más la necesitaba. Obviamente no le fue muy bien, pero fue un primer y certero paso hacia el establecimiento en la industria. Años despuése siguieron haciendo todo bien con la Xbox 360 y esto se notó. Bueno, después llegó la Xbox One y podríamos decir que perdió un poquito de terreno, pero a esta altura de la generación, podríamos decir que lo están recuperando.