Desde las mini consolas oficiales de Sega y Nintendo hasta las porquerías que podés comprar en sitios de subastas (o la PlayStation Classic), hay una saturación de consolas retro que utilizan emuladores para explotar la nostalgia y traerte los juegos de tu infancia. Pero entre toda esa marea de hardware hay una marca que se destaca: Analogue.
Desde hace varios años Analogue se dedica a la fabricación de espectaculares consolas alternativas que se conectan por HDMI pero reproducen cartuchos originales. De esa forma es posible disfrutar con cero lag y absoluta fidelidad juegos de Super Nintendo en la Super NT, o de Sega Genesis en la Mega SG. Y esta semana la empresa anunció el que para nosotros es su producto definitivo: la Analogue Pocket, una portátil que es la mejor forma de revivir los juegos Game Boy, Game Boy Color y Game Boy Advance.
La Analogue Pocket es un bloque negro inspirado en el diseño del Game Boy Pocket, con una pantalla LCD impresionante de de 3,5 pulgadas y una resolución de 1600×1400 píxeles (o 615 píxeles por pulgada), una resolución diez veces mayor a la del Game Boy original. Más allá de la excelente pantalla, la consola incluye seis botones configurables, batería de litio con conexión USB-C, ranura para tarjeta microSD, parlantes estereo y ofrece un tipo de conexión link como los Game Boy originales.
La mejor parte es que la portátil no solo acepta cartuchos de Game Boy, sino que mediante adaptadores (que se venden por separado) también ejecuta juegos de Game Gear, Neo Geo Pocket Color y Atari Lynx. Y en ninguno de los casos utiliza software de emulación, sino que está diseñada con un chip especial llamado FPGA, que opera a nivel sistema y adapta el hardware para que responda como la consola original.
Eso no es todo. Analogue también ha diseñado un dock para conectar la portátil por HDMI al televisor y utilizarla con un joystick Bluetooth o con conexión USB. Por supuesto toda esta tecnología de bolsillo no es barata: la Analogue Pocket saldrá durante el año que viene a 200 dólares, valor al que le tenés que sumarle el costo de los juegos que quieras jugar.
¿Vale la pena? Es un objeto de lujo sin dudas, pero también la manera definitiva de revivir los grandes juegos portátiles de la década del noventa y comienzos de siglo. Por acá lo estamos pensando muy seriamente.
