ANÁLISIS | Trinkets S01E01: Mirror Faces

Los adolescentes siguen encontrando representación de la mano de las series originales de Netflix, esta vez con “Trinkets”, basada en la novela homónima de Kirsten Smith, cocreadora de esta dramedia junto a Amy Andelson y Emily Meyer. “Mirror Faces” nos presenta a Elodie Davis (Brianna Hildebrand), la chica nueva de la escuela que acaba de mudarse desde Albuquerque tras la muerte de su mamá. Portland es una ciudad muy diferente, y a Elodie ahora le toca convivir con su papá, su nueva esposa y el hijo que comparten, además de nuevas compañeras que no le hacen el día a día muy fácil.

Una fiesta es el entorno ideal para conectar y sumar amigos, al menos conocer las caras de aquellos que podrían serlo. Entre los prospectos están Tabitha Foster (Quintessa Swindell), la chica linda, rica y popular con un novio un toque abusivo; y Moe Truax (Kiana Madeira), la rebelde del grupo. La noche no termina muy bien para Elodie, quien acaba robando cositas en un supermercado. Nada nuevo en su currículum, ya que algo similar había ocurrido en Nuevo México.

Para pagar sus culpas, la chica debe asistir a las reuniones de cleptómanos anónimos, y es ahí donde vuelve a cruzar camino con Tabitha y Moe, también afectas a apropiarse de lo ajeno. Esta “actividad” las une un poco más, demostrando que no son tan superficiales y arquetípicas como resultan a simple vista. Cada una tiene motivos de sobra para cometer estas pequeñas intransigencias, sólo que no saben cómo exorcizarlos, más allá de este vicio que pide a gritos un poquito de atención. 

Tal vez no se trate de una adicción que pone en riesgo sus vidas o las de los demás, pero la cleptomanía es la forma que encontraron para escapar de sus problemas y su dolor. En el caso de Elodie, la muerte de su mamá que, obviamente, dejó heridas que no consigue sanar sólo con el apoyo de su padre y un poco de terapia. De a poco, vamos conociendo la verdadera imagen que les devuelve el espejo a estas tres adolescentes, encaprichadas por mostrar una cara impuesta y diferente, porque eso es lo que demanda la sociedad.

Este es el planteo inicial de “Trinkets”, una historia que cae en varios lugares comunes cuando se trata de dramas adolescentes, pero encuentra sus lugarcitos para hablar de temas importantes y coyunturales como los abusos y la (buena/mala) influencia de las redes sociales. Smith, toda una experta en relatos juveniles como “10 Cosas que Odio de Ti” (10 Things I Hate About You, 1999) o “Legalmente Rubia” (Legally Blonde, 2001), nos introduce en el pequeño universo de los cleptómanos, todo un arte del cual el espectador puede tomar nota, ups.

Gracias a las actuaciones de sus intérpretes principales, en especial de Hildebrand -nuestra querida Negasonic Teenage Warhead de “Deadpool” (2016) y su secuela-, la historia que plantea Smith se siente bastante auténtica y natural, sin tener que llegar a los extremos dramáticos de otros productos como “13 Reasons Why”, aunque tampoco se la juega estéticamente como “Euphoria”. Igual, los realizadores se toman su tiempo para plantear sus cuestiones en estos primeros treinta minutos, tanto que, por momentos, al capítulo se lo siente un poco vacío de contenido.

Los ‘cleptómanos anónimos’ existen

El formato de media hora le sienta muy bien a esta nueva propuesta de la plataforma de streaming, amigable para maratonearse durante un frío fin de semana de invierno, y descubrir que les tiene preparado el destino a estas tres futuras compañeras de fechorías. Lo mejor son sus interacciones y esos momentos personales que más las alejan de los típicos clichés de estas historias adolescentes.