ANÁLISIS | The Perfection

Hay dos maneras de ‘apreciar’ “The Perfection” (2018): como un thriller terrorífico, irreverente y WTF, al que le gusta jugar con la narrativa; o como una historia híper misógina que pretende empoderar a dos mujeres abusadas, pero antes necesita humillarlas de todas las maneras posibles ante nuestros ojos. Obviamente, su director y coguionista Richard Shepard no se decide por uno u otro de estos caminos, así que nos quedamos con la segunda ‘consideración’ cuando se trata de las peripecias de Charlotte Willmore (Allison Williams), una ex prodigio musical que tuvo que abandonar la profesión cuando se dedicó a cuidar a su mamá moribunda.      

Cuando la señora (Ruth) pasa finalmente a mejor vida, Charlotte queda liberada para tratar de recuperar esos diez años que pasó alejada del chelo y de sus mentores, Anton (Steven Weber) y Paloma (Alaina Huffman), directores de la prestigiosa academia Bachoff. Un poco temerosa por no estar a la altura, Willmore los contacta y todos se reúnen en Shanghái, donde se lleva a cabo la selección de nuevas alumnas. Ahí es donde la chica se cruza con Elizabeth (Logan Browning), la nueva estrella y pupila de Bachoff tras su partida. Entre las dos sólo hay admiración por las destrezas de la otra, y sentimientos más profundos que no tardan en aparecer.

Charlotte y Lizzie son tan parecidas como diferentes, y tras pasar una romántica noche juntas, deciden tomarse unas vacaciones, recorriendo los lugares menos turísticos de China. Con la mochila al hombro y una resaca galopante, las dos mujeres emprender el viaje rural, pero el entusiasmo dura poco porque el malestar de Elizabeth se agrava a cada momento, con un desenlace bastante sangriento e inesperado.

Acá, Shepard y sus coguionistas Eric C. Charmelo y Nicole Snyder se despachan con el primer gran giro de la historia, después de sentar algunas bases terroríficas y demasiado escatológicas. El primer indicio es una epidemia que afecta a ciertas regiones, pero pronto queda claro que las intenciones del realizador van por otro lado.

Imposible seguir adelante sin caer en los spoilers más grosos, pero digamos que después de los acontecimientos de China la historia se traslada otra vez a Boston, principalmente a la Academia Bachoff que ya empieza a preparar a su nueva y muy jovencita pupila Zhang Li (Eileen Tian). Si las primeras pistas que nos dejan no son lo suficiente contundentes, pronto vamos a saber de primera mano los horrores y abusos que atravesó Willmore en la escuela, como para llegar a cometer un par de atrocidades ella misma. Nada comparado con lo que le tocó, y le tocará vivir todavía (bueh, con algunas cosas se excede un toquecito), imágenes más que explicitas e innecesarias… la mayoría de las veces.

Se entiende que Shepard quiere jugar con la incomodidad y el shock del espectador, pero termina alcanzando límites inexplicables al poner a sus dos protagonistas femeninas en situaciones un tanto degradantes. La escatología se vuelve su arma visual de cabecera (y recalcamos, la humillación siempre es femenina), así como la necesidad de retroceder en el tiempo (literal, como recuso un tanto añejo y casi televisivo) para explicarnos aquello que no vimos, no porque seamos distraídos, sino porque decide ocultarlo intencionalmente para que la sorpresa (y más que nada, la irreverencia forzada) cumpla su propósito.

Obvio que todos desconfiamos de Allison, ¿no?

Williams es la que mejor sale parada a la hora de atravesar esta historia, mientras que a Browning le toca cargar con la histeria durante la primera mitad. Claro que hay más giros y vueltas de tuerca, gore, mutilaciones, más humillaciones y una “victoria” con gusto a rancio; pero lo extraño de todo esto es que Shepard tiene un buen prontuario, al menos en su etapa televisiva, con series como “Girls” (2012-2017) y cosas más recientes como la nueva “The Twilight Zone”,como para caer tan bajo. Acá nos deslumbra con su falsa visión de Shanghái o los refinados interiores de la academia, pero estas bellas imágenes no alcanzan para borrar ciertas escenas porque no, no es muy placentero ver a una mujer hacerse caca y pis encima.  

La trama (y la iconografía) de “The Perfection” remite a cosas tan disímiles como “Ojos Bien Cerrados” o “Kill Bill”. Entre sus subtextos y simbolismos intenta decir muchas cosas, la mayoría mensajes confusos y opuestos que ya no caen tan bien en el siglo XXI, pre o post era #MeToo y Time’s Up. Hay que dejar de creer que los abusos sexuales empoderan a las mujeres, y aún más, si los exponen de una manera tan estética como elegante. Sí, el film toma varios caminos y va cambiando el tono constantemente (hasta podemos decir que son varias películas en una), hay algo humorístico y retorcido que puede llegar a justificarse para algunos, pero no para aquellos que ya no tenemos ganas de disfrutar a partir de estas miserias, sean ficticias o no.