ANÁLISIS | Weird West es tan bizarro como inmersivo

Un grupo de personajes extravagantes rodean a una persona encapuchada, atada a una silla en medio de un oscuro salón repleto de cuadros. En un misterioso diálogo se debaten el futuro de la aparente víctima, como si todo fuera un gran juego, y proceden a marcarla con un hierro caliente. Inmediatamente uno de los cuadros refleja la quemadura en su lienzo, una ardiente runa se marca sobre el retrato de una sombría figura con sombrero y comienza la aventura. Weird West es una aventura inmersiva que construye su propuesta alrededor de una narrativa segmentada que va interconectándose a medida que avanzamos. La propuesta jugable incluye un gigantesco mundo construido con zonas y misiones aleatorias, una abrumadora libertad para conseguir nuestros objetivos y un motor de acción cercano a un shooter de perspectiva cenital, si es que decidimos recurrir a la violencia.

Cuando revisamos las credenciales de WolfEye Studios, los responsables de traernos el excéntrico Weird West, vamos a ver por todos lados el fantasma de Arkane Studios. Esta influencia se nota a lo largo de todo el juego, desde la construcción de los personajes, pasando por el mundo y el tipo de objetos con los que vamos a poder interactuar, hasta la forma en la que se desarrolla la narrativa. No es que se parezca a Dishonored, sino que está hecho por algunas de las mentes detrás del clásico de Bethesda y se nota su experiencia en todo lo que tocan. El resultado es una aventura que te absorbe desde el primer instante, con decisiones morales que aún hoy me persiguen y una historia que reflejó hasta la última de ellas. Por el otro lado el apartado jugable sufre de varias inconsistencias que, al menos en el build de acceso anticipado, empañaron un poco la experiencia.

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La aventura nos llevará a recorrer una versión bizarra del Lejano Oeste, poblada por sirenas, zombies y hombres lobo, en la que no faltará la violencia y lo peor de la miseria humana. También habrá lugar para historias de redención y venganza, justicia e injusticias, tanto por mano propia como por la de los NPC. Lo mejor de Weird West es que nos sumerge en su mundo con tanta facilidad que, en sólo cuestión de horas, vamos a estar tomando partido en situaciones conflictivas como si fueran reales. El mundo se siente vivo, las misiones emergentes genuinas y las consecuencias de nuestros actos pesan. Eso sólo ya sería suficiente, al menos para mí, como para perderme recorriendo cada uno de los íconos del hermoso mapa del juego. Pero todo está unido a través de un sistema de combate sencillo pero repleto de detalles que lo hacen único.

Cada uno de los cinco personajes que protagonizan la aventura cuentan con un trasfondo propio que aporta una parte a la gran narrativa general. Pero además tienen cuatro habilidades de clase exclusivas que se suman al pequeño arsenal que todos tienen a su disposición. En esta versión del oeste la gente va armada con cinco tipos de armas (revólveres, escopetas, arcos, rifles y armas cuerpo a cuerpo) que tienen dos variaciones por clase y pueden mejorarse en el herrero. La gran mayoría de los enemigos dejan su arma al morir y, si bien rara vez resultan útiles, pueden venderse o desarmarse para conseguir munición.

La progresión no depende de puntos de experiencia sino de que encontremos reliquias y ases dorados. Las primeras sirven para desbloquear habilidades activas, ya sea las de personaje o propias de cada clase de arma, mientras que los segundos desbloquean habilidades pasivas que impactan en los cinco personajes. Como no podía ser de otra manera, todo en Weird West funciona alrededor del oro, que podremos conseguir robando, explorando alguna de las cuevas con venas de metales preciosos, looteando los cadáveres de nuestros enemigos o cobrando la recompensa por cazar algunos criminales.

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Los pueblos tienen una cantidad específica de habitantes, con nombre, apellido y trasfondo. Es un sistema sencillo, pero que mantiene al mundo funcionando bajo una cierta apariencia lógica. Weird West nos da la libertad de acción para hacer lo que consideremos necesario, desde matar al dueño de una tienda para conseguir la combinación de su caja fuerte hasta robarle el título de propiedad a una granja al azar y venderlo para conseguir dinero rápido. Lo interesante es que todo tiene consecuencias: podemos transformarnos en un villano buscado en varios pueblos y escapar de otros cazarrecompensas, arrasar un pueblo entero y ver como queda desierto, leer artículos sobre nuestros raid delictivos… o ser el ángel guardián que libera esclavos de una mina de carbón. El límite lo ponemos nosotros, con nuestra creatividad y ganas de interpretar un rol, tenemos las herramientas para tener aventuras increíbles pero no estamos obligados a usarlas.

