ANÁLISIS | Vikings S05E020: Ragnarok (Spoilers)

“¿Cómo gruñirán los cerditos cuando escuchen que el viejo jabalí sufrió?” meditaba Ragnar Lodbrok (Travis Fimmel) antes de entrar con la cabeza bien en alto al Valhala, allá por la cuarta temporada de “Vikings”. ¿Y qué diría el mismísimo rey de Kattegat al saber que sus “cerditos” están a punto de matarse los unos a los otros? No, la serie de Michael Hirst no le robó el título a Taika Waititi. En la mitología nórdica, el Ragnarok se conoce como la batalla del fin del mundo, una contienda apocalíptica donde los dioses -liderados por Odín- se enfrentan a los gigantes desatando la destrucción del universo. Pero no todo es un bajón, ya que de la contienda nace un nuevo mundo donde los dioses y los hombres pueden convivir en paz, y la maldad y la miseria fueron erradicadas.  

De esto último todavía no estamos tan seguros, pero los vikingos no ven con buenos ojos que los hermanos se levanten en armas entre ellos. Parece que el memo nunca llegó a los oídos de Bjorn, Ivar e Hvitserk, dispuestos a todo para ponerle fin a este enfrentamiento. Ya no hay vuelta atrás, y junto con los ejércitos del rey Harald y el rey Olaf, Ironside y su hermano menor están resueltos a recuperar el reinado de su padre, aunque tengan que arrancarlo a la fuerza de las garras del Deshuesado.

Su primer error es subestimar a Ivar, que convirtió a Kattegat en una verdadera fortaleza. Bjorn es un guerrero más impulsivo (digámoslo de una, no usa mucho la cabeza), pero sabe cuándo la batalla está perdida y debe emprender la retirada. Exactamente lo que ocurre con el primer asedio a la ciudad, casi impenetrable por sus dos accesos principales. Ni Ironside junto a Gunnhild, ni Harald e Hvitserk logran mermar la primera línea de defensa y recuperarla como lo tenían pensado. Un fracaso a medias, ya que no piensan dar marcha atrás con sus decisiones.  

Cosecharás tu siembra

El director David Wellington tiene la tarea de cerrar esta quinta temporada con “Ragnarok”, un episodio concentrado casi en su totalidad en esta batalla, su crueldad (y sí, son vikingos) y sus consecuencias más inmediatas. Mientras las profecías resuenan en las cabezas de los guerreros, pero entienden que sólo se trata de viejas leyendas, Ivar sigue muy confiado de que sus enemigos no van a poder atravesar sus múltiples defensas. Con lo que no cuenta el Deshuesado es el dolor y el resentimiento de una madre que ya no teme las represalias de la traición.

Sabiendo que Bjorn y los suyos van a necesitar un poco más de ayuda además de la de los dioses, Freydis decide darles acceso a la fortaleza, sellando de esta manera el destino de Kattegat y el de su tirano esposo. Como todo buen déspota, llega un punto donde el pueblo se le rebela y cambiando el miedo por una nueva lealtad, en este caso, el hijo mayor de Ragnar Lodbrok que viene a ocupar un trono que le corresponde por derecho.  

Bjorn no es Ivar y suponemos que será un gobernante digno dedicado a su pueblo, aunque también sabemos que el poder puede corromper a cualquiera, y que esta batalla no es el fin de la guerra. El Deshuesado logró huir indemne, pero es Ironside el que va a cargar con el peso de hacer valer el buen nombre de su padre, bendecido por los dioses, sí, pero no por ello carente de defectos.     

Ragnar estaría orgulloso

“Ragnarok” tiene la épica de cualquier enfrentamiento, y bien sabemos que la segunda parte de esta quinta (y anteúltima) temporada de “Vikings” se lo venía guardando. Pero lo mejor es que carga con las secuelas y lo que vendrá, dejando un sabor un tanto amargo después de este triunfo coronado con la visita de Ubbe, Torvi y Lagertha, quien logra reencontrarse con su hijo. Todo parece indicar que esta es una nueva era para los norteños, lástima que ellos no tengan acceso a los libros de historia ni a las visiones del futuro.

Por lo pronto, todo parece estar en orden con los sajones, gracias a la diplomacia de Ubbe y las tierras otorgadas por el rey Alfred. “Ragnarok” no se molesta en mostrarnos en qué anda el joven monarca de Wessex antes de cerrar este ciclo, como tampoco el destino que sufrió Floki en Islandia; una trama que nunca tuvo pies ni cabeza, y desperdició a uno de los mejores personajes de la serie. Ojalá lo tengamos de vuelta aconsejando al rey Bjorn, perpetuando esa relación que tenía con su padre.

La quinta temporada de “Vikings” se tomó su tiempo para regresar, pero lo hizo de forma sabia y certera, balanceando el drama, la ficción histórica y la acción, permitiendo que muchos de sus protagonistas brillen, más allá de estar a la sombra de un personaje tan poderoso y carismático como Ragnar. Seguimos amando a todas las escuderas cargadas de palabras sabias, nunca lloramos por Magnus, y acá nos quedamos, esperando que Ivar haga su próxima jugada.