Hubo una época donde los juegos de deportes callejeros salían periódicamente y nos enamoraban con sus mecánicas y sus locuras. FIFA, NBA y hasta NFL tenían sus versiones “STREET” que se convirtieron en clásicos instantáneos. Pero casi que de un día para el otro dejaron de salir y hemos tenido varios intentos de revivir esa movida bastante arcade con resultados medianamente decepcionantes. NBA Playgrounds, el modo Volta de FIFA y hasta alguna reversión de NFL Blitz no dejaron satisfechos a muchos usuarios que siguen nostálgicos por ese género que brilló en PS2. En ese contexto la gente de SFL Interactive nos trae Street Power Football, un juego que intenta mostrar la cultura del freestyle futbolero pero que termina errando todos los goles, caños y gambetas.
Lo primero que nos va a llamar la atención para mal es su presentación. De por sí a nivel técnico no es para nada agraciado, pero sobre todo la estética general de Street Power Football (SPF de ahora en más) es grotesca, anticuada, desproporcionada y poco trabajada. Desde los menús, la interfaz, las fuentes y los carteles de tutorial, pasando por las caras, los cuerpos y las dimensiones de los personajes, nada es muy agradable a los ojos. Para colmo los personajes van a estar “clippeando” constantemente entre ellos, atravesándose como si fueran fantasmas. Ni la física de los personajes ni de la pelota tiene sentido alguno, siendo bastante inestable y cambiando cuando se le da la gana.
Sus modos de juego son escasos e incluso cuando alguno es medianamente original, su ejecución es muy pobre. Todos ellos son presentados por la cara de SPF, Sean Garnier, uno de los freestylers de fútbol más conocidos del mundo. Con un croma de peor calidad que muchos streamers amateur, él nos irá contando cómo jugar estos modos en un intento de juego FMV que es más vergonzoso que otra cosa. Si bien cada tanto da la sensación de ser un juego de Sega CD y eso a alguno le podrá sacar una sonrisa, no creo que haya una intención real para que se sienta como un FMV de vieja escuela. Más bien es otro de los tantos detalles que evidencian una falta de presupuesto pero, sobre todo, una falta de inteligencia para explotar lo más posible los escasos recursos con los que contó el estudio.
Sean Garnier será también nuestra guía en lo que es un modo historia que ni siquiera sé si merece ser llamado de esa manera. “Become King” es el nombre de una “campaña” en la que simplemente vamos a ir de desafío en desafío jugando en los distintos modos y en distintas locaciones. No vamos a crearnos un personaje, no vamos a escalar en los rankings, no vamos a competir por ninguna copa ficticia para ser los reyes de la calle futbolera. Simplemente vamos a ir de partido en partido sin contexto alguno cumpliendo algunos desafíos cuya dificultad tiene saltos bastante desiguales.
En ese modo historia (y en el resto del juego) vamos a tener cuatro modos de juego: Street Power, Freestyle, Panna y Trick Shot. Street Power son partidos tradicionales de 1, 2 o 3 jugadores por equipo donde tendremos que hacer cinco goles. El problema es que nada es del todo preciso ni se entiende bien porqué sucede; los pases nunca van a donde queremos, el movimiento del personaje es sumamente tosco, sólo podemos esprintar en una dirección al mismo tiempo, poder sacar la pelota en teoría depende de si la está protegiendo o no nuestro rival pero siempre parece aleatorio, la cámara está demasiado al ras del piso, entre muchos otros pequeños factores que hacen que la experiencia de juego sea bastante desprolija.
Pero uno de los principales problemas con SPF es que los trucos que nosotros queremos hacer no requieren ningún tipo de habilidad. Simplemente con apretar un botón (el cuadrado en PS4, donde fue realizado este análisis) nuestro jugador va a realizar la gambeta especial que desee sin demasiada lógica o control. Si apretamos L2+cuadrado, vamos a realizar un movimiento aéreo que suele ser bastante alocado y que desafía las leyes de la física. No hay estrategia, no hay habilidad, no hay precisión, no hay que ser cerebral para nada; todo va en piloto automático y no es muy satisfactorio. Además vamos a contar con ataques especiales una vez que se llene una barra, lo cual nos va a garantizar un gol la mayoría de las veces. Lamentablemente esos ataques especiales son contados con los dedos de una mano y son totalmente ridículos en el peor de los sentidos (aquel en el que uno siente más vergüenza ajena que risa).
