La cuarta temporada de “Supergirl” debe ser una de las más desprolijas hasta el momento. Si bien arrancó con temas contundentes y muy coyunturales, y villanos interesantes de la mano de Ben Lockwood, sus ideologías extremistas y sus seguidores; los 22 episodios por temporada le vienen pesando, más allá de un par de entregas maravillosas siempre con la intervención del nuevo Lex Luthor interpretado por Jon Cryer. “Crime and Punishment” retoma la historia después de que Snowbird hiciera estragos en Washington DC, y toda la culpa recayera en Kara, ahora convertida en traidora y enemiga número uno de los Estados Unidos.
A los ojos del mundo, y los ciudadanos de National City, Supergirl ya no es esa figura que personifica el bien y la justicia, y a pesar de ser perseguida por las autoridades, no se detiene en la lucha por encontrar a los verdaderos responsables -o sea, a Lex-, sin saber que a la larga se va a tener que enfrentar con su propio clon. Igual, todavía tiene gente que confía en ella como Alex y Lena, y junto a esta última se dirige a la prisión de la isla Striker en busca de pistas para atrapar al elusivo Luthor.
Con un poco de presión sobre el alcalde (Reese Alexander) las chicas logan acceder a la celda de Lex y todo aquello que dejó detrás, pero la búsqueda resulta un tanto infructuosa a primera vista. Ni los prisioneros se lo hacen fácil cuando piden un poco de ayuda, ni siquiera Steve Lomeli (Willie Garson) -quien supo robar y liberar documentos clasificados sobre la guerra ilegal de aviones no tripulados del Departamento de Defensa-, un hombre que persigue la verdad, pero que ya no confía en la kryptoniana.
Con un poco de astucia, Lena logra encontrar algunas pistas (que su hermanastro dejó exclusivamente para ella), y un laboratorio secreto bien escondido detrás de las paredes de la celda. Pero Lex tiene todo fríamente calculado y no quiere que sus planes sean revelados antes de tiempo, por eso envía a Otis Graves a sembrar un poco más de caos, propiciando un motín en las instalaciones y convirtiéndolo en “bomba humana” (bah, ya no tiene nada de humano) con el fin de destruir todas las evidencias.
Sin pruebas que demuestren lo contrario, Supergirl suma un nuevo crimen a su lista, quedando como la causante de la revuelta. Claro que igual se las ingenia para salvar a los presos de la segura reprimenda policial, y escapar de la situación haciéndose pasar por la periodista, justamente, heroína de Lomeli, que ahora sí accede a hablar con ella y ayudarla a entender los oscuros planes del villano.
Kara no es la única que tiene que tomar decisiones imposibles durante este episodio. Con toda la venia del presidente Baker después de lo ocurrido en la Casa Blanca, Lockwood llega con nuevas directivas para la DEO, de entrada, entregar cualquier tipo de arma que puedan usar contra Supergirl y los artilugios para contactarla. La idea es emboscarla en las mismísimas instalaciones, pero Alex va a oponer un poco de resistencia, empujando en su misión a la coronel Haley. Acá, el deber puja con la moral, entre lo que es “necesario” y lo que es “correcto”. Haley está convencida de la inocencia de la kryptoniana, pero no puede faltar a sus obligaciones.
Al final, la balanza se inclina del lado del bien, la coronel hace su parte en este asunto (o sea, miente un poquito) y Lockwood se va con las manos vacía y muchas ganas de revancha. Pero Haley no es la única que queda entre la espada y la pared, Brainiac-5 descubre que sus probabilidades matemáticas no siempre se pueden aplicar a las decisiones más difíciles del día adía, cuando decide intervenir los archivos de la DEO para evitar que el gobierno meta sus manos y dañe a otros seres del espacio exterior. Poniéndose del lado de los suyos, y a pesar de temer por las represalias si alguien se llega a enterar, el cerebrito sigue adelante con sus convicciones, sin saber que Nia ya vio algo de esas consecuencias a futuro.
No nos vamos a adelantar a los hechos y vamos a festejar estas pequeñas batallas ganadas, aunque todavía quede una guerra por delante. Otro que también decide dar un gran paso es James al admitir su estrés post traumático, tras presenciar los hechos de Washington. Gracias a su hermana Kelly consigue la ayuda profesional que necesita, pero el mismo proceso que lo está auxiliando a sanar, también está despertando ¿los poderes? del Harun-El que venían junto con la cura.
“Supergirl” tiene varios problemas entre manos y tramas que cerrar antes de que termine la temporada, pero no logra balancear todos sus temas y elecciones narrativas para lograr su cometido de forma prolija y atrapante. Igual, “Crime and Punishment” nos deja algunos grandes momentos de súper acción, como la “pelea de pasillo” en la prisión de Striker, donde Kara se enfrenta a un sinfín de reclusos al mejor estilo Daredevil, je.