ANÁLISIS | System Shock: un remake desafiante que no pierde la esencia de la obra original

System Shock tuvo su lanzamiento para PC y se trata de un fiel remake del juego clásico de 1994, pionero de títulos como Prey, que ofrece una historia de terror espacial muy desafiante. 

Las remake en la industria de los videojuegos tomaron un rol preponderante en el último tiempo, ya que muchos de los grandes lanzamientos o juegos más esperados provienen de estas propuestas. Las entregas suelen ser actualizaciones gráficas y de rendimiento, como fue el caso de Dead Space, o bien, apuestas con algunos cambios en su estructura o gameplay, como por ejemplo Resident Evil 4.

En este caso, System Shock opta por mantenerse fiel a su obra original haciendo un remodelado gráfico, de jugabilidad y de interfaz, que mantiene la esencia del juego de 1994. El título se ve muy bien y, al mismo tiempo, se siente retro en todos sus apartados. Esto podrá interpretarse por sus jugadores como algo bueno o malo dependiendo la mirada de cada uno, pero no hay dudas de que fue la búsqueda de su desarrollo. 

De esta forma, el diseño de los enemigos, el sistema de gunplay, los gráficos del ambiente y el cómo exploramos el juego puede convertirse en algo llamativo para los apasionados del género, para quienes hayan jugado System Shock en su época o, en contraparte, puede convertirse en una importante barrera para nuevos jugadores a la saga. 

En mi caso, no conocía el título original, por lo que me llevé una grata sorpresa cuando me dijeron que Prey y Bioshock fueron un sucesor espiritual de esta entrega. A los pocos minutos de jugarlo, ya había afirmado que esto era real, ya que tanto la historia en sí como la forma en que se cuenta su narrativa y progreso, se asemeja mucho a los grandes títulos mencionados

Para comenzar con la historia, el juego nos pone en la piel de un hacker en un mundo futurista, transcurriendo el año 2072, que es arrestado por intentar robar un chip de combate que pertenecía a una importante empresa llamada TriOptimum. El CEO de esta compañía llega a un trato con nuestro personaje, en el cual nos promete el chip que intentamos robar con su cirugía a cambio de hackear la inteligencia artificial de la estación espacial para que deje de tener ética y poder liberar su capacidad de procesamiento total.

Para sorpresa de nadie, todo sale mal y la inteligencia artificial mata a todos los tripulantes de la estación espacial y comienza un proceso para destruir al planeta tierra. El juego arranca con nuestro personaje levantándose de un coma de seis meses luego de la cirugía, por lo que estamos dentro de la estación espacial. La historia de la humanidad pasa a depender de nosotros.

System Shock es un survival horror donde la exploración y resolución de puzzles son su piedra angular dejando al combate en un segundo plano. Si bien tendremos que derrotar las defensas de la inteligencia artificial llamada Shodan, que consisten en abominaciones, robots y cyborgs, el gran desafío y diferencial del título es descubrir qué tenemos que hacer y cómo hacerlo.

Buscar llaves, arreglar los sistemas de la nave, romper cámaras, encontrar los códigos de acceso, abrir puertas a través de puzzles de energía y recorrer a fondo cada uno de los pisos, son la base estructural del juego. Salvo que tengas un don para recordar todo, recomiendo enormemente jugar al título con un anotador al lado para escribir los códigos y algunos lugares claves que son fáciles de olvidar.

Los trabajadores de la estación espacial, cuando se encontraban con vida, la debieron pasar mal en su lugar de trabajo, ya que cada uno de sus nueve pisos consisten en un laberinto donde se intercalan puertas, accesos y ascensores que nos llevan a distintas partes de la Ciudadela. La realidad es que gran parte del juego la pasaremos perdidos tratando de descifrar para dónde tenemos que ir. 

En este punto es donde se encuentra la verdadera esencia y desafío del juego, ya que no dispondremos de ninguna guía de misiones. Nuestro objetivo es salvar a la tierra y para eso debemos realizar una serie de pasos que son explicados, a veces de manera evidente y otras no tanto, en mails y mensajes de voz encontrados en la nave. Por este motivo, tendremos que tener muchísima atención a la hora de escuchar y leer todo. 

El juego no es para nada lineal y tendremos que revisitar todos los pisos varias veces, tanto para resolver el objetivo final como para encontrar algo trascendental para la trama que, seguramente, no vimos en nuestra primera pasada por el nivel. La atmósfera que genera el juego es muy buena y se siente muy bien desarrollada. De todas formas, hay que remarcar que los efectos que produce en las primeras horas no son los mismos que al final, ya que se torna repetitivo en sus mecánicas.

Para mencionar un ejemplo, pasé una hora y media en el segundo piso tratando de descifrar lo que tenía que hacer y fue algo placentero. Sin embargo, esta misma situación, ya habiendo pasado las 10 horas, se volvió un poco tediosa. Lo mágico del juego se encuentra en que estamos perdidos todo el tiempo y, de una forma u otra, siempre encontramos un camino para seguir o algo que no hayamos visto.

System Shock es desafiante y exige mucho del jugador, al menos de aquellos que no estén acostumbrados a este tipo de propuestas. De todas formas, la dificultad recae en descubrir lo que tenemos que hacer y no tanto en el combate o en el puzzle en sí. Algo positivo que mantiene esta remake, es que se puede seleccionar la dificultad de cada apartado, por lo que se puede personalizar más la experiencia.

El combate es lo más flojo del juego ya que, al replicar la jugabilidad del original, es lo que más envejecido se siente. Hay armas de todo tipo con diferentes municiones que funcionan mejor contra enemigos biológicos o tecnológicos. Las municiones son escasas, por lo que tendremos que tener cuidado y economizar su uso. Las armas de cuerpo a cuerpo serán fundamentales para este cometido.

Algo que siento que penaliza bastante el juego es que morir no genera ningún inconveniente más que renacer en otro sector de la nave. El daño que hicimos a los enemigos no se regenerará, por lo que el título es fácil de “romper”. En vez de gastar botiquines y municiones, podremos pelear contra el enemigo a golpes hasta ganarle por reiteración y, si morimos, es volver al mismo lugar a terminar el trabajo.

Tampoco es algo completamente negativo, ya que el combate es secundario en el juego y, quizás, hacerlo de otra forma pueda ser más frustrante. Por fuera de las armas, nuestro personaje también dispone de energía, que puede utilizarse para distintos artefactos como una linterna o sensores que analizan enemigos y el lugar donde nos encontramos. Incluso, algunas armas requieren de esta energía y no de municiones convencionales.  

Para abrir algunas puertas específicas, tendremos que ingresar al ciberespacio, donde la jugabilidad cambia por completo ya que el título pasa a ser un shooter tridimensional donde vamos a tener que derribar extraños polígonos que nos atacan. Estas secuencias son bastante divertidas y psicodélicas, aunque podrían haber tenido una cierta mejoría gráfica, por lo menos en el diseño de las figuras enemigas. 

En definitiva, System Shock es una propuesta que cumple su cometido y dejará contento a los apasionados de este género y a quienes jugaron al título original y quieren revivir su experiencia. En algunos apartados, me hubiera gustado que existiera un cambio más radical y actualizado al día de hoy, pero entiendo que no fue la búsqueda de su desarrollo. Siento que su alto nivel de desafío dejará afuera a un posible nuevo público, pero no deja de ser una experiencia sumamente disfrutable.

PUNTAJE: 7.5

System Shock salió en PC el 30 de mayo y está anunciado para consolas, aunque aún no tiene fecha confirmada. Jugué al título por más de 16 horas.