Triangle Strategy es una experiencia tan trágica como sorprendente, con muchos aires a historias como la de Game of Thrones y mecánicas de estrategia y exploración que se van puliendo a sí mismas a lo largo de la obra. Es una obra que confía en sí misma y le sale bien, dejándonos un gran título en el catálogo de Nintendo Switch y una joya para los amantes de este género.Para empezar, nos presentan tres fases diferentes: las cinemáticas narrativas, las pesquisas y las batallas. Cada una tiene su impronta pero se amalgaman perfecto para generar un juego de rol táctico que se centra, sobre todo, en el peso narrativo de su historia. Todo esto no sería nada sin un sistema de toma de decisiones que es sublime, de los mejores que pude tratar. Pero vamos paso a paso.
La narrativa se cuenta mediante cinemáticas que, debo admitir, no son para cualquiera: muchas duran más de 15 minutos en los cuales no se tiene ningún tipo de interacción y gran parte de la experiencia la vas a vivir como si fuera una serie. Pasando esta barrera que a muchas personas les parecerá tediosa o aburrida, la obra necesita este tiempo para desarrollar una trama con personajes profundos, giros argumentales y una historia que vale la pena ser contada. El Reino de Glaucoburgo, la Sacra Sede de Dunálgida y el Archiducado de Fraguahelada son el triángulo de países que componen un mundo que no para de sufrir el trauma de la postguerra. En ese contexto y viviendo la fantasía de la paz, nos invitan a reflexionar cual es el precio de la armonía: un reino completamente monopólico, desigualdad social, pobreza, militarización, discriminación y hasta esclavitud.
Incluso el miedo a una nueva invasión como herramienta política o la desinformación que generan las grandes capitales son tópicos muy actuales que pocas veces vi tratar en un videojuego de la forma poética y metafórica que esta obra lo hace. La narración es una crítica constante al poder centralizado y hay un millón de referencias a nuestro mundo real, comparaciones con las guerras mundiales y un mensaje claro: somos prescindibles, y por eso nos eligen.En este contexto, nos pondremos en la piel de Serinoa de la Casa Wolffort. En su nombre moveremos los hilos de esta historia que nos invita a conocer a diversos personajes como Frederica, nuestra prometida, y Roland, el heredero al trono. La construcción de cada personaje es fundamental para el desarrollo de la historia y cada uno tiene una personalidad bien marcada, incluso arquetípica. También esto facilita después la justificación para que en batalla cada quien disponga de sus habilidades: sanadores, piromanticos, magos, melee, rango.
Las batallas son la segunda pata del trinomio que conforman la jugabilidad y son un lujo para quienes disfrutamos de las experiencias tácticas al estilo Dungeons and Dragons. Desde el principio son sumamente divertidas y dinámicas, planteadas por turnos y con los elementos clásicos del género: diferentes habilidades que son fuertes/débiles contras otras, cada personaje tiene su forma de moverse, de pelear y de interaccionar con el resto de tu escuadra. Un dato fundamental, que suma muchos puntos si sos adepto a esta jugabilidad, es que las instancias de conflictos nunca se conforman con sí mismas y no dejan de sumar mecánicas hasta el final. Desde la primera a la última habrá objetos que cambian las reglas del tablero, interrupciones narrativas e incluso hay situaciones donde tu objetivo no será ganar la batalla sino realizar una acción secundaria dentro de la misma.
Por último, la tercera etapa es la de pesquisas donde se habilita la clásica exploración de los RPG para que puedas interactuar con el resto de personajes y explorar el terreno. Si bien sirve para conocer el espacio donde después vas a luchar, creo que es la parte más floja de la experiencia. Inexplicablemente deja de tener voice acting, muy pocas veces es relevante lo que los personajes tienen para decirte y se siente como una etapa que podría haber sido mejor. Es cierto que también van de menos a más y van ganando protagonismo a lo largo de la aventura, pero la realidad es que debe haber una o dos pesquisas que son relevantes para completar el viaje.
