Como viví muchas otras veces, me pongo en la piel de un personaje que desconozco en una sombría habitación de quién sabe dónde. La oscuridad abunda y me doy cuenta rápidamente que el primer objetivo es explorar una habitación pequeña. Un enemigo hostil nos grita desaforadamente. Es nuestro padre. Y nos quiere matar.Desde el principio, MADiSON acude a todos los clichés posibles del género de terror en primera persona que explotó en la última década del gaming con exponentes como Outlast, Amnesia o el revival del mismísimo Resident Evil. Por suerte, no hace falta jugar más de 30 minutos de esta experiencia para darnos cuenta de que estamos ante algo un poco más allá.
Desarrollado por Bloodius Games y de orgullo nacional, este título es un mimo al corazón de quienes aman este género y lo hayan disfrutado en los últimos años. No exagero diciendo que es una de las experiencias más similares al legendario Silent Hills P.T. que jugué, no solo en su concepción e ideas sino en lo pulido que está tratado el terror y lo dinámico de la experiencia. Se nota la influencia de Kojima cómo también de las franquicias antes mencionadas, pero sin dejar de ser algo que tiene nombre propio. Darte vuelta un segundo puede significar que las cosas estén en otro lugar, apretar un botón puede cambiar la habitación por completo. Estas cuestiones ya se podían disfrutar en otros títulos como Resident Evil VII o Alien: Isolation pero sin duda la evolución de estos elementos es posible gracias a la adaptación tecnológica que trae esta generación.
En este sentido creo que la obra hace un trabajo muy parecido al que realizaron títulos como Returnal o Elden Ring en los últimos dos años: con la vara muy alta y ofreciendo experiencias superadoras para sus géneros, serán el piso de una generación que promete mucho más y que tiene estos parámetros como base para seguir creciendo. Así, MADiSON trae todo lo que se venía trabajando en materia terror y lo desenvuelve de una manera espectacular dentro de un nuevo paradigma de tiempos de carga veloces y una ambientación que se ve increíble como nunca antes. Su innovación parece ser el principio de lo que será estándar en el género, pero no deja de ser placentero vivirlo así.
Jugué aproximadamente 4 horas y el marcador al arrancar la partida me marca que voy por un 44% de la experiencia, así que estimo que estoy a mitad de camino. Por ahora, prácticamente fue todo color de rosas: en ningún momento hubo momentos tediosos ni tiempos muertos insostenibles que no pueda disfrutar: dentro de lo que es su exploración, es bastante lineal y entretenido. La historia avanza entre un mix dónde la vieja fórmula de encontrar notas o grabaciones nos van poniendo en contexto y, por otro lado, se nos presentan situaciones explícitas que nos cuentan lo más importante del relato.
En este sentido, desborda el amor y la inspiración que hay por Resident Evil. Todo el storytelling es muy parecido al que utiliza la franquicia, hay muchos condimentos similares en la resolución de puzzles y, hasta ahora, el escenario de “la casa del protagonista/casa de su abuelo” es sumamente similar a toda la mansión Baker del título de 2017. Diferenciándose de esta saga tan clásica, la experiencia “madison” se me hizo mucho más similar a lo que son los Escape Room que a los juegos de terror, sacrificando un poco el aspecto psicológico del terror y apelando más al horror más marcado y momentáneo.
Esto en gran parte es proporcionado por el factor de que no se pueden utilizar armas. No considero esto un factor negativo, todo lo contrario: disfruté muchísimo cada momento relajado, cada periodo utilizado para pensar. Los puzzles muchas veces me resultaron sumamente inteligentes y requerí más pensamiento que motricidad para resolverlos, lo cual me hizo bajar la guardia y generar un ambiente peor (¿mejor?) para cuando llegaban los malos tragos. Los silencios también son parte importante de la conversación.
La mecánica principal -la cual también funciona como nexo narrativo- es una cámara fotográfica que perteneció al espíritu que nos acecha. Por este objeto nos comunicamos con este ente y vemos cosas que nuestros ojos no pueden captar. Al principio, me pareció que no tenía tanta importancia ya que es muy exagerada la forma de avisarte si la fotografía estuvo “bien sacada” o fue un simple desperdicio de tiempo. Pero ni bien tuve que aplicar esta mecánica por primera vez de forma natural y sin aviso de por medio, terminé fascinado a tal punto de que siento que incluso se usó poco en esta primera mitad. Me encantaría hablar largo y tendido sobre esto, pero es algo que voy a guardar para el análisis final ya que considero que gran parte del disfrute pasó en descubrir estas cosas por mi cuenta y quiero saber qué tanto se desarrolla esto hasta el final antes de poder conversar en profundidad.
La única cuestión que me sacó un poco de la experiencia en este poco tiempo es lo deficiente y poco práctico que es el sistema de guardado. Algo que me resultó sumamente extraño: no hay puntos de guardado visible, y al mismo tiempo, no aparece ninguna leyenda en pantalla haciendo explícito cuál es el savepoint. Muchas veces me encontré haciendo toda una secuencia de vuelta por haber cortado en un momento en el que el juego decidió que no era tan bisagra, y tantas otras tuve que obligarme a caminar por demás solo para asegurarme que el puzzle anterior había quedado en la memoria virtual. Quizás sea una cuestión de decisión artística, pero si es así, no se siente una decisión orgánica. En caso de que exista una forma de guardar la partida, aún no pude encontrarla realmente.
En los próximos días voy a desarrollar un análisis completo y voy a poder contarles en profundidad de qué se trata esta experiencia. Por lo pronto, no siento que haya muchos puntos en contra más allá del tema del guardado. Me encontré una sorpresa que no esperaba en esta apuesta que es tan ambiciosa como segura. Si te gusta el género, no esperes más, porque creo -y lo confirmaré en las próximas horas investigando sobre Madison Hale y sus asesinatos- que estamos ante uno de los mejores exponentes en los últimos años. MADiSON sale este 8 de Julio en PC (donde estoy jugándolo para hacer el análisis), PS4, PS5, Xbox One y Xbox Series S/X. También llegará en algún momento del año a Nintendo Switch, pero por todo lo que mencioné arriba, recomiendo jugar en una plataforma de nueva generación.