Las aventuras gráficas fueron, en su momento, uno de los géneros favoritos en el mundo. ¿Cómo no iban a serlo? En una época de juegos primitivos, las aventuras gráficas ofrecían historias fascinantes, problemas que resolver y el jugador en control de toda la situación.
LucasArts fue pionera en generar historias originales que quedarán para siempre en las mentes de los que las jugamos en su momento: Loom, The Secret of Monkey Island, The Dig, y muchas más. Además, aprovechando la licencia cinematográfica que tenía por su vinculación con LucasFilm tuvieron la posibilidad de adaptar a ese mundo point and click historias del genial Indiana Jones.
Algunos dicen que la mejor aventura de todos los tiempos es Day of the Tentacle y probablemente tengamos razón, pero la realidad es que hay muchisimos juegos de este género que merecen ser destacados. El tema es que no muchos de esos son recientes, o por lo menos no en el formato tradicional.
Unavowed no sólo fue uno de los mejores juegos del género en el 2018, sino que también demostró que una aventura gráfica no necesariamente tiene que ser un calco de lo que disfrutamos en los 90’s para ser interesante… te estoy mirando a vos Thimbleweed Park, por mucho que me hayas gustado te sentís más como un gran throwback a épocas doradas que a un juego hecho en el 2017.
Y si bien no estoy tan enojado como Nacho con las mecánicas anticuadas de estos juegos (ver puesto número 4), creo que toca un punto importante. Es un poco lo que pasa con Devil May Cry V, que parece la remasterización de un juego extraordinario que nadie conocía pero no trae prácticamente nada nuevo al esquema.
La nueva aventura gráfica independiente Trüberbrook es algo que encaja justo en el medio. Es un ejemplo tradicional del género en el sentido de que exploramos zonas, recogemos objetos, interactuamos con todo lo que se puede interactuar, y hablamos con todos los personajes que nos cruzamos, que no son tantos, aunque sí tienen mucho para decir.
Trüberbrook innova en lo visual -como ya habrán visto en las imágenes-, pero también agrega nuevas mecánicas e ideas que hacen algo por avanzar en el género, por más tradicional que se vea en lo superficial. Si mantenemos presionada la barra espaciadora podemos ver todos los puntos en los que es posible interactuar (no limitado a objetos) y si bien no es algo que sea la primera vez que lo vemos, en este caso está muy bien implementado.
Por otro lado el manejo del inventario es atípico y en un principio hasta raro, pero en definitiva, termina siendo muy efectivo. Todos los objetos que recolecta nuestro protagonista van a parar al inventario, pero nosotros no tenemos posibilidad de interactuar con ellos. Es más, no podemos ni acceder a la descripción de los objetos que poseemos.
Como en su momento lo hizo Full Throttle, al seleccionar un punto en la pantalla se despliega un círculo alrededor del cursor con varias opciones – mirar, hablar, activar y una última que permite usar objetos que poseemos para interactuar en ese punto. El juego selecciona los que serían más razonables en cada situación.
Se elimina por completo, entonces, las opciones de seleccionar objetos manualmente y sobre todo la de combinar objetos entre sí. En caso de que un objeto necesite de otro para ser usado el juego lo agrupa automáticamente en el momento en que sea necesario en la interface. Cuando nos falte alguno para completar una acción, nuestro personaje hará el típico comentario de “No puedo hacer eso”. Es interesante porque esto no hace que la dificultad sea inexistente. Simplifica cosas, por supuesto, y elimina la repetición frustrante de mezclar cada objeto de nuestro inventario al azar buscando algún resultado positivo.
Otra de las mecánicas del juego consiste en un grabador de reportero que nuestro personaje usa para plasmar notas de voz para un ser querido, al que le relata cada uno de sus descubrimientos y le da su opinión sobre las cosas que ve. Me pareció una excelente alternativa para darnos pistas sobre los lugares y los objetos. Es más realista y no tienen que recurrir a incluir personajes con poca utilidad más que la que se resuelve con este recurso.
El apartado visual es una de las grandes virtudes de Trüberbrook. Todos los escenarios y personajes fueron creados a mano como modelos en miniaturas para luego ser capturados con un sistema de fotogrametría que permite a los animadores generar un modelo 3D computarizado. Más allá de la explicación técnica, el resultado es impresionante. Hay ciertas escenas como las de los créditos iniciales que son increíbles y un gran ejemplo de lo que se puede lograr con esta tecnología a futuro en los videojuegos.
