ANÁLISIS | The Punisher S02E13: The Whirlwind (Spoilers)

Y llegamos al final. La segunda temporada de The Punisher no es lo mejor que produjo Marvel / Netflix, pero está lejos de ser lo peor. Es constante desde el la mitad hasta el final con sus aciertos y sus falencias.

Por el lado bueno, la temporada supo captar la brutalidad y lo visceral de la violencia de los comics; además, Jon Bernthal (Punisher) está totalmente a la altura del protagónico. Por el lado flaco, la estructura nunca nos termina de cerrar (¿por qué eligieron poner dos arcos argumentales que nunca se cruzan?) y todo el rollo con Billy Russo termina siendo decepcionante y hasta descolocado. John Pilgrim es el villano secundario de la temporada, tiene la mitad (o menos tiempo) de cámara que Russo, pero aun así, va más en tono con la oscuridad y el cinismo que manejan los personajes del mundo de The Punisher.

The Whirlwind arranca justo donde quedó el capítulo anterior, como ya pasó en varias oportunidades en esta temporada. Billy y Madani tienen un enfrentamiento en el departamento de Dumont que termina con Billy recibiendo tres tiros, pero dando por muerta a Madani, a quien abandona en el piso después de asfixiarla.

Pero esto es Marvel/Netflix, y Madani no muere… ¡de hecho, Dumont tampoco muere! El MCU de Netflix suele estar más bajado a tierra que otras historias de superhéroes, pero todavía no pueden desligarse de estos tropos del cómic. Les cuesta matar personajes, aun cuando eso implique revivirlos por razones inexplicables. Ni la propia Madani entiende cómo no murió. Y después sigue una escena aún más ridícula, en la que visita a Dumont en el hospital llevando la misma camisa manchada con la sangre de Billy… sí, no se bañó ni se cambió la ropa. En fin. Este tipo de salidas ilógicas son las que Jessica Jones trataba con humor y que acá pasan como si nada. Quienes vemos Marvel/Netflix hace rato, estamos acostumbrados.

Por el lado de Frank, recordemos que tiene secuestrado a David, así que será cuestión de tiempo para que se enfrente a Pilgrim. De hecho, se enfrentan. En una pelea mano a mano en una ubicación muy original. En mi reseña del episodio 5 había festejado la originalidad de los guionistas por ubicar las peleas de Frank en un lugar como un gimnasio, ahora la acción transcurre en la chatarrería que rodea al tráiler de Curtis. Palazos, cadenazos, roturas de vidrio, golpes contra autos, la violencia está a la altura.

El capítulo termina reuniendo a Pilgrim y a Frank en el mismo bando con una resolución un poco naif, pero también predecible. Cuando el religioso le dice a nuestro protagonista que conocía su historia y que él también está peleando por sus hijos, todo nos hace un click. La temporada entera giró en torno a lo frágil que es Frank ante la posibilidad de dañar mujeres o niños.  Pilgrim y los Schultz se van como vinieron, sin muchas vueltas y a las apuradas. Son personajes con los que nunca llegamos a conectar ni conocimos en profundidad, pero al menos Pilgrim termina trasmitiéndonos simpatía al final. Los Schultz, por su lado, son el tipo de villanos que más disfrutamos ver recibir su merecido en The Punisher, pero no recibieron el tiempo de pantalla que merecían. Al menos la escena en que mueren es original.

Billy Russo recibe su merecido y pasa sus últimos momentos solo, mendigando por el mundo, hasta que Frank le corta el sufrimiento con dos disparos. El actor que lo encarna, Ben Barnes, nunca nos cierra en el papel, nunca trasmite terror ni sadismo, como dictan las acciones del personaje, y que sea carilindo no ayuda a la caracterización.

Finalmente, la escena en que Amy se despide de Frank me conmovió. Llegaron a tener buena química y me hubiese gustado que rompan un poco con el canon y la dejen acompañar a Punisher en sus aventuras. Pero no. Frank no es un superhéroe y no tiene sidekicks, así que nos tocó la despedida triste.

El final es redondo. Solo resta esperar que Netflix la cancele, como ya hizo con todas las series de Marvel menos con Jessica Jones. La ensalada que termina siendo la estructura y la falta de balance entre la importancia que se les da a unos personajes sobre otros es, probablemente, una consecuencia de que los guionistas tenían pensadas más temporadas. Probablemente haya habido un recorte por ahí. Con todas sus falencias, la segunda temporada de The Punisher es disfrutable y de lo mejorcito que nos ha dado el MCU de Marvel, aunque muy lejos de las grandes primeras temporadas de Daredevil y Jessica Jones.