ANÁLISIS | The Flash S05E18: Godspeed (Spoilers)

Es la semana de los paralelismos en la TV. Si no te alcanzó con todos los regresos y las reuniones en Winterfell, “The Flash” también tiene nostalgia comiquera para vos. La serie del Velocista Escarlata se tomó unas semanas de descanso desde el último episodio que salió al aire, pero volvió con todo para cerrar las cosas con Nora y el desagradable descubrimiento de su alianza con Eobard Thawne. Después de que Sherloque la pusiera en evidencia delante de todos en “Time Bomb”, papá Barry resolvió encerrar a la nena en el acelerador, como si fuera una delincuente cualquiera. Un hecho que sacudió a la familia y al Team Flash, pero más que nada al compungido Allen.

“Godspeed” nos trae muchas respuestas, un nuevo y poderoso villano, y la novedad de tener a Danielle Panabaker (Caitlin Snow) como directora en su debut detrás de las cámaras. El guión de Judalina Neira y Kelly Wheeler también da en el clavo, llevándonos al futuro de 2049 para entender todas las razones de la joven West-Allen a la hora de viajar en el tiempo para conocer a su papá y, de paso, ayudarlo a atrapar a Cicada (ese caso que nunca pudo resolver) con los consejitos de Reverse-Flash bajo el brazo.

Una vez que las anotaciones en el diario de Nora nos transportan al año 2049, la historia se vuelve algo familiar, demostrando que la chica es digna hija de su padre: impuntual a más no poder, pero eficaz e inteligente a la hora de analizar sus casos como forense de la policía de Central City. ¿Les suena? En este punto, Nora no sabe nada sobre el pasado superheroico de papá, fallecido (supuestamente) a manos de un metahumano, palabra prohibida en casa de los West-Allen desde entonces. Lo que tampoco sabe es que sus poderes como velocista están suprimidos desde su nacimiento, habilidades que heredó de The Flash, ese héroe que no para de idolatrar.

De dioses y hombres

Ya supimos que Nora e Iris se distanciaron, justamente, por este motivo y todas las mentiras acumuladas, pero “Godspeed” nos muestra el punto de vista de la jovencita, necesitada de un poco de guía al cruzarse con este reciente supervillano de los cómics, creado por Joshua Williamson y Carmine Di Giandomenico para The Flash Rebirth #1. Después de varias pericias en una escena del crimen, Nora y su compañera de laboratorio Lia (Kathryn Gallagher) -la Cisco d este mundo paralelo- deducen que hay un velocista involucrado, un tipo de metahumano desaparecido desde hace bastante tiempo, a excepción de Thawne que cumple condena en Iron Heights.

El ahora bautizado Godspeed (voz de BD Wong) anda atacando diferentes laboratorios de la ciudad en busca de sustancias específicas (quiere recrear el Velocity-9 y conservar sus poderes para siempre). En uno de estos atracos se cruza con las investigadoras y la mezcla de uno de sus potentes rayos con los químicos que la rodean, producen un efecto más que particular en la futura velocista. ¿Les suena, otra vez? Nora queda inconsciente, pero se recupera rápidamente para descubrir sus nuevas habilidades y, aún peor, que las tuvo durante toda su existencia. Panabaker aprovecha y nos presenta estos primeros pasos de la mano de la speed force en analogía con aquellos torpes intentos de Barry, una seguidilla de situaciones simpáticas que pronto se convierten en tragedia cuando el maloso acaba con la vida de su mejor amiga.

Sin saber cómo detenerlo, Nora recurre a la única persona que cree la puede auxiliar, y es ahí donde empieza esta extraña relación “paternal” con Thawne, quien por algún extraño motivo y sabiendo muy bien que es la hija de sus más grande enemigo, decide acogerla como “pupila” y guiarla por el camino superheroico, de la misma manera que lo hiciera con su padre en aquella primera temporada tan emotiva. Todo un tanto retorcido, si tenemos en cuenta cuales fueron siempre las verdaderas intenciones de Eobard, pero también queda claro que hay muchas ganas de redención en estas acciones, muchos más cuando resuelve ayudarla a detener a Cicada.

Acá, aclarando los tantos

Tratando de ponerse en los zapatos de su hija (y mitigando sus propias culpas de esos hechos que todavía NO ocurrieron), en el presente, Iris decide darle una segunda oportunidad para que explique sus razones y enmiende la quebrada relación con Barry. Pero acá el peso de la traición es más fuerte y Allen no puede olvidar que detrás de todo está el asesino de su mamá, lo que lo obliga a mandar a Nora derechito al futuro y enfrentarse (¿por última vez?) a Thawne. Hace tiempo que no veíamos al superhéroe tan dolido, y este aspecto y se siente en la historia y los personajes, rescatando lo mejor de las primeras temporadas, donde lo humano se destacaba por sobre todas las cosas. Ojo, también vimos el lado menos piadoso de este héroe hecho y derecho, que ya no quiere volver a caer en viejas trampas y confiar más de la cuenta.

No sabemos si Barry y Nora van a volver a verse y reparar la situación, pero “Godspeed” deja mucha tela para cortar en cuanto a esta cuestión, la futura desaparición del velocista durante esa famosa “crisis” (en tierras infinitas), y un crossover que ya se siente en ese videíto de despedida que la chica descubre en la cámara de los ex S.T.A.R. Labs. Por lo demás, este capítulo nos regala muchísimas referencias al universo comiquero de DC y la serie de The CW, además de dejar picando la presencia de este Dios de la Velocidad que puede convertirse en villano a futuro.    

Ser parte del elenco desde el primer día, le juega muy a favor a Panabaker, quien sabe dónde poner el acento a la hora de la acción y de las emociones. La directora sólo echa mano a algunos de los personajes y construye este paralelismo que rescata la nostalgia de esos lejanos episodios y nos ayuda a que empaticemos un poco más con Nora, una protagonista que no siempre resuena en la narración.