Otro de los modos tiene que ver con un intento de combinar algo rítmico y musical con el fútbol. En Freestyle nuestro objetivo es apretar una cierta secuencia de botones en el momento indicado. Tenemos una canción sonando de fondo y un metrónomo que nos determina cuándo es el momento adecuado para apretar los botones. La idea es buena, el resultado claramente no. No sólo es confuso por demás, sino que nunca nos da el tiempo adecuado para realizar los movimientos necesarios en el momento preciso. Y hablando de precisión, es imposible tenerla a la hora de ejecutar los comandos necesarios; es demasiado sensible a la hora de apretar ciertas combinaciones con los sticks o los botones. El listado de canciones disponibles es muy limitado y más allá de un par de temas licenciados, la mayoría son creados para el juego y dejan mucho que desear.
Tirar caños es algo divino en el fútbol y cuando sucede es un momento emocionante donde un jugador deja en ridículo a otro. La misma intención está en este modo de juego 1vs1 donde nuestro objetivo es aguantar la pelota hasta que se cargue una barra y poder apretar el botón de triángulo para que se active un minijuego que, si lo hacemos bien, nos hará tirar un caño automáticamente y sumar dos puntos; el primero que llega a 5 puntos gana. En este modo llamado Panna aparecen los mismos problemas que en el resto del juego con controles imprecisos y con una inteligencia artificial que no va a ejecutar bien ningún comando del minijuego, ni aunque su vida dependiera de eso.
Por último tenemos un modo llamado Trick Shot que es tanto el que más me gustó, como el que más ira despertó en mí. Básicamente vamos a ir de un punto a otro de una arena, tratando de derribar ciertos objetos al pegarles con nuestra pelota. Una vez que derribamos tres, pasamos a otra sección. Vamos a tener que ajustar altura, potencia y comba, lo cual va a afectar nuestra puntuación final. A comparación del resto del juego, el grado de precisión que hay que tener en este modo es elevadísimo, al punto de haber diferencias milimétricas entre pegarle a una botellita o no. Es el modo con más potencial pero no sólo es sumamente frustrante, sino que cada escenario va a proponer la misma disposición y selección de objetos a derribar cada vez que lo juguemos; nunca cambia. No se genera de manera aleatoria, no hay modificadores ni tampoco creatividad a la hora de proponernos romper algún elemento o rebotar en lugares específicos.
Hay muy pocas razones por las cuales poder recomendar Street Power Football. Ni la estética, ni las mecánicas, ni los modos, ni los diseños de los personajes, ni la customización de los mismos… nada realmente se destaca. Los escenarios quizás son lo más rescatable con algunos medianamente alocados como una Copenhagen navideña y una Seoul con bastante neón, pero no mucho más que eso. Ni siquiera podría llegar a recomendarlo si se mueren de ganas por volver a jugar un FIFA Street porque no es representativo de esa experiencia en lo absoluto; los modos que trae a veces son originales, pero todos tienen fallas. ¿Lo peor? SPF está disponible a un precio de 50 dólares (o $1300 pesos en Steam). En el contexto en el que vivimos hoy por hoy, es imposible no tener el costo de un juego en consideración a la hora de hacer una evaluación final, menos cuando la oferta de excelentes juegos es tan amplia y a precios mucho menores que este.
Se entiende que es un estudio chico, con poca experiencia y de un publicador que no es de los grandes. A la vez tiene el sponsoreo por todos lados de una de las bebidas energizantes más importantes del mundo. Juegos con poco presupuesto abundan, pero también son frecuentes aquellos que saben hacer mucho con muy poco. Street Power Football desperdicia una gran oportunidad de revivir un estilo de juegos de fútbol que todavía no puede tener su gran renacer. Habrá que seguir esperando.