Sin embargo, el plato fuerte está por fuera de las tres fases anteriormente mencionadas y es el sistema de decisiones que tiene. Voy a permitirme ser todo lo exagerado que pueda en relación al disfrute que me generó esto: es uno de los mejores sistemas de decisiones que probé. Está basado en convicciones y cada decisión tiene una magnitud que asombra, donde ninguna de las opciones en las cuales tenés que elegir es correcta. Las decisiones son ambiguas, personales. Elecciones que hay que tomar para priorizar defender tu reino o entregar a tu mejor amigo en la vida. Cada camino tendrá sus consecuencias y sus beneficios, y ninguna de estas etapas será fácil de decidir. Eso es lo que hace que Triangle Strategy sea tan impresionante. Incluso, el sistema de elección es mediante una votación de los siete personajes más importantes donde ya sabes la opinión que tiene cada uno y qué va a votar. Si vos querés interferir en la decisión, tenés que convencer a los que vayan a votar distinto. Y si los querés convencer, vas a tener mejores herramientas en base a la información que realmente tengas mediante pesquisas o el rumbo que haya tomado la historia previamente.
Muchas veces tardé varios minutos en decidir qué era lo mejor para Serinoa y sus amigos y, cuando finalmente decidí, mis compañeros me dieron la espalda y tuve que tragarme todas mis palabras. Incluso hay situaciones en las cuales convencí a los demás para que sigan mis principios y al momento de dejar el voto en la urna me dejaron pagando y dijeron “es mejor de la otra forma”. Tengo ganas de volver a jugarlo más que nada para volver a instancias de decisión, intentar convencer a mis pares y saber qué hubiese pasado si las cosas se daban de la otra forma.
Todo se decide en base a las convicciones de Serinoa más allá de la toma de decisiones, ya que la diferencia entre el pragmatismo, la moralidad y la libertad será lo que hará que ciertos personajes crean más en nosotros o podamos asistir a diferentes lugares. Creo que el juego en cierto punto se vuelve tan ambicioso que genera un nivel de complicación que era un poco innecesario: podes subir de nivel las armas, los personajes, revisar los roles de cada uno. En un momento dado se suman las astucias que son una especie de “carta única” a usar en las batallas. Hay una barbaridad de quest secundarias que muchas veces son cinemáticas que no suman mucho, en la segunda mitad se suman las “historias de personajes” para adquirir nuevos luchadores o conocer más en profundidad a los que ya tenemos.
Todas estas ideas funcionan, sí, y no creo que ninguna entorpezca la experiencia pero hay tantas aristas abiertas que es imposible disfrutar de todas en una sola run. Y sí, menciono la “run” porque Triangle Strategy también tiene un sistema de New Game + donde, al terminar, podremos revisitar la aventura pero esta vez con diversos agregados como conservar las unidades, el inventario o poder comprobar los parámetros de convicción antes de tomar las decisiones. Obviamente, se vuelve más difícil que la primera run. Pero es un buen agregado para quienes disfruten y quieran apostar a la rejugabilidad.
El apartado visual es muy bello y creo que es un acierto jugarlo en Nintendo Switch (aunque hoy por hoy sea la única plataforma disponible) ya que de manera portable se ve fantástico. La tecnología HD-2D es algo que Square Enix viene impulsando hace tiempo y funcionó a la perfección con Octopath Traveler y Triangle Strategy, veremos como se aplica a remasters que llegarán a futuro como Live A Live. El voice acting suma una barbaridad a la experiencia audiovisual, aunque es una lástima que muchas veces es muy diferente lo que dicen las voces en inglés que la localización en español del texto. El soundtrack es súper amplio y disfrutable: vas a escuchar desde jazz hasta sonatas medievales, pasando por música arabe y canciones bailables.
Triangle Strategy no es perfecto, pero está cerca de serlo dentro de su género. Creo que este año muchos videojuegos quedarán opacados por la cantidad de tanques que están saliendo, así que hay que tener los oídos (y los ojos) bien alertas para apreciar estos diamantes en bruto y no perderlos en el remolino de las novedades. Si te gustan los juegos de estrategia, tenés que jugarlo. Si no sos tan afín, dale una chance. Mientras tanto, yo voy a tratar de convencer a mis compañeros de poner en riesgo el destino de Glaucoburgo y proteger a mi casa real.