A lo largo de las cinco campañas que forman la historia principal vamos a cruzarnos con misiones obligatorias, pero la forma en la que logramos los objetivos quedará librada a nuestra imaginación. Es cierto que hay combates obligatorios, pero en la mayoría de los niveles hay opciones de sigilo, sin violencia y hasta formas de salir de un aprieto hablando o con una suma de dinero de por medio. Además encontraremos cientos de misiones emergentes, pueblitos y locaciones ocultas, que van formando una narrativa propia que puede hasta rivalizar con la principal. El recorrer el mapeado en busca de un nuevo lugar siempre está bien recompensado, ya sea en metálico o en ítems, también hay un centenar de tips y textos que nos dan una idea del rico trasfondo del juego. A medida que vamos completando los capítulos de cada personaje iremos conociendo un puñado de NPCs que terminarán de redondear la historia, cada uno tendrá algo que aportar y un rol que jugar en el final.

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El apartado jugable es correcto y, sin llegar a destacar realmente, resulta divertido. Los tiroteos son rápidos y requieren que estemos en constante movimiento, esquivando y disparando a objetivos igual de ágiles. Apuntar es complicado, al menos con joystick la pasé bastante mal y muchas veces terminé disparándole al objetivo equivocado o directamente tirando a la nada. Imagino que apuntar con teclado y mouse debe ser mucho más fácil, pero aún con el láser de apuntado activado tardé varias horas en acostumbrarme. Las habilidades únicas de los personajes son útiles y se ajustan a cierto estilo de juego, desde hacerse invisible por unos segundos, pasando por curar a tus aliados, hasta conjurar un tornado para que arrase con tus enemigos. Lo mismo sucede con las habilidades de las armas, munición explosiva para las escopetas, flechas que atraviesan armadura, tiros silenciados para los rifles y hasta la clásica “It’s high noon” de Cassidy en Overwatch dice presente. Si combinamos las habilidades y mejoramos el equipamiento, por más complicado que nos resulte el combate con joystick, vamos a poder resolver las cosas rápido y fácil.

Lamentablemente no todo funciona bien en Weird West. A lo largo de las más de 30 horas que me tomó terminarlo, con el build de acceso anticipado para Xbox, me crucé con un importante cantidad de bugs y glitches. Algunos inofensivos, como texturas que directamente no cargaban o enemigos que quedaban volando en el aire, y otros que molestaban más. Entre los últimos me crucé con un bug que impedía que se carguen las texturas del mapa principal, que por momentos pasaba a ser un puñado de píxeles borrosos con íconos de pueblos y lugares. En una ocasión estuve 40 minutos recorriendo un sitio de excavación buscando pistas sobre unos brazaletes, ya había limpiado toda la zona y no sabía qué más hacer. Eventualmente me resigné a cargar una partida anterior, perdiendo dos horas de juego, y para cuando llegué a la zona problemática un cuaderno apareció milagrosamente sobre una mesa que antes estaba vacía.

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Pude retomar el juego pero a partir de entonces el mapa quedó permanentemente bugeado como un puñado borroso de píxeles. Una vez entré a un pueblo y no cargaban bien las texturas, fui a sacar algo de mi caja bancaria y estaba llena de key items duplicados, textos y hasta objetos sin nombre con íconos genéricos. Cargué una partida anterior y ya no estaban, pero tampoco recuperé el contenido original de mi caja y desde entonces quedó glitcheada mostrando siempre dos cartuchos de escopeta y un revólver de nivel bajo ¿Por qué? Nunca lo voy a saber, pero espero que lo arreglen en el infaltable parche de lanzamiento.

Weird West es original y ofrece una experiencia fresca, inmersiva y muy entretenida. Sus puntos altos incluyen una historia atrapante, que refleja todas nuestras acciones y ata todos los cabos sueltos en el final. Tiene un apartado artístico hermoso y, a pesar de sus evidentes limitaciones, logra capturar la esencia del Lejano Oeste pero con una vuelta de tuerca bizarra que le sienta perfecto. El sistema de combate es simple pero divertido y, salvo contadas ocasiones, no se interpone en el disfrute de la narrativa. Sus puntos bajos son casi exclusivamente del costado técnico, la cantidad de bugs y glitches que me crucé frenaron varias veces mi avance y hasta afectaron algunas de mis partidas guardadas. Posiblemente haya sido a causa del build de acceso anticipado, pero cuando empezás a temer que se haya roto tu partida de casi 30 horas la diversión da un paso al costado. Sin embargo es una experiencia narrativa muy disfrutable y que les puedo recomendar sin dudas, eso sí, estén atentos por si sale un parche salvador.

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WEIRD WEST

31/3/2022 (PC, PS4, XBOX ONE)
8.0

Nota del editor: el juego también se puede jugar en PlayStation 5 y Xbox Series en modo retrocompatibilidad.