Después del gran episodio de la semana pasada, “Arrow” da un pequeño traspié narrativo al querer generar demasiado suspenso con sus personajes y revelaciones. “Emerald Archer” dejó la vara demasiado alta, pero también nos acercó a un punto donde la historia puede ir para cualquier lado, al menos, en esta línea temporal que se mueve en el presente de la serie. Igual, antes de empezar su nueva etapa de arquero justiciero con todas las de la ley, a Oliver y compañía todavía les queda resolver unos cabos sueltos de ese pasado más oscuro que acaba de quedar atrás.
Con “Star City Slayer” (el asesino de Star City), el director Gregory Smith -habitué del Arrowverse y otras series de The CW– nos mete de lleno en la atmósfera del thriller con toquecitos terroríficos, siguiendo las amenazas que empezaron a sufrir algunos de los miembros del Team Arrow en capítulos anteriores. Diggle, Rene y Dinah son los blancos principales de un acosador desconocido que se mueve entre las sombras dejando sus misteriosas advertencias por el camino. Después de una serie de horrendos asesinatos, cuyo modus operandi Drake logra relacionar con viejos casos de Central City -gran cameo del capitán David Singh (Patrick Sabongui) incluido, que no deja de recordarnos lo bien que funciona este universo televisivo-, el trío decide seguir las pistas dejando a Queen al margen, concentrado en sus propios problemas personales. Mientras a Ollie le toca lidiar con el descontento de su hijo y su imposibilidad para brindarle una vida y una paternidad normal (seamos sinceros), el resto del equipo se encuentra con Stanley Dover (Brendan Fletcher), aquel recluso de Slabside que anhelaba la amistad y la protección de Flecha Verde.
La “relación” llegó a su fin cuando Oliver descubrió sus mentiras y su verdadero pasado de asesino serial, pero durante el ataque de Diaz a la prisión, Stan logra escapar acrecentando su obsesión por el justiciero, al punto de querer “quitar” todos esos obstáculos de la vida de su ídolo, incluyendo a los miembros de su equipo, Felicity y William. Un loquito de manual (padre abusivo, etc.) que no hace mucho por la trama, más allá de cercenarle la garganta a nuestra querida Black Canary. Los artilugios de Curtis logran salvarle la vida en el momento, pero todavía está por verse si los poderes de Dinah salieron intactos de este asalto.
Si saltamos al futuro, y hacemos un poquito de memoria, nos damos cuenta que nunca vimos a Drake utilizar el gritito del Canario, y sabemos que en algún punto la adulta Zoe Ramirez (Andrea Sixtos) puede llegar a tomar su manto. La chica se preparó para ello desde chiquita como bien atestiguamos en este episodio, uno que le da bastante relevancia a los acontecimientos que se vienen.
Al final de “Emerald Archer” conocimos un poquito más a Mia (A.K.A. Blackstar), la criminal que, supuestamente, le brindó la tecnología necesaria para que Felicity detonara las bombas que van a destruir a Star City. Durante los flashforwards de “Star City Slayer”, Roy, William, Dinah y Zoe terminan en la abandonada arrowcueva, lugar donde van a cruzar caminos (y unas cuantas piñas y patadas) con Mia y Connor Hawke, el crecidito hijo de John y Lyla. Todos parecen tener la misma meta en común: descifrar el paradero de Smoak, que no parece estar tan muerta como creíamos.
Esta no es la única gran revelación que surge de este encuentro: a nadie le sorprende que Blackstar resulte ser la hija de Felicity y Olliver, lo que causa algunas dudas es el desconcierto de William, que ni siquiera parece tener conocimiento de que tuvo una hermanita después de irse a vivir con sus abuelos maternos a Central City.
Después del ataque de Stan, Ollie finalmente se da cuenta que su hijo necesita un poco más de estabilidad, una que no va a poder tener a su lado mientras sea el justiciero de Star City. Nadie duda de su cariño y responsabilidades, pero hay mucho de egoísmo en varias de esas conversaciones; y a pesar de que prometen seguir en contacto, el destino nos demuestra que la relación entre ellos no acabó en los mejores términos. No sabemos qué pasó con Green Arrow en el futuro, pero el joven Clayton y su media hermana van tener que ponerse al día en cuestiones familiares.
“Star City Slayer” nos deja un bebé en camino -sí, chicos, Felicity está embarazada- y la partida de Curtis Holt, quien decide dejar su trabajo en ARGUS para aceptar nuevas tareas en Washington DC y poder hacer una diferencia a su manera. Mr. Terrific también decide dejar Helix en manos de Smoak, posiblemente, propiciando ese futuro distópico que se viene. Lo cierto es que “Arrow” pierde a un gran personaje, que al menos se va por la puerta grande con todas las posibilidades de volver de tanto en tanto.
Ahora que todos los cabos quedaron atados, la serie del Arquero Esmeralda necesita ese nuevo empujón que ponga en movimiento la trama, al menos en la línea del presente, mientras vamos avanzando con los acontecimientos del futuro. Esta séptima temporada se siente mucho más coherente y variada, retomando la buena narrativa de las primeras entregas, de la mano de personajes mejor desarrollados. Solo nos falta ese barbita de chivo.