En GDC 2018 pude probar el impresionante Harold Halibut, que usa la misma tecnología y que todavía estoy esperando. Pero Trüberbrook nos sorprendió con una fecha de lanzamiento inesperada, y ya está entre nosotros con una premisa que nos propone algo bastante original.
Nuestro personaje se apellida Tannhauser (como la ópera de Wagner) pero no es alemán, sino que -por alguna razón- es un físico americano que está de visita en el austero, encantador y decaído pueblo rural que da nombre al juego, después de haber ganado un sorteo en el que no recuerda haber participado.
El año es 1967, pero según el juego estamos en una realidad alternativa a pesar de que en apariencia todo sea bastante normal. Hasta que en la primera noche, un extraño personaje se roba de nuestra habitación, sin motivo aparente, la tesis en la que trabajamos hace años y con la que aspiramos al doctorado en física cuántica.
¿Quien es esta persona? ¿Por qué un robo tan específico y calculado? ¿Qué es lo que hay detrás de la fachada de este pueblo en el que parece que sus habitantes no tienen nada para hacer y parecen estar muriendo de un lento e inexorable aburrimiento? En el recorrido para contestar estas preguntas el juego nos va a presentar algunos otros personajes importantes entre los que se destacan Gretchen, una paleontóloga con un interés obsesivo por la zona, y Lazarus Taft un personaje tan enigmático como lo es de importante para la trama.
El juego usa mucho lenguaje científico duro, hasta el punto de que podés creer que te está tomando el pelo. Pero de a poco, nos vamos dando cuenta de que la historia se toma mucho menos en serio de lo que parece, lo que en definitiva termina sentando mucho mejor.
Trüberbrook es una muy entretenida aventura gráfica con todos los lugares comunes del género para bien y para mal. Hay varias áreas para explorar y todas tienen un nivel de detalle extraordinario gracias a la tecnología gráfica. Quizás sería ideal que esta tecnología se aproveche para generar mejores puzzles, pero cumple con su cometido.
La historia es tan ambiciosa como volada y aunque termina cerrando bastante bien, el final nos deja con un sabor amargo, no tanto por la historia en sí, sino por la implementación de lo que a todas luces parecen buenas ideas pero que definitivamente no se prestan a este género. No hay nada que odie más cuando en las aventuras gráficas se trate de agregar elementos y ritmos de otros géneros que no corresponden, pero Trüberbrook lo hace, y aunque no le sale bien, es solo un momento y no arruina la experiencia. Pero la empaña.
Las actuaciones de voz en inglés son muy buenas. Aunque el juego es alemán e incluye las voces en el idioma original, no tuve la oportunidad de probarlo antes de publicar este análisis. La banda sonora no está mal, pero hay muy pocas canciones y se repiten demasiado, mientras que en la escena final en particular la música es anticlimática y embarra aún más una de las peores secuencias de todo el juego. En lo técnico no tiene grandes problemas, en el build de review que use para terminarlo hubo algunos momentos en los que el diálogo no coincidía exactamente con los subtitulos pero siempre se terminaba recuperando.
Quizás el problema lógico más notorio que encontré está en dos o tres momentos en los que resolvemos cosas y el juego no nos informa de este progreso. Por ejemplo, en un momento examiné un esqueleto humano y por el solo hecho de hacerlo el personaje lo metió bajo las sábanas de una cama para simular que la estaba ocupando, algo que jamás noté hasta que fue necesario. Otro de estos bugs se transformó en un escollo artificial porque perdí un tiempo hasta que me di cuenta del problema y pude acceder a cierta zona del juego.
Quizás arreglen estos problemas técnicos, quizás no. De todas maneras Trüberbrook no es un juego difícil y nunca estuve trabado demasiado tiempo, incluso en el caso antes mencionado. Creo también que tuve algo de suerte, o porque como en estos juegos reviso todo sistemáticamente, me di cuenta de cosas que podrían haber sido un poco más complicadas en otra situación.
La variedad de escenarios es la justa y necesaria para un juego de aproximadamente unas ocho horas, y por la tecnología con la que están creados cada nuevo escenario es un espectáculo en sí mismo, algo así como un capítulo de Wallace & Gromit interactivo. El precio en Steam es muy conveniente, aunque seguramente no lo sea tanto en Switch o Playstation 4 cuando salga junto con Xbox One, en Abril de este año. De todas maneras, si la aventura gráfica es tu género, Trüberbrook es un título que tenes que jugar.