Y así, sin comentarlo con nadie y sin llevar refuerzo alguno, Kara y Lena se toman un avioncito privado derecho hacia Kaznia con toda la intención de atrapar a Lex Luthor in fraganti. Really? Dejando el absurdo de lado y confiando en todo su girl power, las chicas aterrizan en tierra hostil y, de entrada, ya se comen un ataque que obliga a Danvers a usar sus superpoderes, evitando que su amiga descubra su verdadera identidad. Que tema el de los kryptonianos y los medios de transporte aéreos, ¿no?
En la base militar abandonada las cosas no son muy diferentes, y cuesta mucho creer que Lex haya sido tan descuidado como para dejar todas esas evidencias a la mano de cualquiera. Archivos que prueban su complicidad con la jefa de gabinete (infiltrada dentro del gobierno para proporcionarle el acceso a los alienígenas prisioneros de la D.E.O.), pruebas de laboratorio todas servidas en bandeja, y el descubrimiento de la Hija Roja, este “clon” de Supergirl, verdadera responsable del atentado a la Casa Blanca. La idea del villano está muy clara (y a la vista de todos, obvio): utilizar esta arma tan poderosa para atacar a los Estados Unidos.
Claro que también tiene un plan de reserva para no dejar ningún cabo suelto: la siempre servicial Eve Tessmacher (o varias versiones de ella), acá encargada de destruir todas las evidencias y a aquellos que intenten echar mano sobre ellas. Una manera bastante torpe para que Lena y Kara descubran la verdad de la milanesa, pero una buena excusa para que Danvers termine revelando quién es en realidad ante su amiga. Algo que no termina de pasar, obviamente, porque es mejor mantener la mentira un poco más para no herir sus sentimientos (¿?).
Lo importante de este viajecito (además de las revelaciones internas) es que Kara ahora debe lidiar con el conocimiento de esta “gemela” a la que, de entrada, no puede concebir como enemiga, ya que entiende la mala influencia de Lex y sus manipulaciones, imaginando qué hubiera pasado si ella misma no hubiese aterrizado en “la tierra de los libres y el hogar de los valientes”. Dejando las analogías de lado (Estados Unidos como los buenos, el resto del mundo como los malos), “Will The Real Miss Tessmacher Please Stand Up?” nos deja bien claro de entrada que no hay animosidad, sino empatía hacia Snowbird, este ser que no pudo elegir su destino… por ahora.
Mientras tanto en National City, las cosas se empiezan a salir de control cuando Ben Lockwood decide pasar por arriba de la autoridad de la coronel Haley y tomar las riendas de la D.E.O., en gran parte, para encontrar a la extraterrestre responsable de la muerte de su esposa y vengar el crimen, mucho más que por exigir justicia. La postura anti-extraterrestres y sus ansias de revancha se exacerban al descubrir los nuevos poderes de James Olsen, empujándolo a echar mano de los experimentos fallidos de Lena con el Harun-El.
A quien engañamos, era cuestión de tiempo para que el Agente de la Libertad adquiriera habilidades sobrehumanas y se deschavetara un poco más contra los visitantes del espacio. En este caso, lidera una redada contra un asentamiento de extraterrestres donde se encuentra la asesina fugitiva, pero decide encarcelar a todos los demás, abusando un poquito más de esa autoridad que le dio el presidente. Por suerte, James -quien sigue testeando sus poderes kryptonianos-, Dreamer, y Brainy están ahí para hacerle frente y disuadir a los agentes del FBI a que sigan sus instintos en vez de las órdenes de Lockwood. Todo muy bonito, pero nadie puede evitar que éste se inyecte con el suero y libere toda su furia superpoderosa.
Al final, se queda sin el pan y sin la torta porque su hijo George le suelta la mano tras descubrir que sólo le importa la causa y el odio, y no ocuparse de su familia. Igual, no tenemos que perderlo de vista, ya que ahora es un hombre mucho más peligroso dispuesto no sólo a acabar con los extraterrestres, sino cualquiera que se interponga en su camino.
A pocos episodios de terminar esta cuarta temporada, “Supergirl” sigue desviando la atención con temas más dramáticos y un tanto intrascendentes como la maternidad de Alex. Ojo, nos interesan los conflictos de los personajes en su vida cotidiana y el camino que van desarrollando, pero este intento de adopción fallido -una decepción difícil de encarar para cualquier padre- resulta un tanto forzado y una mera excusa para entablar una relación más cercana con Kelly, hermana de James. Está claro que la terapeuta (quien ya tiene confirmado su regreso para la próxima entrega) se va a convertir en el nuevo interés amoroso de la agente, reforzando esta idea de familia a futuro que ninguna de las dos pudo concretar en el pasado.
“Will The Real Miss Tessmacher Please Stand Up?” nos deja con un cliffhanger bastante interesante cuando Kara decide llevarle todas las pruebas incriminatorias de Luthor al mismísimo presidente. Para su sorpresa, el mandatario no parece tan impresionado, en cambio las descarta, al mismo tiempo que saca de combate a nuestra heroína. ¿Sabrá que acaba de apresar a Supergirl o sólo intenta frenar el avance de la prensa? Es obvio que el gobernante tiene varios muertos en el ropero y habrá que ver hasta dónde llega su conocimiento sobre la verdadera identidad de su cautiva.
El capítulo dejó buenos momentos de sororidad y grandes escenas de acción, pero se sigue quedando corto en comparación a entregas mejor delineadas e interesantes. Sin dudas, esta es una de las temporadas más desprolijas e inconsistentes, a pesar de la introducción de Lex Luthor, Hija Roja y las ideologías de Lockwood, los mejores aciertos de este año.