ANÁLISIS | Tiny Tina’s Wonderlands, un paso en la dirección correcta

Wonderlands le da una bocanada de aire fresco y un primer ladrillo en lo que esperamos sea una renovación de esta saga.

Tiny Tina’s Wonderlands – Official Launch Trailer

Desprendiéndose de aquel DLC de Borderlands 2 (Assault On Dragon Keep) este nuevo juego tiene a otra vez a Tiny Tina como principal estrella y moderadora de una partida del equivalente a Dungeons & Dragons de este universo: ‘Bunkers & Badasses’. Por primera vez en la saga se nos permite crear nuestro propio personaje y así es como nos unimos a esta partida de rol junto a otros dos personajes/jugadores: Frette, una androide interpretada por Wanda Sykes y Valentine, interpretado por Andy Samberg. Este grupo de jugadores tendrá que enfrentarse al Dragon Lord, cuya voz corresponde al brillante Will Arnett. Si a este cast le sumamos a Ashley Burch como Tiny Tina, tenemos un ensamble digno de la mejor comedia de Hollywood y ese calibre de actuación realmente hace la diferencia a la hora de disfrutar de cada uno de los chistes y situaciones que el juego nos propone.

Porque el principal diferencial de Wonderlands con respecto al resto de la saga, es que esta vez el humor sí funciona y sí se siente como un juego escrito en la actualidad y con una perspectiva mucha más fresca de cómo crear situaciones graciosas, qué referencias hacer y cómo agregarle locura e irreverencia sin caer en el cringe o en lo ridículo. El principal recurso narrativo que Wonderlands tiene, y el cual termina siendo un auténtico as bajo la manga, es que Tina va narrando esta partida de B&B e improvisando constante sobre su trama, personajes y escenarios. Por ejemplo, entraremos a niveles que inicialmente son de una forma pero que al escuchar los comentarios de Frette o Valentine, Tina cambia por completo para hacerlos más espeluznantes o espectaculares.

Tiny Tina’s Wonderlands – Official Story Trailer

También habrá situaciones donde de repente objetos que estaban en la mesa de juego en ‘la vida real’ del sótano donde se está jugando la partida, se conviertan en elementos diegéticos. Quizás el chiste termina siendo algo tan simple y burdo como que un chizito olvidado en la mesa se transforme en un meteorito que hay que hacer levitar, pero lo realmente cómico está en cómo Ashley Burch interpreta cada línea de diálogo de Tina y cómo los personajes van interactuando entre sí. Al mismo tiempo Wonderlands va jugando mucho con las convenciones propias de cómo se suele desarrollar una partida de D&D, haciendo ‘caso’ a las propuestas de los jugadores y jugando con aquello de lo que serán capaces los enemigos.

La trama principal se dispara cuando el villano de esta historia, el Dragon Lord, se cansa de estar a la merced de las decisiones de Tina como GM y como consecuencia decide cobrar conciencia propia y empezar a tomar sus propias decisiones. Nuestra misión será detenerlo y devolver la paz y el orden al mundo fantasioso de Wonderlands. A diferencia de otros juegos de la saga, vamos a ir cumpliendo nuestros objetivos no atravesando un mundo abierto, sino a través de una estructura diferente más similar a lo que sería un JRPG tradicional.

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Wonderlands toma la decisión astuta de sacar un poco de ‘grasa’ a lo que venía siendo Borderlands acelerando los tiempos con el uso de un ‘overworld‘ en el que nuestro personaje irá de nivel en nivel mientras va conociendo NPCs, recibiendo misiones, recolectando algunas recompensas y hasta resolviendo algún que otro puzzle. Una vez dentro de los niveles podemos encontrar aún más misiones secundarias pero al no necesitar ser un mundo abierto (o varios ‘planetas’ abiertos para ser recorridos), este título se puede concentrar en crear mejores entornos y que sean más disfrutables.

Cada nivel presenta una temática distinta pero predecible para el género; el secreto está en las historias que ahí se deciden contar: la búsqueda de un ‘hada padrina’, dos piratas que se dejaron de amar (y con constantes referencias a Monkey Island), la voz de una sirena perdida, frijoles mágicos que crean muchísimos toboganes, un músico que quiere usar la magia para recuperar la fuerza de su laúd y hacer ‘solos’ demoledores, entre muchas otras situaciones bastante ridículas pero que nunca dejan de ser divertidas y bien ejecutadas.

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En el centro de la jugabilidad esta vez no están tanto las armas (que siguen siendo millones) sino más bien los hechizos, que reemplazan a las tradicionales granadas de Borderlands anteriores. Este pequeño pero importante cambio, modifica bastante aquello de lo cual son capaces nuestros personajes. Con el correr de la aventura estos hechizos son cada vez más extravagantes y lo que antes sólo parecía posible con la habilidad especial y definitiva de nuestra clase (la cual tardaba mucho en recargar) ahora se va lanzando de manera constante. Vamos a tener meteoritos de fuego que caen generando una enorme explosión, burbujas de hielo que van haciendo constante daño a los enemigos, rayos eléctricos que encadenan el daño, hasta proyectiles que le quitan vida a los rivales y nos la devuelven o incluso hydras que golpean el piso causando un importante descontrol. Hay veces donde estos hechizos generan un grado de contaminación visual importante, eso hay que remarcarlo, pero la buena noticia es que no sólo se adecúan bien a la temática sino que también se sienten poderosos y sumamente útiles.

