ANÁLISIS | WarGroove

El panteón de los grandes clásicos de estrategia por turnos alberga bajo su techo a grandes y variados éxitos de la industria Gamer. Dos de sus más reconocidas franquicias son la saga de Fire Emblem y la menor—pero no por ello menos querida—serie de Advance Wars, dos admirados títulos que todavía hoy cosechan los elogios de sus iteraciones pasadas. Pero si bien Fire Emblem goza de buena salud con una nueva entrega; Three Houses; a lanzarse más adelante este año, de Advance Wars no hemos tenido noticias desde hace ya mucho tiempo. ¿Cómo es posible que Nintendo deje pasar la oportunidad de seguir facturando con una idea tan entretenida? Haría falta que alguien tome cartas en el asunto y… ¡Ah, hola, Chucklefish! ¿Qué tenés ahí? Hmm… WarGroove, ¿eh?

Sí… Esto podría funcionar.

Las cinemáticas son bastante simpáticas

De la distribuidora que nos trajo los viajes interestelares de StarBound, la épica Roguelike arcadosa de Risk of Rain y la calma de nuestra granjita en Stardew Valley (antes de que el creador se encargara de la publicación de su juego por cuenta propia, o sea) nos llega un verdadero desafío de estrategia que suma elementos de Fire Emblem y Advance Wars para formar algo propio: WarGroove. Con un hermoso trabajo de colorida animación pixelart y una colección de bellas melodías, el plato fuerte del juego sigue siendo su imponente propuesta de estrategia que promete dejar muy satisfechos a los fanáticos del género; así que vamos por partes y desmenuzemos con calma lo que se nos ofrece.

El reino de Guíndal ha sufrido una terrible tragedia: su rey ha caído víctima de un ataque en el mismísimo castillo. Es obra de los agentes del reino de Macabria, quienes buscan la llave para acceder a un arma de poder devastador. Tras enterarse de las malas nuevas, la princesa Mercia, ahora nueva reina, decide emprender un viaje para vengar la memoria de su difunto padre y de paso evitar que la misteriosa arma caiga en manos equivocada. Será un recorrido por todo el continente, viaje que nos llevará a conocer a un puñado de simpáticos personajes y, desde luego, enfrascarnos en una buena cantidad de combates.

Lindo arte pixelart para el campo de batalla

Sí, no es la historia más emocionante, pero es lo suficientemente funcional como para mantenernos interesados en sus protagonistas; claramente más importantes que las acciones que los llevan a los tumbos por el continente. Es una pena que a los diálogos de texto en las escenas cinemáticas y en los combates se los intente endulzar con breves clips de audio, porque el resultado es generalmente mediocre cuando no es directamente irritante (lo siento, Ragna, pero sos una gritona insoportable). Por fortuna existe una barra de volumen específicamente dedicada a las vocecitas, así que al menos tenemos eso.

Cada punto en nuestro itinerario se verá marcado por una batalla contra un bando enemigo, ya sea un grupo de bandidos sin mucha experiencia o todo el poderío militar de un imperio; y es en estas instancias en las que el juego sale a exprimir todo su jugo. WarGroove toma el modelo de Advance Wars para el control de unidades en el campo de batalla: cada “unidad” representa un grupo de soldados moviéndose al unísono, cuyo poder de ataque se basa en la salud/integridad del grupo como un Todo. Las diferentes facciones que desfilarán por el juego tienen sus propias versiones de cada unidad, pero a fines prácticos todos los rangos se comportan exactamente igual; sólo cambian de apariencia.

¡Al ataque!

Cada unidad posee características particulares, desde el tipo de movilización (a pié, caballos, ruedas, volador y marítima) y la distancia que pueden recorrer, hasta sus fortalezas y vulnerabilidades al enfrentarse contra otras unidades. Pronto aprenderemos que los lanceros son una fuerza de temer contra la caballería, o que un grupo de arqueros es la pesadilla de las unidades voladoras. Hay, también, un elemento de coordinación en el posicionamiento de nuestras tropas en el mapa, ya que cada una adquiere una bonificación de ataque siempre que se cumplan ciertas reglas específicas. Por ejemplo, un lancero que se encuentre adyacente a otro lancero verá su poder aumentado, lo mismo que un soldado al posicionarse junto a su Comandante, o un arquero al disparar sin moverse antes.

