Análisis | The Pedestrian nos lleva a pasear de cartel en cartel

Los plataformeros de ingenio suelen caer en un problema recurrente: su éxito depende de la variedad de elementos que suma a sus puzles y de la dificultad general de los mismos, debiendo encontrar esa curva de progresión precisa que mantenga al jugador entretenido, deseoso de encarar el próximo desafío. Es un problema al que The Pedestrian se enfrenta, pero del que consigue liberarse gracias a otros elementos dentro de su estructura. ¿Es eso suficiente para recomendarlo, sin embargo?

En su esencia más pura, The Pedestrian es un juego extremadamente básico: un monigote, que oficia de protagonista principal, recorriendo niveles de diseño minimalista en los que debe utilizar los elementos a la vista para alcanzar la salida. A veces una puerta obstruye el paso, por lo cual es necesario encontrar una llave y llevarla hacia el obstáculo para quitarlo del medio. Otras veces una caja es necesaria para servir de plataforma móvil o de bloqueo para algún láser infame, debiendo arrastrarla desde su origen hasta su objetivo. Es una propuesta conocida, ejecutada mil veces antes por mil otros juegos. La diferencia aquí es que The Pedestrian nos atrapa con su diseño estético para luego sorprendernos con la vuelta de tuerca de sus mecánicas.

Ocurre que cada pantalla de juego transcurre en las planas superficies de carteles, señales y anuncios de la calle. Cada escena a resolver forma parte física de un escenario 3D dentro de la ciudad, desde los callejones más recónditos hasta las calles más transitadas, nuestro protagonista se moverá de un cartel al próximo con transiciones tan simples como efectivas. Aquí es donde The Pedestrian juega una de sus cartas especiales: tendremos que valernos de esta condición de diseño especial para resolver la mayoría de los niveles. Mediante un botón podremos alejar la vista y ver la colección de carteles correspondientes al nivel actual, cada uno con puntos de acceso a otros carteles, que nosotros tendremos que conectar para que nuestro monigote se abra paso hacia la salida.

Moviéndonos por encima del tránsito

De repente el simple juego de plataformas toma un nivel de meta-recursividad, debiendo el jugador alterar el orden del medio en el que se mueve para encontrar la solución deseada. Hay reglas estrictas a seguir: una puerta sólo puede conectarse a otra puerta en dirección opuesta, lo mismo con los tramos de escalera. También ambos puntos del pasaje deben ubicarse de manera lógica para producir tal transición; es decir, el panel de la puerta que conduce hacia la derecha ubicado a la izquierda del panel de la puerta que conduce a la izquierda; o el panel de la escalera que sube ubicado debajo del panel con la escalera que baja. Suena un poco confuso expresado en palabras, pero dentro del juego el concepto está perfectamente interpretado mediante imágenes.

Poco a poco The Pedestrian añade nuevos elementos que complican nuestro avance. De repente cada nivel se compone de varios sub-niveles en los que hay que obtener una pieza necesaria en el nivel principal; la aparición de cables conectores nos hace jugar con las corrientes eléctricas para activar elementos tanto dentro de los paneles como en los escenarios que los rodean; y hasta el uso de una extraña pintura le da nuevas propiedades a los paneles en la que se aplica. Lo que comienza como una colección de puzles bastante sencillos y elementales va aumentando la dificultad hasta lanzarnos a la cara desafíos considerables que nos van a dejar mirando fijamente cada nueva colección de paneles, intentando descifrar la ruta a tomar.

Podemos mover paneles y conectarlos entre sí

No hay problemas considerables en The Pedestrian, aunque hay detalles a tener en cuenta. El juego en sí es muy sólido en su ejecución y no hay dudas que su fuerte está en la presentación visual. Es un juego que puede superarse en menos de 4 horas y no hay ningún tipo de rejugabilidad o contenido adicional, lo cual puede opacar la impresión de algunos jugadores. También hay que decir que su curva de dificultad es demasiado generosa en un principio y luego repunta con fuerza hacia el final.

Debo admitir que un par de los puzles basan sus soluciones en que el jugador se dé cuenta de cómo manipular las mecánicas del juego en formas no tan convencionales, y casi-casi se siente como estar haciendo trampa con las propias reglas que se nos ofrecen. Por otro lado, no todas sus ideas caen con la misma fuerza: la sección de puzles con el uso de pintura, por ejemplo, puede volverse particularmente frustrante si no entendemos bien cómo funciona esa mecánica en particular, y dado que The Pedestrian carece de explicaciones concretas, la posibilidad de confusión es considerable.

Hay, sin embargo, una vuelta de tuerca hacia el final de la aventura (que no voy a espoilear) que transforma al juego en algo mucho más especial, y es genuinamente una de las más agradables y satisfactorias sorpresas del título, añadiendo nuevas reglas y desafíos. Por desgracia, esta última sección es demasiado breve, dejándonos con ganas de ver mucho más como eso. No me molestaría en lo más mínimo algún contenido DLC a futuro que se enfoque específicamente en esa última serie de desafíos, pues allí hay potencial para todo un juego aparte.

¿Podremos reparar esta cosa?

The Pedestrian es, en su base, un simple plataformero de ingenio más del montón; pero es la suma de todos sus elementos adicionales—su ambientación, su estética, las mecánicas del medio que lo rodea—lo que lo eleva a un puesto de gran interés para todo fanático del género. Es considerablemente sencillo en sus primeros momentos, haciendo que la dificultad aflore con fuerza de la mitad de la aventura en adelante, dejando para el final una gran sorpresa para aquellos que consigan conquistar sus desafíos y alcanzar el tramo final de la historia. Puede que sea un viaje relativamente breve, pero así como breve también será satisfactorio. Si todavía lo dudan, sepan que hay una demo gratuita en Steam, para que puedan probar sin problemas el núcleo de este original jueguito. Una aventura correctamente señalizada, desde todos los puntos de vista.

THE PEDESTRIAN

29/01/2020 (PC)
8.5

Disfruté The Pedestrian en PC, habiendo superado todo el juego luego de casi 4 horas de puzles plataformeros. Pese a que un par de soluciones requerían pensar fuera de la caja—y que una sección de mecánicas llegó a volverse un poco irritante—el encanto general de la estética del juego, y en especial la última sección de puzles, me terminaron de cautivar para esta propuesta simple de entender y difícil de resolver. Si hay una secuela o DLC, por favor enfóquenlo en lo que pasa durante este último tramo.