Los superhéroes también tienen derecho al amor y a su Día de los Enamorados a puro corazón. Nunca mejor dicho para “Menagerie”, un episodio un tanto flojito, pero con buenos momentos e intenciones para sentar las bases de lo que se viene. Desde el comienzo, la cuarta temporada de “Supergirl” se enfocó en la discriminación, el odio y los miedos hacia los seres del espacio exterior y la convivencia con los humanos, un hecho ya no tan bien visto después de tantas amenazas y destrucción. Sobre todo por Ben Lockwood/ Agent Liberty y sus seguidores, apodados los Hijos de la Libertad.
Tras el ataque a Kara, Lockwood terminó tras las rejas, pero su mensaje pro-humanos (o anti-aliens) quedó bien marcado en la cabecita y la ideología de muchos, incluido su hijo George (Graham Verchere), quien desea seguir los pasos de papá y hacer una diferencia. Las constantes visitas a la cárcel y el aliento de su progenitor terminan haciendo mella, empujando al jovencito a tomar cartas en este asunto que quedó pendiente.
Mientras tanto, y en medio de los accidentados festejos de San Valentín, una pareja de ladrones choca a causa de un meteorito. Pamela Ferrer (Jessica Meraz) logra salir ilesa, aunque se lleva consigo algo del sitio del impacto. Desde la DEO sospechan que se trata de una criatura parasitaria gustosa de comerse el corazón de sus víctimas, un bichito parecido a una serpiente, que se fusiona y toma el control de su anfitrión. Este simbionte que nada tiene que ver con Venom -conocido como Menagerie-, se cruza en el camino de uno de los casos detectivescos de J’onn J’onzz, ahora dedicado tiempo completo a su nueva agencia de investigaciones que ayuda, más que nada, a los extraterrestres.
Kara, siempre dispuesta a dar una manito, lo auxilia en la búsqueda para un nuevo cliente, pero termina cruzando camino con la investigación de la DEO y con Alex, totalmente ignorante de que su “indefensa” hermana es Supergirl. Ventajas y desventajas de esa borrada de memoria que la ponen a salvo de los molestos interrogatorios de la coronel Lauren Haley, aunque al mismo tiempo, la hacen ver un tanto frágil ante los ojos de su hermanastra inconsciente de sus poderes.
Por ahí vienen los conflictos de este capítulo muy centrado en las relaciones personales. Finalmente, Kara entiende que debe hacerse a un lado para que Alex deje de preocuparse y siga adelante con su vida personal y sus anhelos, los cuales puso en stand by cuando comenzaron los ataques de Lockwood. Pero las hermanas no son las únicas con problemitas sentimentales ya que James y Lena están cada vez más posicionados en veredas separadas. Luthor hace lo posible para alejarse de la nefasta herencia de su hermano Lex -quien terminará haciendo acto de presencia durante la temporada-, pero también quiere hacer su aporte en esta situación desventajosa para los seres humanos cuando se trata de hacerle frente a criaturas con poderes.
Sus últimos descubrimientos para mejorar a los individuos y equilibrar la balanza terminan llamando la atención del gobierno que, obviamente, quiere militarizar la idea y convertirla en una nueva arma. Las ambiciones de Lena ganan la batalla y, tras pelearse con Olsen, acepta este nuevo emprendimiento que, sumado a la liberación de Ben Lockwood -inimputable porque las leyes humanas no aplican a los alienígenas-, no augura nada bueno para la chica de acero.
La agenda del presidente Baker (Bruce Boxleitner) no pretende ser muy inclusiva cuando se trata de seres del espacio exterior. Las acciones de George y los Hijos de la Libertad como únicos defensores de los humanos de National City acá juegan a favor con la opinión pública, sumando porotitos para el gobierno que ya no tiene que preocuparse (tanto) por los desmanes que pueda causar Lockwood.
Lo más agarrado de los pelos en “Menagerie” es la participación forzada de Nia Nal y su debut oficial como Dreamer. La chica todavía está tratando de asimilar la muerte de su mamá, el desprecio de su hermana y el hecho de que su destino es convertirse en heroína, pero acá debe saltar a la acción para ayudar a Supergirl a derrotar a la villana de turno, incluso cuando todavía no está del todo preparada. De ahí la excusa perfecta para empezar a entrenar junto a Brainiac-5 y sumarse a esta disfuncional familia de superhéroes.
La cuarta entrega de “Supergirl” tiene temas bien claros e interesantes, pero no logra encontrar el ritmo y el tono justo. Desde su regreso sólo viene manijeando con la aparición del Lex Luthor interpretado por Jon Cryer y, más aún, con el enfrentamiento de Kara y su doble proveniente de las frías tierras de Kaznia. Una trama que podemos llegar a imaginar si releemos algún cómic, pero no prever dentro del universo televisivo de The CW que toma sus propios atajos.