Los Comandantes son, en sí, unidades especiales con gran poder de resistencia y ataque, a los que se asigna una habilidad especial llamada “Groove”. Cada Comandante posee su propio Groove, que se va cargando a medida que pasan los turnos hasta que por fin tenemos la oportunidad de activarlos para apreciar sus efectos: devolver la salud a las unidades a nuestro alrededor, erguir cristales protectores, arremeter con ataques de área, invocar unidades y mucho más; cada Comandante hace uso de su habilidad especial para intentar obtener esa codiciada ventaja en luchas que se vuelven cada vez más complicadas… ya que WarGroove no pide ni da cuartel.

Algunos niveles tienen niebla que limita la visión

Las misiones suelen ser, en su mayoría, una carrera para ver qué bando elimina primero al Comandante enemigo o a su Cuartel General, pero existen algunas excepciones para mantener algo de diversidad, como por ejemplo alcanzar puntos específicos del mapa o liberar a otras unidades. Los primeros enfrentamientos son más una suerte de tutorial para aprender los elementos básicos de la lucha: mover unidades, aprender los beneficios del terreno, atacar, capturar edificios y utilizar nuestro Groove; pero una vez que WarGroove quita las rueditas de entrenamiento, nos empuja colina abajo, sin frenos y con el asiento suelto, porque la dificultad general del juego se dispara de manera considerable y no tiene ningún interés en volver a bajar.

Lo anterior se suma a la extensa duración de los niveles. En promedio estaremos al menos una hora con cada contienda, ya que si bien los primeros escenarios son rápidos y sencillos, de la mitad de la campaña en adelante nos enfrentaremos a mapas grandes y ejércitos considerables, al punto que los combates en estos niveles pueden llegar a volverse un poco densos. Chucklefish añadió una serie de modificadores para alterar la dificultad del juego y hacerlo más accesible, pero aquellos que jueguen en dificultades inferiores a la normal estimada sólo recibirán una de tres estrellas al completar el nivel. Esto no es gran problema si sólo queremos superar la campaña, pero sí si deseamos jugar la verdadera misión final, que requiere que poseamos 100 estrellas obtenidas a lo largo del juego.

Los cristales de Émeric proveen defensa adicional

También a lo largo de la campaña principal habilitaremos el Modo Arcade y los Puzles. El Modo Arcade es una seguidilla de escaramuzas en las que podremos elegir a nuestro Comandante para intentar llegar a la victoria. Por otro lado, los Puzles son una interesantísima adición: un desafío de ingenio en el que debemos resolver cada escenario en tan sólo un turno, lo que nos hará sacar a relucir toda nuestra maestría táctica para hacer perfecto uso de las unidades y terrenos que se nos imponen. Pero si acaso todo eso parece poco, WarGroove esconde una carta más bajo la manga: el Editor de Mapas y Campañas.

Gracias al Editor podremos diseñar nuestros propios mapas y compartirlos online para que todo el mundo pueda disfrutarlos en solitario o en juego multijugador; que además de cross-play entre PC, Xbox y Switch incluye la posibilidad de juego asincrónico. Más interesante aún es el Editor de Campañas, que nos deja crear una historia propia con misiones primarias y secundarias, mapas con objetivos específicos y, lo más inesperado, ¡cinemáticas propias! El editor de Escenas nos da total control para narrar nuestras aventuras personalizadas; y si bien las interfaces de usuario—tanto del Editor de Escena como el de los demás Editores del juego—no son inmediatamente intuitivas, tampoco son excesivamente complejas. Tan sólo con el Editor, WarGroove apuesta fuerte a una comunidad de usuarios que dotarán al juego de una gigantesca rejugabilidad.

Los puzles son una interesante adición

En conjunto, todo suma para formar un juego del cual sentirse muy orgulloso. WarGroove cumple con todo lo que promete y quizá un poquito más, otorgándonos un verdadero desafío de estrategia que nada tiene que envidiar a los titanes de empresas con más peso en la industria. Sus falencias son pocas y relativamente ínfimas, así que, salvo la elevada dificultad de algunos niveles, esos pocos menesteres no llegan a afectar demasiado a todo lo que el juego ya hace bien. WarGroove lo tiene todo para volverse un nuevo clásico del género, y Chucklefish se ha encargado de portearlo a tantas plataformas como le fue posible, añadiendo las herramientas para fomentar su crecimiento.

Ahora depende de los jugadores enfrentar a los desafíos que esperan en el camino… y crear desafíos nuevos para que el “Groove” no pare nunca.

WARGROOVE

1/2/2019 (PC, SWITCH, PS4, XBOX ONE)
9.0