Todos los trapitos sucios de Lex Luthor finalmente salen a la luz, pero ni rastros del villano por el momento. Al final del episodio anterior, Kara, en full modo periodista, se acercó al presidente Baker para contarle los malévolos planes del hermano de Lena y la existencia de Snowbird, con toda la intención de limpiar el buen nombre de Supergirl, o sea, el suyo. Pero el mandatario resultó estar metido hasta las rodillas en este chiquero, y terminó destruyendo toda la evidencia y deteniendo a la reportera para ocultar la verdad ante la opinión pública.
No sabemos si Baker conoce la verdadera identidad de la kryptoniana, pero tras zafarse de los guardias, Danvers tiene su primer encontronazo con la Hija Roja, dispuesta a acabar con ella de la forma más simple posible: un poco de kryptonita y una bala. Sabiendo que no va a poder persuadir a su clon, Kara logra escapar en busca de un nuevo plan para detener el ataque de Kaznia, señuelo para que Lex se convierta en el verdadero héroe de esta historia.
Por su parte, Lena y Alex logran atar los cabos y descubrir que Ben Lockwood no es más que un peón en el juego de su hermano Lex. Estas novedades no le caen muy bien al Agente de la Libertad, cuya ideología estará errada, pero no quiere ser confundido con un simple terrorista megalómano. Sin conocimiento de causa, Lockwood va a enfrentarse con Otis Graves, pero su constante abuso del Harun-El reprobado que se apropió de los laboratorios de la DEO, también le están jugando una mala pasada a su organismo. De ahí que Lena busque un poco de ayuda científica en las manos de mamá Lillian, con la intención de separar las propiedades más dañinas de la sustancia para, en última instancia, ayudar a James.
“Red Dawn” es un episodio en el que suceden demasiadas cosas, muchas veces, un tanto apresuradas, desluciendo ese choque de potencias tan esperado desde que supimos de la existencia de Red Daughter. Por un lado, la memoria de Alex se empieza a acomodar, mezclando pequeños fragmentos del pasado y dándole a entender que entre ella y Supergirl hay una conexión mucho más importante de lo que parece a simple vista. Claro que esto tiene un peso especial en este capítulo donde la creación de Lex va a aprovechar la relación para amenazar a los seres queridos de su enemiga.
La batalla entre las dos se da después de que Snowbird irrumpe en la casa de Eliza Danvers. Kara no puede lidiar con los nuevos poderes de su némesis (claro que tenía que ser una versión mejorada), quien se retira tras darla por muerta. Este es el momento donde Alex termina de recuperar su memoria, y recordarnos la importancia del vínculo entre las dos hermanas adoptivas. Hasta ahí todo bien, e incluso el momento resulta un tantito emotivo, muy a pesar de ese extraño momento “Rapunzel” donde Kara vuelve a la vida absorbiendo la energía solar del pastito que la rodea. Ok, sin comentarios al respecto.
Mientras las hermanas Danvers lidian con el clon y sus propios problemas personales, Lena y Lillian siguen experimentando con los efectos del Harun-El, tratando de frenar los ataques de Olsen. Este es el menor de los problemas dentro de este episodio que también tiene tiempo para que J’onn, Brainy y Nia se infiltren en una base militar del gobierno donde los alienígenas arrestados son trasladados a quién sabe dónde para extraerles la energía de sus poderes y alimentar el nuevo y maquiavélico plan de Luthor: el proyecto Claymore.
El método que eligen para entrar en las instalaciones no surge efecto (y dale con “Star Wars” esta semana), y tanto Brainy como Dreamer son capturados por los agentes y sometidos a diferentes torturas. Querl Dox es el que peor lo pasa, ya que al tratar de evitar que lastimen a su enamorada, la insistencia del tormento causa que su sistema se descalabre, convirtiéndolo en un ser tan frío y calculador (sí, aún más) como sus ancestros más violentos. Conductas que él logró evadir hasta ahora, pero que salen a la luz cuando escapa de sus captores y traiciona a sus amigos para que estos puedan cruzar el portal junto al resto de los extraterrestres exiliados.
Un verdadero embrollo de situaciones que se van encadenando con mayor o menor sentido, pero no por ello un capítulo que se siente menos atestado y desprolijo. Al final todo se resume en el perverso plan de Lex Luthor: propiciar el ataque de Kaznia a los Estados Unidos a través de Red Daughter, pero terminar convertido en héroe a los ojos de todos tras traicionar su alianza con la potencia extrajera y matar a la supuesta Supergirl (Lexosuit incluido) frente a las cámaras del noticiero.
Esperemos que este no sea el final de la Hija Roja (me pa que sí), ya que estaríamos exigiendo que nos devuelvan nuestro dinero. Su paso por “Red Dawn” es demasiado apresurado y no tiene el peso dramático que demostró en capítulos anteriores; donde manifestó ser mucho más que una némesis bidimensional; además nos gusta mucho el acentito ruso de Melissa Benoist. El desenlace de temporada de la próxima semana nos lo dirá, aunque el match principal viene por el lado del Lex de Jon Cryer, una de las mejores adhesiones de esta entrega como el villano megalómano que andábamos necesitando.
A pesar de una temporada bastante floja, “Supergirl” nos puede entregar un final más que satisfactorio, al menos, para los estándares de The CW y sus series superheroicas.