Algo que Wonderlands maneja distinto al resto de la saga pero que no sé si ejecuta de mejor manera, es la elección de clases a la hora de arrancar la partida. En cualquier Borderlands cada clase implicaba un estilo de juego totalmente diferente y era motivo suficiente para rejugar dicha aventura. En este caso se nos da a elegir entre varias clases pero cuyos árboles de habilidades son bastante similares y que más allá de una habilidad especial, no hay un gran diferencial. Lo interesante llega cuando se nos permite elegir una segunda clase y ahí podemos combinar las habilidades de ambas e ir cambiándolas según lo que amerite cada misión. Aquello que sí está bastante bien logrado y que ya está dando resultados brillantemente ridículos es el creador de personaje y la posibilidad de ir modificando su armadura constantemente. Este sí es un cambio bienvenido con respecto a lo que antes sucedía a nivel cosmética en la franquicia de Gearbox.

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El resto de los aspectos de la jugabilidad se mantienen bastante similares a lo que venía siendo Borderlands, de hecho encontramos varias de las mismas armas del 3 y el comportamiento de los enemigos también nos va a resultar muy familiar. A fin de cuentas, es una fórmula no sólo ya muy establecida sino también bastante exitosa, dando un shooter frenético donde vamos a tener que usar todo tipo de armas y formas de daño. Más allá de eso, la otra principal diferencia a la hora del combate tiene que ver con un mayor énfasis en las armas cuerpo a cuerpo. Al tratarse de un contexto fantasioso no podían faltar hachas, espadas, mazos y otro tipo de armas melee.

Por supuesto que aquellas cosas que más le jueguen en contra a Wonderlands tendrán que ver con todo lo que acarrea la saga y con ser una experiencia con básicamente el mismo loop de jugabilidad y recompensa. Si no disfrutaste de los juegos anteriores no creo que este te haga cambiar de parecer, incluso cuando es una experiencia muy sólida y disfrutable. También existirá el caso de muchos usuarios que no van a poder soportar el constante parloteo entre los distintos personajes o que tampoco disfrutarán del tipo de humor que Wonderlands tiene. Al mismo tiempo, esto es a lo que uno se expone cuando decide jugar un Borderlands y ya debería saber qué tipo de experiencia es o si Tiny Tina le resulta insufrible o no.

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Quizás aquello más criticable tenga que ver con cómo para ciertas misiones secundarias o para continuar adelante con nuestra aventura se nos obliga a combatir en arenas de combate un tanto genéricas que aparecen en el overworld. Esta especie de ‘dungeons‘ son bastante poco inspirados y en general se repiten sus diseños y locaciones. Tener que luchar en ellos hasta que se terminen los enemigos de turno y abrir un cofre para obtener el item que necesitamos no es el loop más satisfactorio que el juego tiene para ofrecer. Esto se debe a que por lo general estas secciones están despojadas de diálogos, personajes y situaciones sorprendentes; dan la sensación de estar creadas con un algoritmo aleatorio en lugar de ser artesanales.

La buena noticia es que incluso cuando estos lugares se empiezan a repetir, todo transcurre en una presentación audiovisual muy colorida y cuya temática fantasiosa se adecúa mucho más al cel shading tan característico de la saga. Es como si entornos medievales, barcos piratas, hongos gigantes o corales del fondo del mar, se sintieran más en armonía con un estilo gráfico como este, en lugar del Mad Max interplanetario al que nos tenía acostumbrados Gearbox. La versión de PC (sobre la cual se realizó este análisis) no es un mal porteo necesariamente pero, por lo menos en mi experiencia, necesité configurar varios valores adicionales al juego para que corre de una manera más adecuada.

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Tiny Tina’s Wonderlands no patea el tablero y reformula la saga Borderlands pero sí es un suficiente cambio de aire como para darle un nuevo envión. Sus temáticas, sus personajes, diálogos y locuras son mucho más interesantes, dinámicos y divertidos de lo que venía siendo la franquicia en sus últimas ediciones y brinda una buena base sobre la cual construir futuras ediciones. A la misma jugabilidad sólida y entretenida de siempre se le suma una estructura mucho más inteligente y concisa que, más allá de algunos leves pifies, otorga una experiencia muy entretenida que rara vez nos va a defraudar. El carisma y el humor de Tiny Tina es elevado por un gran cast y muy buenas actuaciones de voz que hacen de Wonderlands lo mejor que ha ofrecido Gearbox en mucho tiempo.

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TINY TINA’S WONDERLANDS

25/03/2022
8.0